REUNIONES PRIVADAS
Ezequiel terminó de hablar con Laura para dirigirse a los dos policías que vigilaban la puerta de la habitación donde se hallaba recluido Henry Oberon, era otro centro de salud, otro tipo de paciente, otras circunstancias, no habían amigos, familiares, ni tarjetas deseando su pronta recuperación, solo vigilancia, y la promesa de un juicio rápido, mediático e impiadoso.
El ahora ex Alcalde pudo tener lo que quería, hablar a solas con el comunicador social, tener contactos en lugares clave trae beneficios, incluso si las personas piensan que se está derrotado, Ezequiel procede a sentarse al lado de la cama donde yacía un hombre que se consideraba intocable.
—Llegas tarde, Ezequiel.
—Al parecer aun crees que estas en posición de hacer demandas, pero no quería perder la oportunidad para que nos sentemos en el pasto y contemos tristes historias de reyes muertos.
—¿Crees que parafrasear a Shakespeare te hace más inteligente?
—No, se supone que me hace sentir mejor.
«¿Sabes cómo tituló El Ciudadano la investigación de Juan?», «La captura del rey», ese número se agotó de inmediato, y ni te cuento los comentarios en la Interweb. Ahora bien, ¿Por qué me mandaste a llamar, Henry?, estas muy tranquilo para alguien que lo ha perdido todo. Tu familia no quiere ni verte, tus votantes desparecieron, ningún abogado en su sano juicio te defenderá en un tribunal, las pruebas son tan contundentes que ni que sobornes a Dios escaparías del veredicto de culpable, y ni hablemos de Industrias Oberon.
«Lo único que te quedó de todo esto cabe en un bolsillo».
Extrajo de su pantalón el micrófono que encontró en su oficina con el cual pudieron escuchar la conversación que tuvo con Lázaro, Henry vio el pequeño dispositivo con desdén.
—Tal vez un capitán deba hundirse con su barco, pero en el proceso también se irán algunos marineros—Pronunció Henry.
—¿Qué significa eso?
—Significa que gente muy poderosa sabía lo que estaba haciendo y apoyaban mis actividades, porque pensaba hacer varios proyectos que los beneficiarían si ganaba, ¿crees que ese micrófono llegó solo a tu oficina? ¿O que fue mi idea ponerlo allí? Diles que no se olviden del viejo Henry. ¡Si yo me hundo, se vienen conmigo!
—¿Para eso me llamaste?, ¿para ser mensajero de tus amigos corruptos?
—Debes estar disfrutando esto, ¿no? La gloria por una investigación en la que no hiciste nada, tan solo poner tu nombre. ¡Ah! ¿Crees que no lo sabía? Tu nombre convenientemente al lado del de Juan. Ese tipo de victorias son, por lo general, superfluas para personas de esa misma condición, como el joven Lázaro Ximénez, por ejemplo.
—Siempre botando veneno hasta el final, en cuanto a Lázaro, si fuera tú, no volvería a mencionarlo.
—¿Por qué?
—Tobías Vargas usó los últimos recursos de su cargo antes de que lo detuvieran para liberar al chico de toda responsabilidad. «¡Protejan al muchacho!», fue lo primero que pudo decir apenas los policías lo rescataron de tu oficina, en donde te recuerdo, también estaba el cadáver un hombre, me dicen que era un tipo peligroso pero que nadie va extrañar, ese asunto es más fácil de tapar, como sea, tú y el hijo de Juan estaban más muertos que vivos cuando la patrulla se apareció en la ventana para sacarlos de allí, tuvimos suerte, si te hubieran encontrado muerto junto con el hijo del hombre que inició la investigación en tu contra hubiese significado el quiebre de la sociedad y la estructura política. ¡Je! Dentro de todo, los disturbios no fueron tan malos que Dios me perdone, la gente estaba más pendiente de eso que de otra cosa y dio tiempo para «limpiar» todo ese desastre.
«La política es un problema de adultos Henry, cuando se meten niños en estos asuntos todo se termina yendo a la basura, así que oficialmente Lázaro nunca tuvo el disco de su padre, jamás estuvo en las carreras clandestinas y mucho menos estuvo en tu edificio, lo que le pasó al muchacho fue un desagradable incidente para robarle la moto durante los disturbios en la Avenida Maury, y así se quedará. Imagino que Tobías como no pudo salvar al padre, al menos intenta salvar la reputación del hijo, a cambio de su completa cooperación en el caso por supuesto».
—Él nunca entendió por lo visto, fui un ciego por creer que sí y tú tampoco según veo.
«Las personas se la pasan caminando por la vida esperando que alguien les resuelva los problemas de la sociedad, «no más corrupción», «no más asesinatos», «no más desaparecidos». «¡Queremos soluciones por favor ayúdanos!» la verdad del asunto es que no puedes desaparecer nada de lo malo ni ayudar a todos, solo puedes re dirigirlo para tener una sociedad que no terminen sacándose los ojos los unos a los otros. Traté de decírselo a Juan, ¡estaba buscando enemigos en el lugar equivocado!, seguramente crees que soy malo, pero personas como yo mantenemos a personas peores a raya»
Ezequiel Martin de levantó de la silla para dirigirse a la puerta.
—Le daré el mensaje a tus amiguitos, no es bueno negarle el último deseo a un condenado, sobre lo otro, te doy la razón Henry, sé que hay cosas peores que tú, ¿pero sabes algo?, cuando llegue el momento también nos enfrentaremos a ellos.