Las Extrañas Historias de una Joven Hechicera.

A Strange Tale 3 - Capítulo IV

Rebecca observaba a las tres puertas que tenía frente a ella y como cada una plasmaba diferentes símbolos, similares al del ventanal del santuario. A sus espaldas conversaban el Doctor Strange y Wong a quienes parecía no oír.

—¡Keller! —al fin percibió.

Ella parpadeó tranquila y se dio la media vuelta.

—¿Sí?

Strange rodó los ojos y resopló cansado mientras que Wong dejaba a relucir su seriedad. La joven volvió a parpadear, fuera lo que estuviesen hablando no había puesto atención.

—¿Oíste lo que te dijimos? —ella negó. El hechicero supremo volvió a rodar sus ojos—. Dile tú —pidió, mirando a su amigo.

Wong asentó y dio unos cuantos pasos para quedar frente a Rebecca.

—Creo que la primera lección que debes considerar es siempre poner atención.

—Lo siento, es solo que me llamó la atención los símbolos de las puertas.

—Oh, los sellos de los demás santuarios.

—¿Demás santuarios?

—Existen tres santuarios con sellos protectores para defender a la tierra. Uno es este, esa que vez ahí —dijo, apuntando a la primera puerta—, conduce al santuario de Hong Kong. La siguiente a Londres y la última nos lleva a Kamar-Taj.

—¡Vaya! —exclamó admirada—. Desconocía ese detalle, pensé que nada más era aquí en Greenwich Village.

—Felicidades, tu primer aprendizaje del día de hoy —mencionó Strange con una falsa sonrisa.

Rebecca y Wong llevaron sus miradas y ceños fruncidos hacía él. Notando como ambos le juzgaban, el hechicero se acercó a ambos y prestó atención en la joven, quien, a pesar de ignorar esos ojos, algo dentro de él se partía.

—Hoy es el día —dejó escapar a voz baja, aun así, lo escucharon—. Hoy vas a Kamar-Taj —continuó, detonando firmeza en su voz.

—Así es. Kamar-Taj.

Strange juntaba poco a poco su entrecejo y apretó sus labios, quería mencionar todo lo que por su cabeza pasaba, pero le era complicado. Alzó su mano y la colocó sobre el hombro de Becky para palmearle suavemente.

«Solo eres una niña» pensó. Descansó su rostro y bajó su mano, viendo lo más serio posible a aquella jovencita.

Rebecca estimó la acción que el Doctor Strange había realizado, aunque por un momento se halló confundida, y al notar como este escondía sus emociones, una ligera sonrisa se reflejó en su rostro.

—No se preocupe, ya no lo soy —dijo. La confusión cubrió el rostro de Stephen y sacudió ligeramente su cabeza, ignorando lo que había sucedido.

—Bien, es hora —interrumpió Wong.

Sin nada más que ambos pudieran decirse, se acercaron e iniciaron su camino a Kamar-Taj. La puerta se abrió, un pequeño pasillo les recibió y Wong fue el primero en entrar mientras que Strange continuó detrás de él. Fascinada por lo que veía, Rebecca paró su andar y analizó al marco de la entrada, y sintiendo a la curiosidad sobre ella, pasó rápido su mano entre donde ella estaba y lo que continuaba después de entrar. Sin que nada sucediese, Becky dio un largo paso y cruzó el umbral. Una larga sonrisa apareció en su rostro y luego dio un paso hacia atrás.

—Nueva York —dijo, y volvió a entrar—. Kamar-Taj —leves risas llegaron y repitió su acto—. Nueva York, Kamar-Taj, Nueva York, Kamar-Taj...

—¡Keller! —vociferó el Doctor Strange.

La joven se estremeció e impulsó sus pasos para acercarse a ambos hechiceros. Llegando con ellos, Becky apreció a una joven mujer de piel clara, complexión delgada y poseía una cabellera oscura con ciertos toques rubios que llegaba hasta casi la mitad de su cuello, pero con un final algo despuntado. Su vestimenta era similar a la de sus amigos. Sus ojos color ocre se iluminaron y a su vez una cálida sonrisa aparecía en su rostro.

—Maestro Strange, maestro Wong —saludó.

Ambos hechiceros cabecearon a modo de responder a su saludo.

—Karuna, por favor, es Doctor —pidió.

—¡Oh! —exclamó algo apenada—. Lo lamento, Doctor Strange, es solo que...

—Lo sé —interrumpió mientras hacía un leve movimiento con su mano—. Lo sé. Karuna, te hemos llamado para presentarte a la nueva aprendiz —dijo, mientras todos movían sus miradas hacia la joven quien, alzó su mano y saludó un tanto nerviosa—. Ella es Rebecca.

—Me alegra conocerte, Rebecca. Como habrás oído, mi nombre es Karuna.

—Mucho gusto —respondió a voz baja.

—Karuna será tu guía y maestra en Kamar-Taj —mencionó Wong.

—Es correcto —continuó Strange—. De momento, serás considerada una novata. Karuna estará para apoyarte en las bases básicas de las artes místicas y, una vez nos demuestres lo que has progresado, continuarás tus estudios con nosotros.

—Está bien —respondió Becky, moviendo su cabeza de arriba hacia abajo.

—Bien —suspiró el Doctor—. Bienvenida, Keller.

Ella apretó sus labios y movió su cabeza rápidamente, dio unos cuantos pasos y se acercó a Karuna. Dio una media vuelta y miró a ambos hombres. Wong cabeceó tranquilo mientras que una mezcla de emociones surgía en el rostro del Doctor Strange. Becky sintió unas manos sobre sus hombros, miró a su futura maestra quien le sonreía.

—Vamos, te llevaré a tu habitación.

La joven se dejó guiar por ella y dando varios pasos percibió que pronto dejarían esa habitación. Movió un poco su cabeza y miró por última vez a ellos dos. Alzó su mano y se despidió con una sonrisa, observando como Wong respondía solo con el levantar de su mano y Strange se mantenía inconmovible, logrando controlar el aflorar de sus emociones. La imagen de ambos desapareció y fue recibida por unas desconocidas paredes y pisos.

Becky sintió una rara sensación brotar en su vientre, era el de cientos de revoloteos, como si de miles de mariposas escaparan de sus capullos y comenzaran su vuelo. Karuna notó como ella llevaba sus manos a aquella parte de su cuerpo y sus ojos parpadeaban sin parar.

—¿Sucede algo?

Ella le miró y negó.



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Editado: 23.05.2022

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