— ¿Por qué habría de confiar en ti? Eres un lobo, enemigo.
—Porque sabes muy bien que la segregación y el aislamiento no nos llevará a ninguna parte.
Conversación entre Sean Wells y Derek Miller antes de sellar la alianza.
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Dash salió media hora después, Derek esperó a que hablara primero pero el médico todavía tenía puesta su fachada profesional, estaba analizando la información obtenida. Dash caminó lentamente hasta acomodarse junto a él en los escalones, echó un suspiro bajo, Derek le miró de reojo esperando.
—Está bien de salud, dentro de los parámetros normales.
— ¿Y las heridas?
—Antiguas, probablemente de tres o cuatro semanas atrás.
Derek regresó la vista al frente, el bosque solitario iba vaciándose de sonidos debido al cambio de estación. Pensó en los moretones oscuros en los brazos, costillas y abdomen, las marcas de rasguños en la piel de Madeleine, la ira calentó su sangre, despertando al lobo que quería un baño de sangre. Derek lo retuvo, su poder de alfa le daba fuerza, coraje y derechos de protección, pero no iba a hacer abuso de ello, antes de masacrar a los culpables debía tener nombres, pruebas y una razón justificable.
Por ahora solo tenía esas marcas sobre el cuerpo de su hermana, y el nombre de un clan desaparecido.
— ¿Fue alguna clase de tortura?
Los ojos verdes del médico se centraron en él durante un largo momento, estaba decidiendo si era prudente o no el hablar, Derek entendía el secreto de confidencialidad existente entre un profesional de la salud y su paciente, pero él necesitaba toda la información posible, y la quería ahora, Madeleine era su hermana aunque llevara la mitad de su sangre y apenas horas de conocerse, creía en ella, iba a cuidarla a partir de ahora, no importaba si los ancianos la rechazaban, Derek no permitiría que continuara oculta en las sombras.
—Solo fueron golpes de puño, ella me aseguró que los obtuvo cuando quiso escapar y la capturaron.
— ¿Le hicieron algo más?
—No, no presenta signos de abuso.
—Entonces, ¿por qué está tan inestable?
Dash se encogió de hombros.
—Los cambiantes Coyotes están a punto de desaparecer, poco se sabe de ellos por culpa de los cazadores humanos. Madeleine asegura que el estrés y el miedo potencian su transformación, pero yo tengo mis dudas.
Derek jugó con sus garras mientras analizaba la información, por una parte, seguía asombrado por tener otro integrante más en su familia, había estado solo durante mucho tiempo, ser hijo único no ayudó, tampoco que su madre muriera al traerlo al mundo y que solo contara con un par de tías y primos que todavía estaban en la ciudad, más allá de eso siempre estuvo solo, encontrar a Madeleine era un rayo de luz en su vida oscura y gris, pero por otra parte sentía que estaba atrayendo un peligro potencial al dejarla en el territorio, todavía no estaba muy seguro de cuál era su naturaleza, pero ahora la mayor amenaza era el innegable hecho de que ella era un híbrido, la sangre mezclada todavía no era bien aceptada en el clan.
«Entonces tendrán que hacerlo, yo los obligaré»
— ¿Has encontrado otro dato que nos pueda servir para protegerla?
Dash sonrió.
—Sí, por fortuna ella es sumisa, yo diría que equivale su naturaleza al rango de los omegas pero es muy pronto para cerciorarse.
El alivio inundó su corazón, nadie en el clan, ni siquiera los ancianos y aquellos más fieles a las antiguas tradiciones, nadie era capaz de levantarse en contra de un sumiso. Eso era parte del código del alfa, y del reglamento de conducta del clan, desobedecerlo era castigado severamente.
—Eso es bueno, ¿podré verla?
—Le ordené que descansara, la llevé a tu habitación de huéspedes y eché a andar el purificador de aire en la tuya para que no tengas problemas.
Derek compuso media sonrisa, quería de verdad aparentar que tenía un atisbo de alegría pero no lo logró. Puso una mano sobre el hombro del médico y lo miró a los ojos, Dash desvió la mirada casi al instante pero sonrió.
—Gracias.
—Estoy para servirles.
Dashiell era buena persona, un lobo amigable y amable, afectuoso, un Gamma rastreador veloz y eficiente, había dejado su puesto para ejercer como médico profesional del clan.
—Bien, si ya no me necesitas, tengo un par de resfriados que visitar.
Derek asintió.
—Apenas termines, regresa. Serás el guardián personal de Madeleine.
Dash se paralizó.
—A riesgo de ganarme un regaño, ¿no hay otro lobo más capacitado?
—Eres un médico.
—Pero es tu hermana.
—Y eres el escudo perfecto, si en el extraño y raro caso de que alguien intente algo contra ella, no podrá acercarse ni un metro si ve que el médico del clan la protege. Eres valioso Dash, y confiable, por eso pongo su seguridad en tus manos.
Sus miradas se encontraron, los ojos verdes del médico brillaron por lo que supuso que eran lágrimas que se desvanecieron en la habitual fuerza orgullosa del lobo, Dash inclinó la cabeza a un costado mostrando su aceptación.
—La cuidaré con mi vida, el tiempo que sea necesario.
Derek sonrió complacido.
—Gracias. Ahora, puedes irte.
Lo vio irse con prisa rumbo al sur, Dash era como cualquier otro lobo del clan, libre y vinculado a una mujer que lo quería.
Suspiró, no debía ponerse a pensar en esas cosas, tenía otras mucho más importantes en las que destinar su tiempo.
Oyó pasos detrás, acercándose con el cuidado y respeto adecuados al absurdo reglamento de conducta. Jeanine se detuvo a solo un paso detrás, Derek le hizo una inclinación, esperando ansiosamente que ella ocupara el espacio que dejó Dash, pero en su lugar ella solo avanzó y se dio vuelta para quedar apoyada sobre el pilar que sostenía la entrada del porche.
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Editado: 18.08.2019