"Horrible despertar"
Abrió los ojos despacio, ni siquiera parpadeó y aguantó el ligero ardor que la invadió por lo cansados que los tenía en realidad... ¿o era por haber llorado tanto en poco tiempo?
Miró un momento el techo y supo al instante que estaba en el departamento de Hyunjin, así que se mantuvo tranquila e impasible.
Se enderezó lentamente y terminó sentada en la cama, miró a un lado y ahí estaba el morocho echado sobre la cama, durmiendo a su lado.
Hyunjin le había tratado la fiebre apenas llegaron al departamento. Suni recordó que la hizo tragar una pastilla y hasta algo de zumo de naranja; apenas había podido beberlo, realmente estaba despierta pero se sentía ausente y recordaba apenas.
Lo miró un momento mientras el chico mantenía su cabeza echada a un lado, durmiendo. Iba a tocar su cabello, pero detuvo la mano a poco y desistió de la idea para no despertarlo, se veía cansado.
Suni se quedó sentada en su lugar, con la vista baja viendo el hueco entre sus piernas cubiertas por el edredón. No lloraba, sólo estaba ahí en silencio.
Hyunjin frunció el ceño y al segundo siguiente abrió los ojos con parsimonia pues estaba cansado, sin embargo al ver a la adolescente ya despierta enseguida se enderezó, pero ella no lo miró y mantuvo su vista baja.
Él vio su rostro inexpresivo y sus ojos viendo hacia abajo, no temblaban, no se movían, estaban estáticos en algún punto de la cama y ella no se movía tampoco.
— ¿Te duele algo? —preguntó apacible, pero preocupado.
Suni cerró los ojos un segundo y negó con la cabeza sin abrir la boca.
Hyunjin apretó los labios con pesar, la chica que tenía enfrente no era la misma que hacia unas horas atrás; esa que sonreía y estaba feliz, no, ahora estaba totalmente apagada y rota... y la culpa lo estaba invadiendo de una forma tan severa y extenuante que se vio obligado a desviar la vista un momento, avergonzado.
— Lo lamento —murmuró viendo al frente, sin fijarse en ella.
— ¿Es mi culpa? —preguntó la castaña por fin, aún cabizbaja. Hyunjin la miró enseguida y abrió la boca para objetar, pero Suni lo interrumpió: — ¿Me estaban buscando a mi?
— No, el objetivo siempre fue tu padre, sólo... querían usarte para hacerle daño pero ahora ya no te preocupes por eso —aclaró.
Suni sonrió de lado, irónica.
— Es estúpido, pero en estos momentos me hubiera encantado decirle a mamá que estoy enamorada de tí —comentó con amago de sonrisa. Hyunjin la miró con atención —, se hubiera molestado; me habría gritado y regañado… pero al final me abrazaría y diría: "todo estará bien, te entiendo", después de todo ella estaba casada con un hombre quince años mayor, ¿no? —agregó con cierta diversión amarga —, me hubiera encantado tener su apoyo.
El morocho la miró en silencio, mientras ella soltaba lágrimas silenciosas cargadas de angustia y tristeza; sin escándalo ni sollozos, sólo un llanto apacible y silencioso, como si no quisiera que él notara su estado.
— ¿Tienes helado? —preguntó limpiándose el rostro rápidamente, mirándolo al instante.
— No, pero puedo ir a comprarte si quieres —dijo enseguida.
— Me gustaría, tengo antojo de helado —sonrió ligeramente.
Hyunjin le devolvió el gesto y se levantó de su lugar, se acercó a ella y besó su frente con amor para luego salir de la habitación. Agarró las llaves del coche y el departamento, no pensaba dejar la puerta sin llave. No quería arriesgarse a que pasara algo en lo que iba por el helado.
El reloj marcaba las diez y media de la noche, esperaba encontrar alguna heladería abierta o no tendría más remedio que comprar un pote en algún autoservicio.
Salió del edificio después de cerrar la puerta, se subió al coche y arrancó hacia la heladería cerca de su hogar, la cual nunca había visitado y esperaba que estuviera abierta todavía.
Suni por su parte se levantó de la cama después de que él se fue. Entró al baño y se lavó la cara, viendo lo fatal que estaba. Parecía más que nada enferma y no deprimida, pero quizá era lo mismo porqué se sentía cansada, por eso mismo fue hasta la nevera y se llenó un vaso de leche. Lo bebió de una, como si fuera agua, pues tenía cierto encanto por ese alimento liquido. Lavó el vaso y lo dejó en su lugar.
No pudo evitar recorrer toda la sala, Hyunjin era bastante ordenado y organizado, todo estaba en perfectas condiciones.
Por un momento, buscó retratos o fotos de adornos, pero no había nada. Suni se preguntó de forma repentina qué era de los padres de él, ¿estarían vivos? ¿Sabrían sobre la vida de su hijo? ¿Él los visitaría? Preguntas repentinas que no tenían respuestas gracias a que Hyunjin nunca le había hablado de ellos, y por alguna razón, ella tampoco se sentía con valor como para preguntarle por el tema.
Se devolvió a la cama y se sentó nuevamente, pero esta vez contra el respaldar mientras flexionaba sus piernas y se encogía sobre si misma sin llegar a tocar su pecho. Sólo se quedó ahí en silencio.
Aún tenía puesto el vestido que usó para la salida con Hyunjin. Quería cambiarse, pero no tenía ropa y tampoco tenía ganas de ir a la mansión a buscar una muda... no quería volver allí, estaba aterrada.
Ni siquiera tenía su móvil porqué estaba allá también, que mala suerte.
Mientras pensaba en todo eso, oyó la puerta principal cerrarse así que supo que el chico ya había llegado.
Al instante Hyunjin pasó por el marco de la puerta que, había estado abierta todo el rato, y se sentó en su lugar a la par que le depositaba una bolsa transparente con un pote de telgopor a un lado de ella.
— Frutos rojos, menta y fresa... no estaba seguro que sabores querías —explicó desde su sitio.
— No tengo preferencia. Gracias.
Suni sacó su helado y abrió el recipiente, tomó una cuchara de la bolsa y otra se la pasó a él.
— Sé que no consumes azúcar, pero un poco no te hará mal —espetó ella viéndolo.