POV ELISA
Este contrato era el colmo.
El dolor de cabeza que había tenido desde la mañana no paraba de bombardearme. Mi día no había comenzado bien. Me había levantado tarde ya que justo hoy mi alarma decidió irse de vacaciones y con el apuro no pude ni peinarme decentemente. Y luego, cuando creía que todo podría mejorar porque llegaría casi a tiempo, mi carro se quedó sin gasolina en plena avenida a hora punta. Por lo que tuve que correr a un grifo cercano para comprar la gasolina.
Por eso, ahora estoy sudorosa y con el cabello de una loca.
Pero, lo que estaba leyendo estaba llevando mi día de porquería a otro nivel: el desastre total
Las cláusulas del contrato solo me generaban ansiedad y angustia porque no podía escapar de esto y me hacía querer ahorcar al hombre frente a mi.
Primero, al firmar este contrato, se está pactando un contrato de confidencialidad entre las partes involucradas sobre lo ocurrido el día de la fiesta y lo posterior a eso.
Segundo, esta pesadilla duraría 3 años y teníamos que vivir en su casa juntos. TRES MALDITOS AÑOS, que tortura.
Tercero, durante el matrimonio, ninguna de las partes le puede ser infiel a la otra. Bueno, en esta estaba de acuerdo, no quería pasar de zorra a ser cornuda.
El cuarto y quinto hablaba sobre un matrimonio con bienes separados, lo cual no me molestaba ni me interesaba tanto, ya que no quería ni un centavo de su dinero.
Pero, los dos siguientes puntos si eran una barbaridad.
“Como todos los matrimonios, este deberá consumarse y también engendrar hijos”
“La custodia de los hijos engendrados pasará a su padre y su madre podrá visitarlos cuando desee”
Osea, me estaban quitando MI derecho sobre mis futuros hijos con él. Como si quisiera tenerlos con él. No. Le había dejado ganar con el contrato, pero esto sí que no.
- No voy a firmar esta porquería - lo miraba fijamente a los ojos mostrándole mi malestar - Esto… va en contra de mis derechos.
- ¿Qué cosa? - se hizo el desentendido Carson
- No voy a tener hijos contigo y no te voy a dar la custodia absoluta de ellos - dije colérica.
- Ah, eso. Supongo que París, puso lo elemental en este tipo de contratos - Maldito París. Espera un segundo, el París de la fiesta. ¿El abogado amigable? Te me caíste bro.- Puedes tachar esa cláusula de la custodia, lo demás está bien.
Aguanta tu carro
- No voy a tener sexo contigo, Carson.
- Bueno, es un matrimonio - dijo con una sonrisa coqueta, mientras se levantaba de su asiento - Debe verse creíble ¿no crees?
No sé en qué momento me paré yo también, pero lo sentía a espaldas mía. Podía sentir el aroma varonil de aquellos perfumes que te hacen correr inmediatamente. El calor abrasador de su cuerpo me indicaba lo cerca que estaba de mí y el aliento en mi nuca me confirmaba lo anterior.
Con toda la fuerza que pude reunir de mi interior, evite voltearme. Y con la voz más estable y fuerte posible, dije - No creo que sea necesario. La gente no se te va meter a tu casa a escuchar tus puercadas.
Escuché una ronca risa a mi espalda y luego se alejó.
- Entonces, la tercera cláusula también se anula - dijo tranquilamente mientras regresaba a su asiento - Buscaré lo que no puedo encontrar en mi hogar
Maldito necesitado.
- Bien pues
- De todas maneras, esa cláusula es imperativa, así que no se va - Listo lo voy a matar - Apurate, firma que no tenemos tiempo.
Con rabia me volteé a negociar - Sale alguna revista exponiendo tus infidelidades y te juro que expongo todo.
Mi amenaza logró afectar una pequeña vena en su cuello. Su mandíbula tensa me daba a entender que di en el clavo. Pero, hizo acopio de toda su paciencia para responder.
- Está bien, querida - y estiró la mano para cerrar el trato.
Y así fue como apreté su mano para dar inicio a mi nueva vida.
Y, bueno también lo firmé