Después de salir adelante no volví a cegarme por un chico, guardé mi corazón solo para mí, no quise sentir más, logré suprimir mis sentimientos, a tal punto de que me vi incapaz de sentir de verdad, fue un gran error, porque lo logré, no podía sentir emoción, alegría, miedo, sorpresa, rabia, mucho menos amor, dejé de sentir tanto, que ni siquiera logré conservar el amor que me tenía a mí misma, se fue con los demás sentimientos y sí me mostraba fuerte, era por la pizca de orgullo que quedó en mí, no me permitía verme débil ante las personas, porque ellas no necesitaban saber que me estaba dañando a mí misma por dentro, aunque en el fondo siempre supe que mi apariencia me delataba. Irónicamente la única emoción que algunas veces sentía, era tristeza, pero no quedaba mucha, también estaba desapareciendo, era un cascaron vacío sin capacidad de sentir, pero me gustaba ser así... la mayoría de las veces. Con todo eso no tenía metas en mi vida, no sabía para que había venido a este mundo, ni porqué, sólo sabía que lo dejaría más pronto que tarde, porque la vida es así de efímera, solo me dolía mi mamá, porque era quien me amaba incondicionalmente y yo sólo era una chica rebelde sin interés por literalmente nada.