Lemniscata

L de lunes y Lemniscata

Las semanas fueron pasando y setiembre acabó finalizando dando paso a octubre. El fin de semana había terminado dando lugar a un lunes nublado que parecía burlarse ante el hecho de que la semana volvía a comenzar. Por lo menos no llovía ni hacía mucho frío, pero la niebla siempre conseguía que mi estado de ánimo decayera. Mis padres siempre bromeaban, diciendo que esto se debía a que era una chica brillante como el sol y llena de alegría a pesar de todas las adversidades por las que había pasado. Y era por eso, por lo que cada vez que salía la niebla, mi ánimo se ensombrecía y me mostraba algo huraña. Por lo que si juntábamos el hecho de la niebla y de que era lunes, el resultado era una Aria que lo único que quería era quedarse en casa todo el día. Por suerte tenía un sentido de la responsabilidad que solía reconducirme cara al camino correcto en estas ocasiones. Me levanté de la cama, me vestí con: un pantalón corto vaquero y una camisa azul cielo con estampado floral a juego con unas bambas blancas y me peine con un moño bajo de esos caseros en los que se suele tener algunos mechones sueltos. Bajé las escaleras camino a la cocina, en donde se encontraban mis padres quienes me dieron los buenos días. ¿Dónde diantres estaban los buenos días? Era un lunes de niebla, clases y academia. Era un lunes negro literalmente, y para rematar la mañana la cafetera se había roto. Necesitaba mi dosis matutina de café para poder llevar la mañana y tarde con un mínimo de dignidad y normalidad. No es que fuera dormilona, pero el café conseguía darme una dosis de energía suficiente para mantenerme despierta y activa a lo largo de todo el día. Por suerte teníamos una gran reserva de naranjas con las que podía hacerme un zumo natural, el cual acompañé con una tostada de tomate natural y un poco de aceite. Al terminar, subí al cuarto de baño y me lavé los dientes, y contemplé mi reflejo en el espejo, buscando alguna señal en mis ojos que indicara que la enfermedad de Wilsom había vuelto. Esto se había vuelto en una rutina que repetía en mí día a día. Cuando terminé, bajé de nuevo y me dirigí al colegio, con la esperanza de que apareciera como mínimo un rayo de sol.

Llegué al colegio temprano, pues quería pasarme por la biblioteca antes para buscar unos libros para un trabajo, que nos habían puesto el viernes sobre la genética humana y la herencia genética. Al llegar a la biblioteca me encontré con Jake que estaba sentado en una mesa con un libro concentrado. Me acerqué a él y lo saludé, comprobando que tenía unas grandes ojeras bajo sus ojos.

- Me parece que a ti te hace más falta un café que a mí. Sin ofender pero tienes unas ojeras de mapache que ya podrías protagonizar una nueva versión de el Llanero solitario- Jake me devolvió una sonrisa que parecía un tanto forzada, una sonrisa que parecía ocultar algo que le preocupaba.- Jake, ¿te ocurre algo? Sé que no nos conocemos muy bien aún, pero si necesitas hablar de algo puedes contar conmigo por lo que sea, o sino siempre puedes hablar con Kevin que seguro que te escucha.

- Gracias Aria, pero estoy bien, sólo estoy cansado. No é dormido muy bien esta noche, Dafne tuvo algo de fiebre esta noche y mis padres la llevaron al hospital. Por suerte no fue nada grave pero hasta que llegaron a casa de nuevo no fui capaz de dormirme de nuevo.- Era muy  tierno oir como Jake se preocupaba por su hermana, mostrando ese lado dulce y de sentimientos que solía esconder tras esa máscara de chico duro y poco hablador. Sonó el timbre y cada uno nos dirigimos a nuestras respectivas clases. Las clases se me hicieron eternas. Notaba que en mi cuerpo faltaba mi dosis de cafeína; pero veía que no era la única que mostraba síntomas de cansancio. Se notaba que era lunes, pero que además era un lunes de niebla, pues hacía que todos nos sintiéramos desganados.  En la hora de recreo, nos reunimos los cuatro en una mesa de la cafetería sobre la cual había una hoja elaborada por Tina. Cogí la hoja y me puse a leerla en voz alta. En ella se recogían una serie de normas y reglas que debíamos seguir como el grupo que éramos según nos explicó Tina. Lo único que nos faltaba era un nombre con chispa y maduro. Surgieron varios, pero todos fueron rechazados como: los cuatro fantásticos, Los tres de Kevin, TKJA (Las siglas de nuestro nombre) entre otros. De pronto se me vino a la mente una clase de matemáticas y la solución apareció ante mis ojos:

- Lemniscata- tanto Kevin como Tina me miraron con cara de confusión, mientras Jake asintía ante el nombre y daba su visto bueno. 

- Alguien puede explicar a los no tan aventajados alumnos de esta institución ¿que es eso de la Lemniscata?

- En matemática, una lemniscata es un tipo de curva descrita por la siguiente ecuación en coordenadas cartesianas- Dijo Jake al tiempo que escribía en una servilleta la ecuación: (x²+y²)²=2a²(x²-y²), enseñándola- La representación gráfica de esta ecuación genera una curva similar al de infinito, haciendo que esta se convirtiese en el símbolo del infinito.



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En el texto hay: romance juvenil, secretos, drama

Editado: 07.09.2019

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