Letra, azucar y arsénico

Pistilos rotos y estambres maltrechos

Ensimismado sobre una piedra, observando en un charco imaginario su reflejo, discurrían los recuerdos de aquellas tardes ajetreadas en el campo, mientras que en una dimensión paralela de su mente, una imperturbable calma acontecía acompañada de un hermoso e impoluto silencio.

El silencio, entonces, era ahora el protagonista de aquel singular lapso en el que las memorias circulaban desapercibidas por la trastienda de la razón, se fumaban en el vacío y desaparecían sin más.

Él seguía allí, apoltronado sobre aquella gran roca, con los ojos cerrados, a la vez que distante asomaba volando un pequeño colibrí, cuyo frenético aleteo perturbaba de manera hermosa el delicado equilibrio entre la brisa del viento y el sigiloso murmullo de la tarde, logrando así que sus párpados se levantaran y su mirada, antes perdida, encontrase un rumbo y se deleitase con la refinada cadencia de aquella estilizada ave que, ajena a toda racionalidad, pregonaba con un sublime lenguaje corporal saber de la vida, más que la vida misma.

Segundos después, suspiró, giró la cabeza y el ave, habiendo cumplido su cometido, voló rauda y lejos, llevándose consigo todas sus esperanzas, sueños, emociones y añoranzas, las que Él mismo, erróneamente, le había entregado sin el más mínimo reparo.

Así pues apareció nuevamente el silencio, un silencio que en su discorde imaginario tenía forma humana, iba ataviado de tisú, perfumado con nardos frescos y que se presentaba con una elegancia y caballerosidad, consideradas casi extintas a la vez que le decía muy quedo al oído, ven amor, camina conmigo por el sendero de la soledad y así jamás volverás a sufrir. A partir de ese instante, nunca más se le volvió a ver por los caminos del desamor y la desdicha.

Quien no es capaz de apreciar el silencio y amar la soledad será siempre presa fácil de intrépidos colibríes que solo vienen por el néctar de su alma, perturbando así el delicado equilibrio entre el superfluo mundo exterior y la privacidad de su jardín interior. 




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