Después de estar el fin de semana repasando la imagen de Miu y Shun besándose, al verla llegar a clases sintió como si invisiblemente le diera un golpe en el estómago.
En el horario de almuerzo se fue a su jardín, el único lugar donde podía respirar tranquila, y mensajeó a Umi, la única con quien sentía la confianza suficiente para hablar al respecto. Aunque al fin y al cabo la conclusión fue que debía hablar con Miu, si es que en verdad le importaba su amistad.
Aun faltando minutos para entrar se dirigió al baño. Tomó un poco de agua y se arregló el cabello en el espejo, su apariencia era lamentable, como si lo que pasaba en su cabeza se reflejara en ello.
- ¡Aquí estabas!- sonrió Miu al verla salir- Hotaru se obligó a corresponder su gesto- ¿me esperas? Voy a llenar mi botella de agua.
Suspiró, era el momento preciso para hablar.
- No almorzaste con nosotras.
- lo siento- respondió cabizbaja.
- no tienes que disculparte- agregó sonriendo, al parecer estaba de buen humor.
En la sala de clases las esperaba Yukari. Hotaru las observó hablar en silencio, ya que, a pesar de simular ser parte de la conversación, su mente se encontraba en otro lado, su atención estaba de vez en cuando en el nuevo brazalete plateado que Miu llevaba, una fina cadena con el broche de una flor rosada.
- ¿Te gusta?- sonrió en su dirección- me lo dio Ryo por mi cumpleaños.
-estás de buen humor- comentó Yukari.
-si-sonrió-no tengo razones para no estarlo.
Las dos la miraron interrogantes, ya era demasiado.
-he recibido el mejor regalo de cumpleaños.
- ¿y no nos dirás que es?…- respondió Yukari incrédula- supongo que no te refieres a ese brazalete.
- no, no puedo-susurró- es un secreto.
- entonces no deberías alardear- hizo el intento de alejarse, pero Miu la detuvo y les indicó que se acercaran, susurrando en el oído de cada una.
Yukari no se inmutó, pero Hotaru, al escuchar sus palabras, tuvo una mezcla de sentimientos entre sorpresa, frustración y vergüenza.
-¡No es para tanto!- rio al ver su cara- eres en verdad inocente.
¿Inocente? Si sólo tenía diecisiete años!...aunque claro, era demasiado guapa, si quiera Ryo podría resistirse…
Aun antes las burlas de ambas se quedó pensativa el resto de la tarde, por alguna razón, ahora una sensación de tristeza y derrota la invadían por completo.
- Creo que hoy sólo me dedicaré a recoger pelotas- suspiró al ver a Umi esa tarde en el entrenamiento, su amiga la miró interrogante.
- podemos hablar si quieres.
- lo agradecería.
Estaba tan distraída que la profesora la regañó un par de veces, así que como había predicho apenas tomó la raqueta y se dedicó a ordenar los utensilios y recoger pelotas. Al menos ver a Umi jugar era una inspiración, siempre estaba tan enérgica y, a pesar de no haber ganado ese partido, nunca parecía rendirse.
- ¡Qué buen entrenamiento!- sonrió entrando al vestidor- creo que he hecho suficiente ejercicio.
- ¿no estás cansada?
- un poco, pero todo esto me da mucho ánimo.
En algún lugar Hotaru había leído que el hacer deporte generaba endorfinas, hormonas de la felicidad, Umi y Keiji eran un claro ejemplo, no así para ella, que lo único que la hacía sentirse así de bien era comer.
Como recompensa por su esfuerzo Hotaru la invitó a beber té helado, había descubierto que en especial el té con tapioca era uno de los favoritos de su amiga, por suerte esa tarde pudieron encontrar una mesa disponible.
- Me encanta el té de tapioca con jarabe de miel- sonrió Umi.
- pero todo se vuelve más delicioso si le pones un poco de chocolate- agregó ahora con más entusiasmo.
- al menos si eso te anima supongo que está bien.
Hotaru se quedó pensativa, volviendo a Miu. Suspiró por la nariz.
- Creo que no debí mencionarlo.
- no es nada - quiso sonreír, pero por más que lo intentara si su mente se fijaba en ella y en Ryo le era imposible no sentir esa incomodidad en el pecho. Bebió otro sorbo, volviendo a exhalar.
- está bien si no puedes decirme.
- no es que no quiera decirlo, sólo no quiero ser…no lo sé…¿indiscreta?…
Umi pareció compasiva. Hotaru apretó los labios deseando escupir sus pensamientos.
-…pero debes saber que puedes confiar en mi- musitó haciendo que su corazón se sintiera al fin aliviado.
Volvió a quedarse pensativa y tras un par de suspiros comenzó dando algunos detalles de su amistad, lo deslumbrante que Miu le había parecido al inicio, que a veces le agradaba, pero otros días prefería si quiera hablarle, que se había sentido utilizada…y que ahora, más que nunca lamentaba que sin mayor dificultad estuviese saliendo con una persona, en la que en secreto ella misma no podía dejar de fijarse. Umi sólo la miraba inexpresiva, sin hacer preguntas. Cuando se quedó en silencio sintió como si acabase de confesar un crimen, sus mejillas ardían, tal vez por la culpa de estar hablando mal de ella, y un nudo en la garganta le impidió respirar con normalidad.
-…Tal vez deberías pedir otro té- murmuró tras algunos minutos de silencio.
Cuando la mesera les trajo un segundo vaso, Umi tomó la palabra.
- Creo que es normal que te sientas así…- Hotaru no se atrevió a verla a la cara. - teniendo en cuenta que…él te gusta…
Volvió a sentir como sus mejillas se ruborizaban. Su piel se erizó, tomó un sorbo con dificultad.
-…pero… ni siquiera sé si me agrada…siquiera lo conozco lo suficiente- intentó defenderse.
- creo es suficiente con que admitas que es atractivo para que te guste- sonrió- suena superficial, pero es algo común.
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Editado: 29.11.2024