Las diez mentiras

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Hey! Siento la tardanza en actualizar, he estado muy liada con la uni y nuevos proyectos :D

Quería avisaros de unas cuantas cosas antes de que sigáis leyendo:

-Estoy participando en varios concursos y mi historia ''órdenes y desordenes'' ha ganado un par de premios en los GoD Awards :D

-Tengo facebook y twitter (solo debéis buscar mi nombre o pedir el link en los comentarios).

-Estoy escribiendo un omegaverse (se llamará ''Omega ladrador, poco mordedor'')

 

Si el tiempo se midiese en función del dinero que tengo, estaríamos en años antes de cristo. Si fuese con la esperanza pasaría algo similar.

Sentado sobre la piedra, con los colores brillantes repasando mis marcados (demasiado) contornos, siento que no tengo nada que esperar ya del mundo; sin embargo, parece que esta navidad sí tendré regalo.

Veo su figura chata pero delgada, embotada en ropas extravagantes y alarmantes; ojos grandes y verdes como enredaderas que atrapan mi alma y… una sonrisa de nieve que detrás oculta una oscuridad incierta. Siento la tentación de levantarme a abrazarlo o algo parecido, pero no tengo fuerzas para moverme y cuando lo intento él ya se ha sentado a mi lado, como pasó un año atrás.

Un año, un maldito año. No sé por qué, pero me alegro tanto de verle que doy gracias a Dios por enviármelo, incluso cuando estoy convencido de que esa ha sido tarea del diablo.

—Pensé que no… volverías. —mi voz se corta unos segundos. Me duele la garganta el nudo tira hondo hundiéndose en mí y siento un vacío doloroso en el pecho y el estómago.

Él se percata de mi angustia, lo sé por su mirada divertida cuando me falla la dicción, pero la ignora y solo actúa como si nada.

—Lo bueno se hace esperar ¿no? —ríe entonces y coloca su mano en mi hombro de esa forma tan característica que tiene.

Me da un apretón y la retira con una liviana caricia. En este punto no sé si me recuerda a las garras de un ave carroñera o al abrazo de un ángel.

—¿Cómo es que no has venido en todo este tiempo? —pregunto sin temer parecer desesperado. Ya me da igual, con él da igual; no necesito aparentar y tampoco puedo: ve a través de mí.

No le preguntaré cómo ha sabido que me hallaría aquí de nuevo esta navidad o dónde ha estado. Sé que no me responderá, pero al menos me gustaría saber el motivo de mi agónica espera.

—Oh, yo siempre he estado ahí- se burla pinchando con su índice mi pecho. Intento reír su broma, pero me siento ansioso.

Maldición. No es divertido, es verdad; aunque no del todo, quizá él no ha permanecido en mi corazón, porque allí solo está la fe (o eso espero), pero sí en mi piel y en mi cerebro; acechando entre dobleces para colarse en cada sinapsis.

—Y hablando de estar, mira quién está aquí de nuevo.

Ahogué una arcada cuando las dos mujeres se besaron y su hija solo las miro sonriendo, como si eso estuviera bien. Repentinamente me invadió el recuerdo de mi primer beso y evité mirar al culpable de ello.

Tal vez aquella aberración no estaba bien, pero se sentía bien. Correcto es la palabra. Se supone que los homosexuales están influenciados por Satán, pero ¿Por qué se siente uno tan libre, tan dueño de sí mismo?

—Parece que algunas cosas nunca cambian… —me lamento, viendo como tras pedir más platos de los que les cabe en el estómago, consienten que la pequeña juegue con el pan y las patatas que les han traído por la espera.

Veo comida caer al suelo y pienso que, cuando se vayan, probablemente acabaré recogiéndola como si fuera un billete de lotería premiado.

Me pregunto en qué pensaba Dios cuando creó a ricos y pobre y, a los primeros, le dio tanta maldad como dinero mientras que a los segundos solo nos quedó el aguante y la fe. Pero no debo cuestionarme estas cosas; el señor es sabio y su lógica, seguro muy sofisticada y trascendente, está lejos de mi alcance.

—Eso parece… ¿Y tus cosas? ¿Has cambiado o sigues igual? —pregunta sacándome de mis pensamientos y dando con su dardo donde más duele.

Hacerme pensar sobre mi realidad debe estar considerado tortura.

—Yo diría que han cambiado, al menos tu aspecto lo ha hecho. —se mofa tomando mi lánguida muñeca y zarandeándola.



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En el texto hay: religion, gay homosexuales lgbt, cristianismo

Editado: 20.12.2018

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