"La primera vez"
Dos días después del arranque de celos, nada más pasó.
Bangchan no volvió a presentarse y por lo tanto Hyunjin estuvo tranquilo.
Suzy se mantenía lejos, lo cual ambos chicos agradecían porque ya los tenía cansados.
Mari estaba cumpliendo con su palabra y se mantenía en silencio, pero no podía evitar incomodarse cuando ellos se sentaban a desayunar juntos, no quería verlos de esa forma puesto que todavía no se acostumbraba.
Suni miró la espalda de la mujer, pero se tensó cuando sintió la mano de Hyunjin subir por su pierna mientras mantenía la vista al frente, como si nada. Rápidamente le dio un manotazo y él no pudo evitar sonreír torcido. Volvió a repetir su accionar y la castaña terminó por sostener su mano y no soltarla mientras Hyunjin ladeaba la cabeza y soltaba una risa baja.
— Gracias nana —sonrió y terminó por alejar la mano masculina, dándole una clara advertencia silenciosa.
La mujer le dejó las cosas al chico y ninguno se miró, había cierta tensión entre ellos luego de lo sucedido, pero tampoco intentaban arreglar aquello así que sólo existía el silencio entre ambos.
— ¿Y hoy qué podemos hacer? —soltó al aire la menor mientras cortaba un pedazo grande del hotcake y se lo llevaba a la boca.
— Come bien, te vas atorar —reprochó él. Mari de espaldas limpiaba la encimera mientras los oía.
— Tengo hambre —se defendió ella encogiéndose de hombros.
Hyunjin negó con la cabeza y comenzó a comer de lo suyo.
— Amor, déjame alimentarte —pidió sonriente la chica. El morocho la miró al instante, para luego pasar la mirada al tenedor que mantenía en el aire un trozo del panqueque de ella.
— ¿Hablas en serio? —cuestionó él algo contrariado. La verdad, le daba algo de pena, pero la vio tan entusiasmada que no se pudo negar. Suspiró y se giró en el taburete, quedando de frente a ella.
— Pedimos permiso para aterrizaje, abra el hangar —dijo ella mientras movía el tenedor en el aire.
Hyunjin soltó una risa baja y abrió la boca con amago de sonrisa. Suni movió el alimento en el aire y lo llevó hasta la boca de él mientras fingía sonidos de avión.
Mari no pudo evitar sonreír divertida todavía estando de espalda; la chica no cambiaba ni siquiera cuando su novio era un hombre adulto, porque encima él le aceptaba ese tipo de comportamientos y hasta le llevaba la corriente. Bueno, al menos en ese sentido las cosas estaban bien, porque él realmente era compañero con ella.
Suspiró por lo bajo, sintiéndose más tranquila.
Hyunjin hizo el ademán de darse la vuelta nuevamente en el lugar mientras masticaba lo que ella le había dado, pero al instante Suni levantó la mano y fingió que la llamaban por radio.
— ¿Qué dices? ¿Qué hay otro avión por llegar? Pues que venga, abriremos el hangar —dijo.
El morocho soltó una risa y se devolvió a como estaba antes. Enseguida ella cortó otro pedazo del panqueque e hizo lo mismo que antes.
— ¿Hay más aviones? —preguntó divertido el chico luego de tragar.
— No, ya no quedan aviones —dijo ella viendo el plato vacío.
— Ten, aquí hay más —cedió él mientras empujaba su propio plato hasta ella.
Suni lo miró un momento, y luego sonrió como una nena pequeña. Enseguida cortó otro e hizo lo mismo que las dos veces anteriores; estaba alimentándolo como si fuera un nene pequeño, y él ya no ponía mala cara o se avergonzaba, sólo se quedaba mirando la expresión de alegría de ella y era todo lo que necesitaba para aceptar gustoso aquello.
Mari se volteó y los vio en pleno acto infantil, ninguno la tomaba en cuenta, así que sonrió y sin decir nada sólo salió de la cocina.
Al salir por el pasillo, vio que Suzy caminaba hacia la cocina, así que se acercó rápidamente y la tomó de los hombros.
— Querida, justo te estaba buscando —dijo fingiendo alegría.
— ¿A mi? ¿Qué necesita? —indagó la pelinegra intrigada.
— Oh... eh... necesito a alguien que me ayude a elegir la cena de hoy, ¿me ayudas?
— Sí, pero iré a la cocina a buscar un vaso de ag…
— No, no, tiene que ser cuanto antes, sólo tomará un segundo —comenzó a empujarla hacia la sala mientras Suzy se preguntaba qué le pasaba a la mujer.
Por su lado, en la cocina los chicos ya habían terminado de comer y Suni estaba lavando los platos para no darle trabajo a Mari.
Hyunjin estaba apoyado a su lado contra la encimera mientras jugaba con una manzana.
— ¿No quedaste con hambre? Comiste poco —dijo él viendo la fruta en su mano.
— No, lo dulce suele llenarme más rápido —avisó ella enjuagando las últimas cosas — ¿Por qué? ¿Pensabas hacerme más panqueques? —indagó divertida y con burla.
— Sí, justo eso —admitió él tranquilo.
— ¿Cocinas? —preguntó sorprendida.
— No son difíciles de hacer —aseguró encogiéndose de hombros.
— No lo esperaba de tí.
Hyunjin la miró y dejó la manzana detrás de él. Se acercó a ella y la acorraló contra la nevera, apoyando ambas manos a sus costados.
— Puedo hacer de todo con estas manos —aseguró en un susurro sobre los labios de ella, causando un escalofrío por todo el cuerpo de la chica.
— ¿E-en serio? Di-digo, que bien por tí —aclaró su garganta y habló apenada.
El morocho sonrió torcido y beso castamente los labios de ella.
— Ya lo dije, pero amo cuando te avergüenzas.
Suni le regaló una sonrisa y se movió, dejando el repasador a un lado.
Le dio la espalda un momento mientras su corazón latía desbocado dentro de ella, presa de los nervios y ansiedad.
— ¿Y si vamos a tu casa? La verdad, n-no quiero estar aquí hoy. Podemos ver una película, comer algo, no sé —propuso encogiéndose de hombros.
— Suena bien —sonrió mientras asentía con la cabeza.
[...]
Ambos estaban acostados en el sofá de la casa de Hyunjin. La pantalla del televisor dejaba ver la película “Contra cara” y Suni no podía evitar pensar en el mismo chico al ver esas imágenes.