¿Estas segura de esto? -pregunto Trix a Lu, mientras veía como lucia su vestido rosa en el espejo gigante- Sabes que bailo como un camarón.
-¿Los camarones bailan? -Lu enarco una ceja.
-¡Pues no! -chilló nerviosa la otra.
Eran las ocho de la noche y estábamos vistiéndonos para el midnight.
Después del almuerzo, habíamos regresado a la cabaña a desempacar. Luego, tuve que ir al recorrido que el chico de los calzoncillos de Bob Esponja había prometido, pero esta vez, no fuimos solos, sino con más campistas nuevos. Entre ellos estaba Helena, que no perdió tiempo y comenzó a hablar con los demás, metiéndome a mí en las conversaciones. Logré hacer otros amigos gracias a ella.
La ceremonia de bienvenida se llevó en la sala de ceremonias del edificio principal cuando el sol se ocultaba. La Sra. Eleine dio unas palabras muy motivadoras, pero en especial a nosotros, los nuevos. Nos hicieron la entrega oficial de nuestras camisetas y al final, fuimos todos a cenar al comedor. Esta vez, cada uno se sentó en grupo con su cabaña.
Entre desempacar, el recorrido por el campamento y la bienvenida, la tarde se había pasado volando.
-¿Cómo me queda esto? -interrogo Catalina saliendo del baño.
Ella vestía un vestido carmín, con mangas cortas y cuello alto. Le llegaba hasta los muslos, acompañadas de unas botas negras y un cinturón del mismo color. Se había puesto un poco de labial rosa y un sutil delineado. Tenía el cabello suelto pero unas trencitas decoraban su cabeza.
-¡Estas preciosa! -exclamo Anne poniéndose unos aretes de estrellas- Incluso estas mejor que yo.
En mi opinión, Anne no tenía que envidiar nada. Su vestido celeste me había enamorado desde que lo había sacado de su maleta. Las mangas y el pecho eran de encaje, y la falda plisada también le llegaba al muslo. Había dejado su cabello suelto y no pensaba hacerse nada más que maquillarse.
-¡Cállense! -replico Lu frente a un espejo, tratando de hacerse un delineado- Si esto me sale como arañazo de gato, las asesino.
El vestido de Lu era muy adorable. Era color crema y combinaba perfectamente con su cabello. Las mangas eran voluminosas, pero el pecho y la falda eran simples. Se había hecho una trenza francesa, decorada con unas cintas doradas.
-¿Sabes hacer trencitas como las de Cata? -me preguntó Trix acercándose.
-Claro -conteste sonriente.
Ella se sentó en una esquina de mi cama y procedí a trenzarla.
-¿Cómo te sientes con el vestido negro? -interrogo Trix- Te queda espectacular.
-No lo creo -conteste nerviosa mientras mis dedos trabajaban con su cabello.
-Te lo regalo si deseas -propuso entusiasmada- Lo lucirás mejor que yo.
-No podría aceptarlo.
-¿Te gusta o no?
¿Qué si me gustaba? Loca estaría para decir que no. Probablemente serían la prenda más bonita y cara que me había puesto en toda mi vida. La tela era casi transparente pero su color negro no dejaba que se viera demasiado. Las mangas eran largas y voluminosas, pero no tanto como las de Lu. Cubría todo el pecho hasta el cuello donde colgaba un lazo hecho con cintas delgadas. La falda plisada era lo que más me gustaba. Cómoda y llegaba hasta donde era necesario.
Pero era evidente, que todo esto no se lo iba a decir a Trix así que resumí mi respuesta en:
-Sí
-Ya está -definió- Te quedas con el vestido, y caso cerrado -formo un puño con su mano y simulo que era un mazo, impactándola con la otra.
No quería contradecirle, así que acepte su decisión.
-¡Zue! -me llamo Cata desde su lado de la habitación- ¿No quieres maquillarte?
Desde que el chico de los calzoncillos de Bob Esponja me había llamado así en la cafetería, todos comenzaron a usarlo. Alejandro tenía razón: Tenía una extraña obsesión con ponerle nuevos nombres a la gente que conocía, que ni siquiera tenían algo de relación con su nombre original.
En el recorrido, había llamado Lina a Helena. Lo cual hizo que ella le pusiera otro apodo más extraño: Oldi. Él se rio estrepitosamente y Alejandro le dio una mirada con el mensaje: aquí está el karma.
Okey, okey. Me estoy yendo por las ramas, así que continuemos.
-Espérame que ahora voy -respondí, acelerando el movimiento de mis dedos en el cabello de Trix.
-¿Ana Clemencia, has visto mi pintalabios rosa? -Lu estaba buscando en su cartuchera de maquillaje- Solo está el rojo cautivador.
-No lo ví -contestó Anne indiferente, entrando al baño- Pero revisa en el mío.
Lu se acerco a la mesa de noche de Anne y rebusco entre el maquillaje, pero su rostro de disgusto demostró que no lo había hallado.
-Sí quieres te presto este -alargo Catalina hacía Lu- Es similar a ese tono.
-Gracias -agradeció como si le hubieran salvado la vida.
Después de acabar con el peinado de Trix, fui hasta Catalina para que me pusiera un poco de labial y sombras en los ojos. Cata sabía lo que hacía, pues sus movimientos eran seguros y su velocidad me impresiono.
No era amante del maquillaje, pero mi hermana Lilia me había enseñado a hacerlo y a veces, nos pintábamos entre nosotras. No solía usarlo para salir a la calle, pero si me apetecía, a veces me pintaba los labios y me delineaba los ojos.
-¿Qué te parece? -Cata sostuvo un pequeño espejo frente a mí cuando finalizo- ¿A que no te ves preciosa?
No me pude reconocer detrás del maquillaje y el vestido de Trix. Esta no era la Azucena de siempre y eso me gustaba.
...
El midnight, para sorpresa mía como el de los nuevos, se realizaba en una zona donde se llegaba con una caminata de diez minutos hacía las profundidades del bosque. Tuvimos que colarnos por unas de las rejas rotas que cercaban el campamento por la parte de las cabañas de chicas.
No tenía ni idea de cómo se guiaban por el bosque. Anne sostenía una linterna para asegurarse de que no tropezáramos con nada, mientras que nosotras la seguíamos.