Cap. 5 Engordar hasta la felicidad

Ha pasado un siglo desde la boda más interesante en el Inframundo. La boda de Bellzebub y Liv.

Bellzebub no solo es el príncipe de las tinieblas, sino ahora es también un gran empresario. Cada día, su empresa hace más de mil contratos con los mortales. Políticos que buscan deshacerse de piedras en el camino, amantes celosos y criminales que buscan protección, son solo algunos de los que sellan contratos de sangre en su empresa.

Así de simple, muchos están dispuestos a dar sus almas.

Gracias a esa nueva empresa que lleva aproximadamente medio siglo, Liv puede ir y venir del Inframundo al mundo humano sin problemas con la excusa de visitar a "BB" una forma muy acaramelada en la que llama a Bellzebub.

El pobre demonio no está a favor de esto ¿Pero qué puede hacer contra la persona que técnicamente lo arrastró al altar?

Ella siempre trae comida no comestible y expone descaradamente sus piernas en la empresa cuando Bellzebub tiene claras instrucciones de etiqueta.

Hoy era uno de esos días en los que traía comida. Emocionada, puso el traste plástico sobre su escritorio. Y Bellzebub, con su inexpresivo rostro, aceptando su destino sin pelear.

—BB ¿Qué tal está? — preguntó ella cuando una cucharada de su tofu de araña llegó a la boca de Bellzebub.

Él asintió en aprobación y se metió otra a la boca sin muchas ganas.

Liv sonrió complacida, pero apenas giró un poco el rostro, Bellzebub, con la velocidad de un rayo escupió la comida en su boca y la lanzó por la ventana junto con el resto de ella.

Para cuándo Liv regreso la mirada, el recipiente estaba limpio.

—¿Cómo estuvo, BB? — preguntó ella con emoción.

— Muy bueno. Me lo termine en un suspiro — contestó él sin darle importancia.

— Me hace feliz que te guste. Pero ... Tsk, Estás tan flaco. ¡qué bueno que traje doble porción! — al momento que dijo lo segundo, un recipiente aún más grande golpeó contra el escritorio.

Los ojos de Bellzebub estaban completamente abiertos por la sorpresa, ¡Ella jamás trae doble porción!

Sin embargo, cuando miro el rostro admirablemente siniestro de ella. Era como ver una sonrisa maquiavélica en un osito cariñosito.

¡Ella ya lo sabía! ¡Sabía que tiraba la comida!

Bellzebub extrañamente sintió un frío recorrer su cuerpo y tragó saliva.

— Tsk. Me preocupa tanto tú salud. Desde ahora, yo, no solo voy a monitorear tus comidas de la mañana. Sino las cinco comidas del día. Todas las voy a hacer yo y ....— de repente se recargo sobre el escritorio, a pocos milímetros del rostro de él. — todos tendrán un extra de mi amor — dijo.

Después regresó a su habitual actitud dulce y dijo con una sonrisa: — Come —.

Luego de ese día, todo lo que comía Bellzebub era preparado por ella. Estaba tan monitoreado que nunca le faltó comida en su estómago porque siempre tenía snacks hechos por Liv.

Sorprendentemente, se volvió adicto a esa comida nada apetitosa y pronto subió unas tallas. ¡De la nada ya no le cerraban los pantalones y una papada se asomaba!

— Deja de darme tanta comida. Me haré gordo como una pelota — se quejó él. — Nadie confía en los gordos, necesito cuidar mi imagen.

— Ese es el plan. Te engordare hasta que seas asqueroso y nada atractivo, solo así nadie te querrá y serás completamente mío —.

— ¡Estás loca! — se quejó él al enterarse de su plan.

— Pues, era eso o encerrarte hasta que seas viejo y nadie te quiera, solamente yo—.

Bellzebub la miró confundido.

"¿Qué clase de lógica de mierda es esa?" Pensó.

Naturalmente, Bellzebub dejó de comer tanto por miedo a engordar.

Y por las noches, tenía que sellar su boca muy bien, sino 'alguien' metería comida molida a su boca mientras dormía para que siguiese comiendo esa excesiva grasa con tónicos adictivos. Qué era lo que Liv le estuvo dando todo el tiempo.

"— Engorda un poco más para que mami se sienta segura en su matrimonio eterno—" solía decir mientras metía comida dentro de su boca antes de que se diera cuenta.