Mi cuerpo recuerda tus manos
como caricias del viento en mi piel
calentando con tu roce tranquilo
cual sólo al atardecer.
Tus ojos como lagos azules
convirtiéndome en un sediento de tí,
bebé de tus expresiones
sobretodo si eres feliz.
Y cuando creo que te olvido
vuelves a mi,
provocandome sensaciones
y haciéndome sonreír.