"Perdóname"
Se removió un poco en la cama cuando notó la luz del sol sobre su rostro, había olvidado que la noche anterior dejó el balcón abierto. Era la última vez.
En ese momento cayó en cuenta del peso a su lado y el agarre en su cintura. Tanteó rápidamente y sintió una mano abrazándola, enseguida volteó el rostro y se encontró a Hyunjin durmiendo a su lado, muy pegado y casi encima.
El primer pensamiento fue levantarse rápidamente y sacarlo a patadas, pero lo vio unos segundos y le llegó a dar pena, él estaba profundamente dormido y en su rostro había una serenidad que nunca había visto.
Decidió dejarlo, así que llevó su mano hasta la de él e intentó salirse del agarre, pero en sólo un segundo él ya había ejercido más fuerza, atrayéndola más hacia su cuerpo, si eso era posible.
Suni hizo una mueca de frustración e intentó zafarse nuevamente del agarre con un poco más de insistencia.
— Quédate así un momento —pidió repentinamente detrás de ella, sin soltarla ni moverse. Estaba tan cómodo que por primera vez en su vida tenía pereza de levantarse de la cama.
— ¿Qué haces en mi cama? —preguntó ella desistiendo un momento de quitarse la extremidad ajena de encima. Giró levemente la cara para verlo, pero Hyunjin mantenía los ojos cerrados.
— Anoche estabas teniendo pesadillas de nuevo —mintió descaradamente.
No iba a decirle que se había acostado porqué no soportaba la necesidad de sentirla. Definitivamente no, Suni iba a sacarlo a patadas, así que mejor prefirió mentir inocentemente para no causar su molestia ni disgusto.
La castaña desvió la vista con pena. No se acordaba lo que había soñado, mucho menos de haber visto a Hyunjin la noche anterior despertándola de su terror nocturno.
Suspiró con pesadez.
— ¿Puedes soltarme? —preguntó ya más paciente y tranquila.
— De poder, puedo, pero no quiero —admitió sincero mientras sonreía ligeramente.
— Te hablo en serio —soltó ella más seria.
— Yo también.
Suni se volteó y quedó de frente al chico, causando que él finalmente abriera los ojos y la mirara fijamente. Esto causó los nervios en ella, pues sentía que él le atravesaba el alma con esos pozos oscuros y fríos, así que no tuvo mejor idea que empujarlo desde el pecho para tirarlo de la cama, sin embargo no lo movió ni un poco.
El morocho soltó una risa baja, con burla al ver la diminuta fuerza de la chica.
Suni lo miró con reproche, tampoco entendía porque demonios estaba con el torso descubierto. Al instante no pudo evitar levantar la cabeza lo máximo que podía y corroborar que al menos un pantalón negro tenía. Dios, le hubiera dado un infarto si lo encontraba desnudo.
— ¿Sabes el problema qué hubieras causado si alguien te viera aquí? —indagó con tono severo.
Agradecía interiormente que ninguna de las chicas fuera de entrar a su cuarto, mucho menos sus padres pero habían veces que su madre la buscaba temprano para salir juntas o desayunar.
— Pero no sucedió —se defendió él con tono suave y hasta cohibido, como un cachorro.
— Ya vete a tu cuarto, Hyunjin, no es necesario que sigas aquí —reprendió ella con cansancio.
— Sigues molesta —afirmó él frunciendo un poco el ceño en descontento.
— Muy, así que vete a tu cuarto.
Hyunjin como toda respuesta, quitó su brazo derecho que descansaba bajo su cabeza y terminó usándolo para darle más fuerza al agarre alrededor de ella.
— ¿Me perdonas? No lo volveré hacer —susurró a centímetros de su rostro. Suni por impulso apoyó sus manos en el pecho de él en un intento por mantenerlo lejos, pero ni siquiera le evitaba la cercanía es más, su brazos cedían ante el empujón que el cuerpo del chico ejercía para acercarse.
— Hyunjin... —objetó ella a punto de decirle que estaba demasiado cerca.
— Perdóname —repitió ya más firme, sonó como una exigencia y no tanto como una suplica.
— Estás demasiado cerca —alcanzó a decir ella al borde del colapso. Nunca había tenido a un chico tan cerca, mucho menos a un hombre y encima semidesnudo.
— Sólo di que me perdonas y me alejaré, no quiero que estés molesta conmigo —admitió serio —, haría cualquier cosa para que se te fuera el enojo —soltó viéndola fijamente a los ojos.
— De acuerdo, bien, pero aléjate, por favor —soltó rápidamente, nerviosa. El chico la miró con ambas cejas alzadas, indagante —, te perdono, pero ya aléjate.
Él sonrió triunfante, una sonrisa cargada de felicidad que repentinamente llamó la atención de ella.
Y cumpliendo su palabra, se alejó, sin embargo nunca la soltó y Suni no ignoró aquello.
— Hyunjin, te pedí que te alejaras —insistió.
— Y eso hice, nunca me dijiste que te soltara —respondió sonriendo como si nada.
La castaña ya sin paciencia comenzó a empujarlo con más fuerza, incluso le soltó varias patadas que causaban la risa de él. Le daba risa verla tan nerviosa, pateándolo con ganas.
— Lárgate, lárgate —decía mientras lo empujaba de la cama.
El morocho no se dio cuenta que ella realmente lo estaba moviendo, así que terminó cayendo de la cama, causando un sonido seco que obligó a la chica a detener sus fuertes y bruscos movimientos.
— ¿Estás bien? —preguntó enseguida cuando lo vio sentarse en el suelo, viendo sólo la parte de sus hombros y cabeza.
El chico se levantó y se sobó el codo por un acto reflejo, había caído mal.
— Sí —respondió riendo como idiota.
— Que bien, ahora lárgate a tu cuarto —sentenció ella sentada en la cama.
Hyunjin enseguida dejó de reír, echó su cabeza hacia atrás bufando y terminó obedeciendo.
— Y si vuelves a entrar, te golpearé —admitió ella mientras lo veía caminar hacia la puerta.
— Sabes bien que no puedes —se burló, deteniéndose antes de abrir.
Ella apretó los labios, él tenía razón, ni siquiera cosquillas le haría.
El morocho notando su reacción no pudo evitar sonreír mientras negaba con la cabeza. Abrió la puerta y finalmente salió del cuarto, sintiéndose realmente bien, como si de golpe hubiera recuperado las ganas de vivir.