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Después de que April salio de la cafetería, Dan volteo a ver a sus amigos quienes lo veían con pesar y tristeza, para todos era bastante obvio lo que sentía el uno por el otro, este resultado no se lo esperaban.
Dan se encontraba molesto, el viernes le pidió a sus papás que lo dejaran quedarse a dormir el fin de semana en la casa de su amigo Lenny, sus papás estuvieron de acuerdo, su estado de ánimo no pasaba desapercibido para ellos, pero Dan era lo suficientemente cerrado como para contarles lo que le pasaba. Antes de irse con su amigo se la pasó mirando entre ratos por la ventana, quería ver a April. En la escuela esos dos últimos días se habían evitado todo lo que podían, el quería una explicación, y ella no podía dársela,los demás dirían «¡vamos!, Que no te importen los demás» « al carajo tus padres»« mereces ser feliz» y un montón de cosas que a ella no le servirían de nada, podía jugar a tener una historia feliz que se desarrollará a lado del chico, podía llenarse de ideas motivadoras, podía engañarse pero cuando regresará a su realidad el golpe sería más fuerte. Es que ¿Cuánto tiempo podía evitar su vida?¿Cuánto tiempo podría creer que merecía ser feliz? Pero más importante aún ¿Cuánto tiempo podría hacer feliz a Dan?.....

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Estaba acostado en la cama de Lenny, su cabeza colgaba en la orilla, en sus manos jugaba una pelota de goma, su mente divagaba al momento en el que April le dijo que no, como sus ojos se llenaron de lágrimas, como volteo a verlo antes de salir. ¿Por qué lo hizo?¿Quería comprobar el daño que había echo? Se regaño al instante en el que ese pensamiento se instaló en su cabeza. April no era de ese tipo de personas, ella no le haría daño a nadie, al menos no intencionalmente. Se dio cuenta de que la realidad era que la joven tenía miedo, durante meses la acompañó mientras sus padres se ofendían, el presenció varias noches como los golpes azotaban en la carne del otro. Era un imbécil por estar enojado con ella, ya suficiente tenía con soporte los problemas en su casa como para tener que cargar con un infantil que no sabía cómo lidiar con el rechazo.