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Habían pasado tres meses ya, tres meses a tu lado, y yo estaba en la etapa más hermosa de la relación. Me encontraba en el momento donde me parecías más perfecto que nunca, pero parecía que tú nunca llegaste a esa etapa.

Recuerdo muy bien ese día, en el que celebramos los tres meses, ese en el cual te di mi cuerpo junto con mi alma.

Cerraste la puerta y lo hicimos, pero algo no funcionaba. La estaba pasando mal y se notaba que tú también ¿Por qué seguiste? Eso me carcome hasta ahora, esa duda todavía golpea mi cuerpo. Si sabías que algo no funcionaba, si notaste que tenía moretones en los brazos y cicatrices en las piernas ¿Por qué no paraste y preguntaste qué estaba mal? Tal vez no te importaba lo suficiente o yo no valía lo suficiente para ti como para preocuparte.