Linaje *disponibles primeros capítulos*

Capítulo 5

 

Elina

Nadie se mueve, mientras Abiel toma en brazos a Lena y la lleva fuera de la sala. Armen aún mantiene abrazada a Gema, quien parece furiosa, probablemente deseando cortarle la cabeza a la rubia de Farah. Ella inesperadamente se muestra más relajada, como si se hubiera dado cuenta de lo que pretendía esa pequeña. ¿Sera posible? Nadie más lo hizo, ni siquiera Danko. Su ataque fue directo a sus manos, Lena es más pequeña que Abiel y definitivamente no apuntaría a su pecho, sino al rostro. Interesante.

―Vaya ―comienzo a decir, rompiendo el silencio―, al menos ha quedado claro que Lena no es tan débil como pensábamos o… quizás Johari no es tan fuerte como nos hace creer.

Obviamente no es verdad, aunque ambas sean híbridas hijas de fundadores, Johari tiene años de entrenamiento, mientras que mi querida Lena solo conoce lo básico. No obstante, creo que pincharla ayudara a eliminar la tensión. 

―Te recomendaría que con ella no te metas ―murmura Knut, negando.

O aumentarla.

Sus ojos felinos se clavan en los míos, su postura relajada ahora es de alerta.

―¿Quieres probar? ―Me reta, volviéndose en mi dirección. Podría usar unas ráfagas y sacarla por la ventana antes de que me alcance. Sería divertido. 

―Con gusto ―respondo, sintiendo la mano de Alain aferrarse a mi brazo.

―¡Basta! ―exclama Edi con voz severa―. No habrá más peleas, ni nada parecido. Esta no es una sala de entrenamientos y tampoco es la ocasión.

―Así es, esta cena es para convivir ―interviene Mai, mirándola con preocupación―. Y ella solo bromeaba, no le hagas caso.

―¡Mai! ¡Creí que estabas de mi lado! ―expreso fingiéndome dolida, logrando que me mire sin saber qué hacer.

“Con mi mujer no te metas, Elina”, advierte Edi. Esto es genial.

“Que malo, Edi. ¿Ves cómo has cambiado? Yo era tu favorita antes”.

Ignora mi dramatismo, concentrándose de nuevo en Mai. Obviamente no lo haría elegir, porque por mucho que me quiera y lo quiera, Mai y sus hijos son lo primero para él. Como lo es Alain para mí. Pero hacia mucho que no lo molestaba.

―Nosotros iremos a verla ―declara Armen, conduciendo a Gema hacia la puerta. Que ha dejado de mirar feo a Johari y parece más preocupada por el paradero de Lena. Espero que aproveche la oportunidad y que Abiel no se resista.   

En parte comprendo la preocupación de ellos, pero Lena es capaz de elegir y decidir si es lo que desea.

―Pueden hacerlo, pero ella está bien. ―Armen asiente, sin embargo se marchan. Conociendo a Gema, no se quedara tranquila hasta que la vea y tenga la certeza de que está sana y salva.

―Creo que ya sabemos quién será el nuevo miembro de la familia Regan ―comenta Knut, consiguiendo un codazo de su mujer. ¡Ja! Ella me cae muy bien, aunque no sé cómo hace para aguantarlo después de tantos años.

―¿Quieren pasar al comedor? ―interviene Edi, ignorando su comentario―. Irina y Mai se esforzaron en prepararles algo.

Con poco o mucho entusiasmo, todos nos dirigimos al comedor. Aunque la mayoría solo nos limitaremos a observarles. Si hago algún comentario sobre Farah, ¿se molestara? Todas son celosas con sus hombres, me pregunto si ella también…

“Compórtate, Elina”, advierte Edi, mirándome de reojo.  

“¿Y ahora que dije?”, finjo inocencia, pero él parece conocer demasiado para adivinar mis maldades.

****

―¡Ah! ―exclamo dejándome caer sobre la cama, estirando los brazos por encima de mi cabeza―. ¡Qué noche! Nunca pensé que resultaría tan divertido, definitivamente hacía falta verlos.

Alain me mira, desde el pie de la cama.

―¿Ahora iras por Johari? ―pregunta cruzándose de brazos. ¡Ah! Me encanta cuando pone expresión seria.

―Solo quería hacer la prueba. ―Me encojo de hombros, apoyándome en los codos―. Pero ni Edi, ni tú me dejaron.

―Ella es menos tolerante.

―No la veo casi nunca ―resoplo sacudiendo la cabeza―. Y estarás de acuerdo, en que ahora que Pen está con Anisa, es menos divertido pincharla. ―Salvo cuando discuten, que es bastante seguido, ahora que lo pienso. Alain sonríe de lado, mirándome con adoración. Amo que algunas cosas no cambien. Sacudo el pie, zafándome del zapato y lo arrastro por sus muslos―. Y si ya terminaste de regañarme, ven aquí, quiero besarte.




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