Limerence | Hwang Hyunjin

Capítulo 11

"¿Celos?"

El silencio en la mesa era algo incómodo, pero ninguno tenía la intención de interrumpirlo.
Suni se limitaba a disfrutar de su hamburguesa con papas mientras que Hyunjin, sentado al frente de ella, bebía a cada rato de su bebida, esperando que ella siquiera lo mirara.

Desde el incidente, la castaña no le había dirigido la palabra para nada y aunque ya no se veía enojada, ciertamente había dejado de tomarlo en cuenta, como si no estuviera ahí con ella.

El morocho frunció los labios con descontento. Tenía la necesidad de decirle algo, pero no sabía qué decir exactamente. Admitía que era algo torpe en ese sentido ya que nunca había tenido que arreglar alguna situación o empezar una conversación.

En el fondo, maldecía a Suni por provocarle todo aquello, todo ese caos interno que sólo se lo atribuía a ella y su sola presencia. La maldecía, pero al segundo siguiente estaba retirando sus propias palabras no pudiendo siquiera maldecir a la chica.

Dios santo, eso ya era asunto serio.

Miró atento como ella tomaba el vaso de Coca Cola y acomodaba el sorbete para mantenerlo preso entre la punta de sus dedos y beber tranquilamente. Bastó ese simple y pequeño gesto para que Hyunjin contuviera la respiración, desviando la vista con urgencia.

¡Demonios!

Suni era ajena a los gestos y pensamientos del chico, sólo se limitaba a pasear la vista por todo el lugar, hasta que su vista se topó con un chico en otra mesa. Éste le sonrió y saludó con la mano, causando la sorpresa en la chica. Un poco recelosa, alzó la mano y le devolvió el gesto, viendo que él ensanchaba la sonrisa no pudo evitar sonrojarse y sonreír de igual forma.
La emoción la invadió, era la primera vez que le pasaba eso.

Su acompañante notó esto y no pudo evitar entrecerrar los ojos viendo al muchacho, frunció el ceño sintiendo una ola de irracionales celos. Sí, Hyunjin miraba al chico con celos, queriendo deformar su rostro de puberto.

Apretó los puños olvidando que aún sostenía el vaso, así que no demoró mucho en llamar la atención de Suni.

— ¡Hyunjin! —bramó ella alejándose de la mesa, pues había, prácticamente, destrozado el vaso de plástico en sus manos.

La bebida cayó por completo en la mesa, incluso fue a parar en la comida de la chica que aún no se terminaba.
El morocho oyendo la exclamación de ella, salió de su escena mental en donde torturaba de una forma horrible al mocoso y miró la escena real, esa que él mismo había creado en un arrebato de enojo y celos.

— Perdón —dijo rápidamente mientras agarraba las servilletas y las tiraba sobre el liquido desparramado en la madera.

La chica lo miró enojada el primer momento, pero al ver el inútil intento por limpiar el desastre, no pudo evitar soltar una risa divertida.
En ese instante Hyunjin la miró interrogante, preguntándose porque la risa.

— Ya, déjalo —dijo ella suspirando resignada. Agarró su mochila y se terminó lo que quedaba de su bebida —, de todas formas ya estaba llena —dijo viéndolo.

No pudo evitar pensar que había arruinado el momento con ella, y que quizá su enojo había aumentado, pero cuando Suni lo agarró de la mano y comenzó a jalarlo, Hyunjin repentinamente sintió su corazón acelerarse, como si ese simple toque le hubiera dado una descarga eléctrica que le atravesó todo el cuerpo. A decir verdad, fue así como justamente lo sintió.

La pequeña mano de ella era suave y cálida, todo lo contrario a la suya que era fría y le doblaba en tamaño.

Cuando pasaron por la mesa del chico, Hyunjin no pudo evitar mirarlo con todo el odio del mundo, incluso tuvo intención de noquearlo con un sólo golpe pero eso sólo le daría más problemas con la chica, y lo único que quería era que ella dejara de lado su enojo.

Llegaron al auto y se subieron.

— Ahora si vayamos a casa —dijo ella viendo su reloj, pues eran las diez de la mañana y en caso de tener que dar explicaciones, sólo iba a decir que el profesor de matemáticas no había ido.

El mayor asintió y arrancó en dirección a la casa de ella.
En todo el camino no hablaron nada tampoco, y él estaba al borde del colapso. Era definitivo, necesitaba hasta oír hablar a la chica para no volverse loco.

Llegados a casa, Suni se bajó y pasó de largo hasta la entrada, ingresó a la casa y le dejó la puerta abierta a él.
Subió rápidamente las escaleras, pero se detuvo a mitad y vio al morocho que estaba cerrando la puerta.

— Estaré en mi cuarto todo el día, así que puedes hacer lo que quieras —cedió ella de forma tranquila.

Quiero estar contigo.

Se tuvo que morder la lengua para no decir aquello.

La chica no esperó respuesta suya, sólo se volteó y siguió subiendo, dejando a un morocho con las palabras en la boca.
Cuando la vio perderse en la altura, se pegó contra la puerta y suspiró pesadamente.

¿Qué mierda iba hacer? ¿Qué era lo que Suni quería que hiciera?

Lo único que él quería era estar con ella, pero las palabras de la castaña fueron un claro rechazo a su presencia el resto del día, y aquello no hizo más que frustrarlo.

Repentinamente se vio abrumado por el vacío, otra vez.

Por su lado, la chica se cambió el uniforme por algo casual. Salió de su cuarto y bajó hasta la cocina luego de un rato.

Entró y llenó un vaso de agua, comenzó a beberlo mientras se acercaba a la ventana que daba al jardín trasero... casi se atragantó cuando vio a Hyunjin colgado de la rama de un árbol, haciendo flexiones como si nada mientras su ancha y fuerte espalda quedaba al descubierto.

Apartó la vista enseguida, sintiendo su rostro caliente. Incluso algunas de las empleadas miraban de a momentos al chico que era ajeno a todo eso, pues se veía muy concentrado en su ejercicio.

Suni vio que la chaqueta y camisa del traje estaban tiradas a un lado con total descuido.
Suspiró algo frustrada, aún seguía enojada pero el llamado de la buena acción le estaba golpeando la puerta, así que volvió a la alacena y sacó otro vaso, lo llenó de agua y salió al exterior.



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En el texto hay: fanfic, straykisd, hyunjin

Editado: 30.05.2021

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