Diciembre 16, 2017.
LUIS ÁNGEL POV:
Mis amigas tomaron por sorpresa la noticia de mi postulación a la guardia de Oridia. Patricia y Daniela no lo podían creer. Fernanda, pese a que externamente no manifestaba alguna emoción frente a mí, a escondidas estaba igual de sorprendida que las demás.
—Estoy sumamente confundida. ¿Cómo lograste que Ravenna te dejara postular siendo apenas un novato? —preguntó Patricia mientras salíamos al campo.
—Soy muy persuasivo cuando me lo propongo —solté de forma arrogante.
—Eso explica el porqué ayer estuvo con una cara de poto durante la cena —concluyó ella— ¿Sabes cómo será la prueba, cierto?
—No, para nada —suspiré un tanto nervioso.
—¿Alguna vez has estado en una pista de obstáculos?
—Sí —respondí evocando en mi memoria aquella vez en la que descubrí mi habilidad natural mientras luchaba por ganar el primer lugar.
—Bueno, eso es un juego de bebés comparado con lo que se viene —insinuó.
—¿A qué te refieres? —pregunté un poquito ansioso.
—Ya lo verás —pronunció con voz misteriosa— Solo te adelantaré que los primeros diez competidores son los que entran en la guardia.
Al salir del edificio “A” fuimos recibido por una muchedumbre de alumnos.
—¡Guau! Hay demasiada gente aquí —exclamó Daniela.
—Mucha —repitió ahora Patricia— Nunca había visto a tantos alumnos viendo la prueba.
—¿Será que hay alguien en especial a quien quieren ver? —insinuó Daniela refiriéndose a mí.
Nos abrimos paso entre la multitud para llegar a la arena de combate, lugar en donde se haría las pruebas.
—Esto es inaudito, ¿cuántos alumnos se están postulando? Son demasiados —expresó una chica a nuestro lado.
—Creo que lo hacen porque el novato está postulando al equipo —le contestó su compañero de al lado.
—«Con que no hay que llamar la atención» —me molestó Daniela.
—Bien, creo que hasta aquí llegamos. Tú debes ir con el resto de los postulantes a la arena —indicó Patricia— Éxitos, estoy segura de que lo harás bien.
—Gracias.
Daniela se acercó a mí y me abrazó con mucha fuerza.
—Te irá de maravillas, confía en ti.
—Siempre lo hago, tonta.
Era el turno de Fernanda. No esperaba nada de ella, pero esta vez me tomó por sorpresa, pues no solo me aprisionó en un caluroso abrazo, sino que también me dejó un beso en la mejilla.
—A por todo —me dijo tomándome de las manos y guiñándome un ojo.
Respondí con una gran sonrisa de oreja a oreja. Me sentía feliz porque vuelve a hablarme completamente. Dejamos los resentimientos atrás y priorizamos nuestra amistad.
Iba a responder, pero alguien me tomó por el brazo y me apartó de mis amigas.
—¡Ey! ¿Qué te pasa? —era Erick, quien me tomaba del brazo.
—Ravenna quiere hablar contigo —soltó señalando con su dedo hacia una mesa que estaba bajo un toldo que se había armado del otro lado de la arena.
—¿Te dijo sobre qué?
No contestó, me ignoró y se fue hacia otro lado. Parece que aún seguía molesto por lo de ayer. Que rencoroso. Me da igual. Fui hacia donde se erigía la zona VIP. En ella se encontraban Ravenna, Nerissa y el rubio de la otra vez, Lukas.
—¿Me estabas buscando?
—Sí. Te llamé para explicarte las reglas de cómo acceder a la guardia —contestó ella quitándose los lentes de sol que llevaba puestos. No era para menos, hoy nuestro dador de energía térmica había salido con mucha intensidad a darnos luz, o peor aún: cáncer a la piel.
—Una amiga ya me dijo cómo es esto —dije refiriéndome a Patricia— Los diez primeros que completen el desafío entran a la guardia de Oridia.
Ravenna deslizó una sonrisa malévola, como quien trama algo sucio.
—Sí y no —la miré confundido— Usualmente son los diez primeros quienes entran a la guardia, pero por ser tú, si quieres ingresar al equipo no solo vas a tener que estar dentro del grupo de los diez, sino que vas a tener que completarlo en el primer lugar.
—¡¿Qué?! —exclamé sorprendido— Eso no es parte de las reglas —me quejé.
—¿Acaso te refieres a las mismas reglas que flexibilizamos para que pudieras competir? Si vamos a romperlas, ¿por qué no hacerlo completamente? —la miré estupefacto. Busqué la mirada de Nerissa para que dijera algo, pero se mantuvo callada— ¿Quieres competir para entrar a la guardia de Oridia? Bien, lo harás, pero bajo mis reglas. Veremos si lo que te motiva realmente a participar es integrarte a la escuela.
Cerré mis puños y tensé la mandíbula en señal de cólera: me puso la valla mucho más alta. Está bien, si así lo quiere ella, tendrá un gran espectáculo.
Con una falsa sonrisa esbocé un sí, acepto. Pese a que detestaba la idea de ponerle más trabas a la prueba, no me quedaba de otra si quería seguir compitiendo.