Habían pasado varios días desde lo ocurrido.
Le preocupaba que la persona que salió al balcón lo hubiera visto, las últimas noches las luces de la casa permanecían encendidas hasta muy tarde, sabía que sería estúpido ir a esa casa estando los dueños.
Las cosas con April iban de lo lindo, habían echo nuevos amigos, April le había comenzado a hablar a cuatro chicas, a él le cayeron muy bien, y él por su parte le había empezado a hablar a dos chicos, todos se la pasaban bien, su grupo estaba creciendo, ya no eran solamente él y ella, aún que la mayoría de las veces extrañaba ser el unico al que le regalara sus sonrisas, cuando ella lo encontraba mirándola le tomaba la mano y entrelazaba sus dedos, incluso la había escuchado soltar una carcajada, no era un sonido dulce como el esperaba, era algo contagioso, en cuanto ella se partió en risas el resto no pudo evitar seguirla, su sonrisa era dulce, inclusive podría ser tierna pero su risa era otro tema, era chistosa y se ponía roja cuando reía demasiado. Pero había algo que solo lo hacía con él, cuando estaban solos o con poca compañía, ella sonreía pero su nariz se le arrugaba, era un gesto lindísimo, o cuando pasaba junto a él y le daba un golpecito en su nariz con la punta del dedo índice. O las veces que caminaban juntos y ella se colgaba de su brazo, o cuando se acostaban en el pasto y ella giraba hasta quedar cerca de él y él sonreía y ella aprovechaba para meter su dedo en el hoyuelo de su mejilla. La pasaban bien juntos y nadie podía juzgarlos.