Ven querida mía y dame un poco de abrigo en este gélido desierto en el que me has abandonado
Ven y camina conmigo, cuéntame esos secretos que a nadie has contado
Ven y dime que desde el día que te fuiste al menos me hechas un poco de menos
Pues yo a ti te extraño más que a mis días como un niño, esos días, que al igual a los que pase contigo, era feliz y no lo sabía
No, de ti no recibo ni malas noticias y yo sigo mi camino
Tranquilo aunque sé que voy en dirección a mi eterno castigo
Un profundo y maldito barranco que no tiene fin aparente
Donde solo puedo verte en mis sueños y odio hacerlo pues recuerdo de inmediato lo lejos que estas de mí y no es en distancia
Te veo, despierto y no abro los ojos, pues la nada de la oscuridad es más llevadera que la realidad de tu ausencia.