Kyubo deambula por los viejos y secos pasillos de la posada, vigilando siempre pensando en la seguridad de Ichika, para que no se repita lo sucedido en el templo y evitar emboscadas por parte del enemigo yokai.
Después de casi 1 hora buscando cualquier punto inseguro que podría servir para que se infiltren, tratándose de una posada que se encuentra en medio del fenómeno de la niebla purpura, no es de extrañar que el lugar fuera atacado por ellos, se acerca a la puerta donde Ichika descansa y golpea varias veces lo suficientemente fuerte como para poder despertarla si se encuentra en profundo sueño.
Golpea una vez, dos veces, tres veces, cuatro veces, y no responde. Pensando que está muy dormida, golpea una quinta vez, pero más fuerte pero no consigue respuesta por lo que sin previo aviso entra a la habitación solo para no encontrarla allí:
Kyubo: “¿Heh, Ichika? ¿d-dónde está?” — mira y busca por todos los rincones de la pequeña habitación, sin encontrar rastros de ella. Solo la ventana yace abierta. Las cortinas se mueven por ligeras brizas nocturnas. Se acerca a la ventana y logra verla en la terraza a metros de allí — “¿Qué planea…? ¡no!”
Ichika llora desconsolada mientras sus pasos se acercan al borde a una muerte segura. Como cada noche, su corazón se siente vacío y sin ánimos de seguir viviendo. La depresión que la invade cada vez que se encuentra sola y con la oscuridad invadiéndola en su interior es lo suficiente como para impulsarla a tomar la decisión más drástica posible.
Mira hacia arriba y la encuentra en el borde de la terraza, de pie y mirando hacia el frente con intenciones de arrojarse al vacío. Se acerca sigilosamente por detrás y detiene sus pasos a metros:
Kyubo: “Me distraigo un momento y te encuentro queriendo quitarte la vida”
Ichika: “¿Acaso importa lo que haga?”
Kyubo: “Te advertí muchas veces que quien decidirá su final soy yo” — se acerca a ella y la abraza por detrás. Toma su rostro y la gira para que se vean cara a cara— “una simple humana nunca podría tener el valor de quitarse la vida, menos una como tú. Quiero creerlo porque me perteneces” — besa la frente de la chica— “que no se repita y grábatelo en la mente”
Ichika: “Ya te oí. Dudo mucho que comprendas como me siento” — corre su cara para evitarle la mirada
Kyubo: “¿Sí? ¿Por qué no me iluminas de una buena vez, humana?”
Ichika: “Ya lo sabes. No hace falta contártelo. Según tú, hablo mientras duermo y pudiste enterarte en un instante”
Kyubo: “Si, puede ser. Pero ¿sabes? Las situaciones difíciles siempre nos acompañaran a lo largo de nuestra vida, solo hay que sonreír, levantar la cabeza y sacar toda la fuerza que ocultamos para mostrarle al mundo que no somos débiles” — al decir esto decenas de recuerdos golpean su memoria donde una joven hermosa, pero con rostro brillante corre sonriente y le habla a alguien que la persigue en un tierno juego
Ichika: “Esas palabras son…bueno, increíbles” — dice con expresión vergonzosa
Kyubo: “Yo…no sé qué fue lo que acabo de decir — se cubre el rostro con una mano y queda pensativo — “¿eso fue una visión del futuro o del pasado? ¿Qué está pasando?” — se pregunta
Ichika: “¿Kyubo, estas bien?” — se le acerca
Kyubo: “S-Si, no te preocupes por mi… ¿huh?” — se queda petrificado cuando Ichika lo abraza — “¿Qué estás haciendo?”
Ichika: “Si hay algo que recuerdo de mis padres es que un abrazo puede curar tanto los momentos dolorosos como dar fuerza. Por favor no lo menosprecies” — le pide mientras llora en el pecho del yokai
Kyubo: “Seguro, Ichika. Aférrate con fuerza y no te sueles” — la envuelve con sus brazos
Desde le ventana de la habitación, Yujin los observa, principalmente a Kyubo a quien mira con cierta intriga por sus gestos y la forma en la que se comporta, pero por sobre todas las cosas el cómo trata a Ichika. Como si fuera alguien tan importante para él que protegería sin dudarlo a costa de su propia vida. Según su punto de vista, nada tiene sentido respecto al yokai, no porque alguien como él se comportase con cierto honor, sino que, al contrario, ninguno podría tener tantas similitudes como con los humanos:
Yujin: “Esto se está volviendo muy extraño” — murmura al darse cuenta muchas cosas que no concuerda — “¿en verdad es un yokai?” — se pregunta
Mientras tanto, Ichika se abre a Kyubo, no como antes donde ella le contó un poco sobre lo que le ocurrió por estar asustada ante el yokai y sus constantes amenazas disfrazadas por una sonrisa amable y actitud caballerosa. Por primera vez desde que lo conoce abre su corazón, donde reconoce que haga lo que haga, ella no podrá soportar seguir viviendo y aunque desee la muerte, como una vez le dijo Kyubo, es tan cobarde que a pesar de añorar algo no es capaz de lograrlo sin el impulso necesario. Eso involucra también a la muerte:
Kyubo: “Tengo que reconocerlo, Ichika. No eres alguien fácil de comprender y no está mal. Cada ser humano es un mundo propio con paz, oscuridad, nerviosismo y amor puro. Te diré lo mismo que te dije antes, reconozco tu valor como humana y sin duda eres alguien que podrá sentirse así, pero escondes una fuerza que muchos van a menospreciar. Sin duda estoy deseando que ese día llegue y comprendas que la verdadera fuerza escondida es la que se hace lugar entre tanta oscuridad y ayuda a las personas que no pueden salir de ella”
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Editado: 06.10.2024