"Brooklyn II"

Después de haber regresado del Parque Central, al día siguiente amanecí casi chueca, me dolía todo el cuerpo, estuve prácticamente entumecida 3 días, por lo que no pude volver al parque, tenía ganas de volver para encontrarme con Liam pero que se le va hacer...
Hoy desafortunadamente es el día en que conoceré la prisión en que estaré por 3 años, digo "escuela".

—¡Brooklyn! ¡Despierta! —exclamó mi mamá agitando su mano enfrente de mis ojos que estaban perdidos en la nada

Sacudí repentinamente mi cabeza, por fin entrando a la realidad.

—Lo siento ma, estaba pensando sola acerca de como sobrevivir en la prisión... —expliqué en voz baja

—¿Pensando en que? — preguntó mi madre confundida

—¡Nada mamá! Ya se me hace tarde, mejor me apuro a desayunar

—Ten mucho cuidado cuando vayas en bicicleta la escuela hija, estate siempre alerta. También puedo llevarte a pie si quieres.

—Estaré bien mamá, no te preocupes demasiado, esta a solo diez minutos en bici.

—Bueno ya te dije, por favor ten cuidado, somos nuevos en el barrio, trata de ser amable —dijo mi madre con una sonrisa leve dejándome mi mochila atrás de mi silla

—¡Siempre lo soy! —grité indignada comiendo mi último bocado

—Si, si, hija. Será mejor que ya te vayas yendo.

En ese momento cheque mi celular y vi que iba a llegar tarde, tome mis cosas, di gracias a Dios y me fui al garaje por la bicicleta.

Trate de apresurarme pero aún sentía un dolor punzante en mis rodillas, todo por llegar a lo que será mi tortura los próximos 3 años si Dios lo permite.
No debería ser tan pesimista pero aún no puedo superar mis traumas escolares...No es fácil fingir que no me importa lo que digan o piensen de mí. Decir que soy antisocial es extremo, no lo soy, simplemente no logro conectar con la gente.
Tener que fingir ser alguien que no soy, es una pesadilla que no acaba, ponerme siempre la misma máscara me agota emocionalmente, esto es algo que oculto a mis padres por mi bien, no tengo el valor de decírselos.
Pensar así me pone de malas, solo me concentrare en no sobresalir es todo, llevarme bien con algunos y no llamar la atención.

Al fin después de un poco de sufrimiento muscular llegue a la escuela, deje mi bicicleta estacionada a un lado de la entrada con un seguro y entre nerviosa.

La entrada era muy grande, habían muchos chicos yendo de un lado a otro, retrocedí un poco antes de entrar pero tomé el valor, dentro parecía un museo, el techo era muy alto, habían casilleros por los 2 lados, el piso era brillante y se podía escuchar el sonar de los tenis sobre el suelo. Todo estaba muy activo, risas, charlas, susurros se podían escuchar mientras más me adentraba.

El pasillo no era muy estrecho, había espacio para caminar pero creo que era hora pico, porque constantemente la gente se disculpaba cuando chocaban conmigo, no me molestaba pero...¿Acaso los australianos son gigantes? O ¿Yo soy muy bajita? Siempre tenía que mirar hacia arriba para verlos. Para bien o mal, logre llegar al patio de la escuela, era demasiado grande, tenía una zona verde y una donde habían mesas de piedra junto con sombrillas y sillas, para rematar había una cafetería donde podías adquirir tu comida si no pudiste traer tu almuerzo.
Era demasiado bueno para ser verdad pero me dolían mis piernas así que no podía ser un sueño, viéndolo bien no me molestaría estar aquí durante 3 años, tengo toda esta zona para estar leyendo o simplemente estar sola.
Pero la campana me anuncio que ya la primera clase había empezado, me apresure a checar bien mi salón, gracias a que traje mi celular pude ubicar el aula. La clase fue bastante introductoria, nada especial. Solo nos presentamos y algunos se pusieron a hablar de sus vacaciones, yo me limite a presentarme y decir de donde venía. Al parecer la gente no tenía ningún interés particular en mí lo cual fue un alivio.

Conforme iba conociendo la escuela, notaba que habían varios grupos, al parecer tienes que encontrar el grupo con el que más te identifiques.

No tener un grupo ¿haría que sobresaliera? Sería mejor si consigo entrar a alguno con el que me junte debes en cuanto pero ¿cual? No veo ninguno...

—¿Eres nueva? —dijo una voz femenina detrás de mí

Me giré para ver quien era y vaya sorpresa, era una chica casi de mi estatura, muy bien arreglada, tenía un lindo cabello castaño ondulado. Se veía que era alguien amable.

—Sí, ¿se me nota mucho? —respondí algo nerviosa mirando hacia otro lado

—Algo pero eso siempre pasa el primer día, no te preocupes demasiado —comentó la chica mirándome de pies a cabeza y luego me sonrió de forma extraña

Me extraño la forma en que me miro así que solo le devolví la sonrisa algo incomoda.

—Dime, ¿cómo te llamas? —me preguntó inclinándose un poco hacia mí

—Pues...Me llamo Brooklyn, ¿y tú? —contesté poniendo mi vista hacia abajo puesto que su mirada me molestaba

—¿Brooklyn? Que nombre tan poco femenino, ¿Enserio te llamas así?

—¿Sí? ¿Algún problema? —pregunté algo ofendida viendo como suspiraba

—No, ninguno, es solo que no es tan común —dijo —En fin, yo me llamó Sophia

—Mucho gusto, supongo... —expresé en voz baja mirando hacia otro lado

—Bueno, venía para darte la bienvenida e invitarte a mi grupo pero... —explicó un tanto indecisa sobre lo que iba a decir

Ahora entiendo porque cambio su expresión al verme y al saber mi nombre, no encajo con las de su tipo.

—Pero veo que no estas muy interesada

—Verás Sophia, no soy del tipo que buscas pero puedo cambiar, si mi apariencia te molesta —dije con una sonrisa falsa pero bien disimulada

—¿Enserio? ¿Puedes cambiar tu apariencia?

—Claro, solo necesito unas cirugías plásticas —respondí con una sonrisa

¿Que hago? Bueno, esto se llama sarcasmo. En una sociedad como la escuela, la primera que se te acerca siempre es alguien popular para comprobar si eres suficientemente buena para ser parte de su grupo. Si logras convencerla tendrás una vida pacífica al menos hasta que te gradúes.