Hoy la mañana es muy fría, aunque los arboles están rígidos cual columna de cemento, no hay brisa, aun así el frio penetra la piel, la carne y huesos, se siente como una daga que se hunde en mi hasta la medula, hasta mi alma, odio el frio, mi habitación parece un freezer y yo un pedazo de carne listo para ser cortado y vendido, la gente me pregunta “¿Por qué desprecias tanto el frio?”, yo solo evado las preguntas, lo hago porque nadie será capaz de aliviarlo, porque aunque hable de esto con mil amigos y dos mil psicólogos, este frio seguirá en mi aun después de arder en las llamas del infierno.