Alex
Salgo del auto cansado, paso mi mano por mi cuello tratando de quitar la tensión en ellos.
Necesito un baño, urgente.
Entro a casa, dejo la bata blanca dentro de la lavadora antes de abrir el refrigerador, me sirvo agua y agarro una barra de la alacena antes de dirigirme escaleras arriba.
Mi celular vibra cuando me estoy lavando los dientes, suspiro al ver el grupo de mis amigos, organizándose para la noche de hoy.
Cierro los ojos aun con la tensión en mi cuello rogándome que me acueste y duerme toda la noche.
La semana ha sido bastante pesada, las prácticas son cada vez más duras y los exámenes están cerca.
Me cambio rápido, pensando en una buena excusa para no ir esta noche, pero el timbre suena.
Mi ceño se frunce al ver el reloj de mi mesa de noche.
Bajo las escaleras tratando de ver algo desde las ventanas de estas, pero la persona, sea quien sea esta bien oculta detrás ella.
Me sorprendo al verla de nuevo, sus mejillas están más sonrojadas que la semana pasada, debido a las bajas temperaturas que están empezando a llegar. Lleva un vestido un poco más ajustado que el de antes, no tan revelador como podría serlo.
—¿Saldrás hoy?—su pregunta me deja quieto.
Ningún carro, ningún taxi, ningún medio de transporte.
—¿Cómo llegaste aquí? ¿Quién te trajo?—la sonrisa de la chica flaquea un poco pero no desaparece.
—Alguien vino a dejarme.
—¿Tu hermano?
—No.—su negativa fue definitiva. Tan afilada como la oscuridad que se formó en sus ojos solo por unos segundos.
—No saldré esta noche.—digo, tratando de no aclararme la garganta por la creciente tensión que se empezaba a notar.
—¿Por qué no?—su ceño se frunce, su sonrisa desaparece.
—Si no hay respuestas por tu parte, ¿por qué recibirías una de la mía?—digo y sonrío burlón. Char entrecierra sus ojos, muerde sus mejillas por dentro, mirándose como una niña haciendo un berrinche.
Gesto que lo hace tan inconsciente que casi me hace reír.
—¿Tus amigos saldrán hoy?—pregunta, no puedo evitar mi cara de sorpresa.
¿Planea salir con mis amigos sin mí?
—Supongo, entonces que yo no soy tu target.—digo y ella casi se ríe con burla.
—Solo preguntaba.—dice encogiéndose de hombros. Mira sus zapatos tratando de pensar que más decir, tal vez tratando de convencerme de salir.
—¿Por qué quieres salir Char?—pregunto, esta vez sin burla, con pura curiosidad, que tal vez está tratando de ocultar una creciente preocupación por ella.
Porque, su aparecieron después de cuatro años, si había causado curiosidad en mí. Tanto como para buscarla en las redes sociales, buscar a su hermano también.
Un, realmente, viejo amigo, un amigo que me salvó muchas veces cuando éramos unos adolescentes rebeldes que prensaban que tenían la vida en sus manos.
Nada.
No había rastros de él por ningún lado, ni en la universidad que el escogió ni en las redes sociales de su hermana.
De ella no había mucho tampoco, salvo una vieja foto de su escuela, colgada en un olvidado foro de esta misma. Sus redes sociales están privadas, sin ninguna publicación de igual modo.
¿Cómo una familia que parecía ser la mía se sentía tan distante?
—Solo quiero divertirme.—responde, como si fuera respuesta suficiente para obligarme a subir, cambiarme y llevarla a divertirse.
—No es por ser grosero, realmente no, pero ¿no tienes amigos, ya sabes, de tu edad, para que vayas a fiestas?—termino mi pregunta cautelosamente, esperando que no haya sido realmente grosero preguntarle si no tienen amigos.
—¿Qué tiene que ver la edad?—pregunta y yo frunzo la seño notando como ignoró el punto de la pregunta, por completo.
Suspiro.
—Realmente ha sido una semana larga.—le digo, esperando que se apiade de mi pobre alma.
—No tenemos que quedarnos tan tarde, solo... ¿un par de horas?—su sonrisa aparece nuevamente, una sonrisa suplicante que usaba conmigo y su hermano, logrando que de alguna manera, siempre se saliera con la suya.
¿Por qué esta sonrisa parece más apagada que entonces? ¿Será porque esta no le llega a los ojos?
—Pensé que no vendrías, ¿no estás muerto?—Mosi pregunta poniendo su brazo sobre mi hombro, suspiro medio molesto pero le sonrío golpeando su pecho como modo de devolverle el saludo.
—No tienes ni idea.—silbo entre dientes mirando a la pequeña pelinegra que esta sentada junto a Emi y las otras chicas.
Char parece menos tensa que la semana pasada, como si ya conociera como es todo y ya está más dispuesta a disfrutar a como de lugar.
Me aparto de mis amigos luego de un rato para ofrecerle de mi bebida, una diferentes que la vez anterior. Sus ojos brillan cuando el líquido llega a su lengua. Char asiente y yo pido una para ella.
La conversación va tranquila, nada de juegos esta vez, pero noto como los pequeños ojos de Char se dirigen a mí cada tanto. Una manera de preguntarme si quiero que nos vayamos.
Demonios, claro que quiero irme, mi cama me llama a gritos, pero verla tan desesperada por huir de lo que sea que esté tratando de huir, no me deja levantarme.
Pasan un par de horas cuando siento una pequeña mano tocando mi hombro.
Las mejillas de Char parecen más rojas que antes, su relajada sonrisa me indica que la bebida ha ayudado a que esta, sea menos tensa.
—¿Podemos irnos ya?—le sonrío, sabiendo que ella no quería irse precisamente tan temprano, pero por sus palabras quiere hacer entender que ella es la que quiere irse, y no que yo le esté exigiendo que nos vayamos.
—Si eso quieres.— respondo tomando su mano, notando que está muy helada.
Char asiente, apretando mi caliente mano, luego de haberla tenido dentro de mi chaqueta.
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Editado: 06.03.2024