No supo a partir de qué momento los sentimientos que sentía por Alejandro habían comenzado a cambiar. Un mes atrás era la persona que más le desagrada, que más canas verdes le sacaba, y ahora era a quien más cerca quería tener, a quien menos quería perder.
La historia se estaba repitiendo: en la secundaria se enamoró de Iván, pero porque sus acciones desencadenaron sentimientos que no pudo controlar. Pero ¿qué tipo de tratos había tenido Alejandro con él? Habían pasado contados buenos momentos juntos cuando eran “amigos” pero nada interesante como para flechar a Gibran.
La cuestión es que nuevamente habían emergido sentimientos hacia un amigo, y la idea le aterraba. Estaba seguro de que no sería correspondido. Alejandro era cien por ciento heterosexual, el brillo en sus ojos cada vez que veía a Mairim, la manera en la que se hablaba de ella y su expresión corporal ante su cercanía eran evidencia suficiente para sacar dicha conclusión.
No mencionó nada a Xanath, Laila y Emilio. Se reservaría todo para él e intentaría sepultarlo en lo más profundo de su mente para que no se distrajera y afectara en sus prioridades.
Presentó las evaluaciones de todas las materias concentrado en lo que era verdaderamente importante. No iba a permitir que lo que sentía le quitara el sueño, y tampoco tenía la intención de regalarle más atención de la que merecía.
Para ser el primer trimestre, las calificaciones que obtuvo no estaban mal, y tampoco pensó que pertenecería al selecto grupo de estudiantes regulares.
Cuando se le entregó la boleta de calificaciones, observó que llevaba un pedazo de hoja dirigido a los padres, en el que se mencionaba que el estudiante al que pertenecía dicha boleta (en ese caso, la de Gibran) había tenido un excelente rendimiento escolar, con calificaciones aprobatorias para todas las materias y que los exhortaban a seguir apoyando a su hijo para asegurar un gran éxito escolar en los dos trimestres que restaban.
Cuando terminó de leer el mensaje, se sintió bien consigo mismo. Y se sentía aún mejor al ver que había sacado 9 en matemáticas. Al final, redoblar esfuerzos rindió fruto. Las calificaciones en las evaluaciones iban en picada, pero en los últimos exámenes se recuperó, teniendo notas más altas.
Un movimiento captó su atención. Se volteó, hacia el lugar al que se le estaba haciendo costumbre voltear. Alejandro chocaba su puño con el de Octavio. Posteriormente con el de Ángel, y así consecutivamente hasta que llegó con Mairim, a la que le dio además un abrazo.
Sintió un pinchazo en el estómago, y no quiso contemplar por más tiempo la escena.
Se dio la vuelta, tomó su boleta y la guardó en un folder de plástico dentro de su mochila.
***
Aunque Xanath y Laila habían mostrado aceptación tras haberse enterado de su orientación sexual, no podía adaptarse a los comentarios que de vez en cuando Xanath hacía sobre su físico, despertando en él una inseguridad más.
Nunca se había cuestionado acerca de lo lindo o feo que era. En realidad, eso nunca le había importado porque su concentración estaba completamente dedicada a los estudios.
Cuando Xanath y él se tomaban alguna foto, ella siempre destacaba lo bien que se veía, menos él.
O cuando en una ocasión en la foto Gibran salió con una sonrisa de lado que le pareció se veía bien y tumbó aquel gesto que pensaba replicar en más fotos.
— Que horror — se limitó a decir Xanath ante la observación de Gibran.
Si había abandonado y terminado la amistad con Alejandro porque sentía que estaba con él por interés, ¿Por qué estaba soportando ese ambiente tóxico en una amistad en donde podía ser atacado desde cualquier flanco, sin importar que lo que usaban para hacer un pequeño chiste lo afectara o no?
Y así fue como abandonó a su segundo grupo de amigos, buscando alguno mejor y rogando para que ese fuera el indicado.