Unas horas más tarde en los fríos, oscuros y silenciosos calabozos del castillo.
El complejo destinado exclusivamente para criminales, traidores y toda clase de personas que son consideradas como un peligro para la organización, esperan tras las rejas para su ejecución, sin juicio ni alguna manera para defenderse, solo esperar a la inminente muerte por parte de un ejecutor.
Allí se encuentra un viejo miembro de los Cuchillas Rojas y considerado actualmente como un traidor, Kamal, cubierto de heridas y moretones como golpes, cortadas, quemaduras entre otras. Es aún más atroz con la luz iluminando su cuerpo, pero en plena oscuridad ni él se percata del daño que le han causado, siquiera el peor de todos para él, el arrebatamiento de su miembro viril por parte de la sádica Ildra y sin que Indira se haya enterado, usando una cuchilla a temperatura infernal.
La voz de Kamal se encuentra apagada por los alaridos de dolor de cuando ocurrió la tragedia en medio de las torturas incesantes.
De repente se escuchan sonidos de pasos que lentamente descienden a través de las escaleras de piedras que conectan al subsuelo con el sector de los calabozos y donde apenas hay guardias vigilando. Cada tanto baja alguien para darles de comer y arrojar agua que hiela hasta los huesos para asearlos.
Indira se acerca hacia donde se encuentra Kamal, cubriéndose la nariz por el hedor nauseabundo de algunos cadáveres en otras jaulas, orina, mierda y la suciedad de los pocos presos que queda:
Kamal: “N… me esperaba…tener su visita” — levanta un poco su rostro, revelando cortes y la nariz rota
Indira: “No vengo aquí para hacer sociales, menos con alguien como tú, traidor. Tan solo mírate el estado en que te encuentras y todo por las estúpidas decisiones que tomas” — regaña enfurecida
Kamal: “¿Y…Bien?” — pregunta, adolorido con sus pulmones lastimados
Indira: “Necesito que confirmes algo para mí. No es muy difícil y estoy segura que para alguien con tus limitadas capacidades será sencillo”
Kamal: “¿Qué…es?”
Indira: “Quiero que me digas porque no regresaste y que estuviste haciendo estos casi 3 meses en Japón”
Kamal sonríe, sabiendo hacia dónde va el interrogatorio:
Kamal: “Al grano… ¿eh? Pero…no puedo hacer tal cosa. Haré lo que quieras, pero nunca seré un soplón”
Lejos de molestarse, Indira saca de su bolsillo la foto con la esposa de Kamal, desnuda y cubierta de barro y encadenada a un poste de madera en medio del centro de entrenamiento, donde los gurkas más feroces entrenan para matar, siendo parte de la unidad más agresiva y aislada de la organización:
Indira: “¿Eso es todo lo que vale tu esposa? No me sorprende para nada. Los gurkas son un montón de insensatos que no valoran su vida, pero piensan en su propio placer. Veamos si me lo dices ahora” — abre la jaula y refriega la foto sobre el rostro del nepalés
Kamal: “¡No, por favor, no le hagan daño!” — se desespera al ver a su esposa en tal condición. Agita sus brazos y retuerce su cuerpo para liberarse
Indira: “¡Entonces dime Kamal! ¡¿Dónde mierda estuviste y con quién?!”
Kamal: “Y-Yo…”
Indira: “Es en vano que intentes hacer algo que no sea agitar tus brazos. Esas cadenas que te atan a la pared están hechas con material antimaná. Un artículo que conseguimos en el mercado negro mágico mundial. Tengo que decir que ese grupo terrorista es muy eficiente a la hora de comerciar ciertos productos prohibidos. No recuerdo bien su nombre, creo que era algo así como Alaizter Cruise. Son un montón de retorcido, pero sus artículos de lo más raro y efectivo. Creen que el mundo estaba bien sin cazadores y que las mazmorras surgieron con el despertar de la humanidad, como si fuera nuestra culpa, jajaja, vaya tontos. Pero eso no viene al caso”
Kamal: “Si, es verdad…no viene al caso…se supone que ibas a cambiarlo todo…pero…no eres diferente a los anteriores imbéciles…eres peor”
Indira: “No estás en posición de seguir diciendo esas estupideces. Pero te aclararé algo, yo quiero lo mejor para mi gente, pero ellos no saben lo que es mejor para ellos. Quizás lo entiendas más adelante”
Se acerca a un banco de madera que se encuentra a un lado y con su mano desnuda quita la sangre y suciedad. Poco importándole lo que haya. Se acomoda la larga falda que lleva puesta y se sienta muy cerca de él, impidiéndole mover las piernas y pisando la sangre que derramo el miembro de Kamal cuando fue extirpado:
Indira: “Si quieres puedo traer varios artículos más especializados en tortura porque si no me dices lo que necesito saber, voy a no solo torturarte hasta la muerte, sino que tu esposa se reunirá contigo”
Kamal: “¡No!” — se resiste entre lagrimas
Indira: “¡Vamos, solo dime! ¿no ves que lloras como una niña?”
Kamal: “N-No puedo…yo…”
Indira: “¡¿Qué vas a priorizar?! ¡¿un grupo de desconocidos o a tu esposa?! ¡elige! ¡abandona ese estúpido honor que tienes!”
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Editado: 06.10.2024