Char
—Iremos a ver una película esta noche ¿vienes?—la mano de Jora toma mi codo, dándome la vuelta mientras trataba de meter mis libros en mi casillero.
—¿Hoy?—pregunto distraída.
—¿Tienes planes?—la pelirroja me mira con el ceño fruncido, tratando de detectar cualquier mentira como acostumbra hacer desde que la conozco.
Le sonrío, apartando con cuidado su mano de mi codo para poder meter mis cuadernos en el casillero.
—Papá quiere que lo ayude en casa...—digo, sabiendo que la mención de mis padres harán que se aparte lo suficiente como no preguntar nada más.
Jora asiente, molesta por mis constantes excusas pero sin el valor suficiente como para poder insistirme.
—Disfruten la película ¿si? Espero poder la próxima vez.—le digo cerrando mi casillero.
Jora asiente mientras me alejo, escuchando como los otros chicos se acercan a ella, preguntándole si yo, finalmente, acepté a ir con ellos.
Llego a casa, me quedo frente a la puerta antes de meter la llave, tratando de escuchar cualquier ruido proveniente de adentro.
Abro la puerta tras no detectar nada, camino lo más rápido posible a mi cuarto y cierro la puerta con llave suspirando con alivio.
Enciendo la luz, liberando de la oscuridad, abro las cortinas esperando que la poca luz del día aun pueda entrar.
Abro mi computadora y la enciendo, metiéndome al baño a ducharme esperando que cuando termine, la maldita cosa ya este encendida.
El agua caliente ayuda a despejarme, miro mis delegados dedos concentrándome en mi respiración, esperando que cualquier pensamiento desaparezca.
Me cambio entrando nuevamente a mi cuarto, con el cepillo de dientes entre mis dientes, veo como mi computadora ya esta empezando a revivir.
Suspiro aliviada, viendo el reloj de mi mesa de noche, contando las horas faltantes para enviar ese trabajo que he estado ignorando todo el mes.
Mi celular suena y lo busco con la mirada.
Lo encuentro aún en mi bolso, justo en el fondo.
Me sorprendo al ver un mensaje de Instagram. Es un mensaje restringido que no me deja visualizar desde la pantalla principal.
Frunzo el ceño, dudando si abrirlo, pensando en las posibilidades de que sea un mensaje de spam, una persona queriendo burlarse o simplemente una cuenta falsa queriendo dinero.
Suspiro luego de un rato, al ver que mi computadora ha vuelto trabarse.
Abro el mensaje y me sorprendo al ver el nombre de la persona.
Me meto a su perfil, y como se esperaba, no lo tiene privado, muchas fotos de él, de sus amigos, en la playa, restaurantes y universidad aparecen. El número de persona que lo siguen y sigue son más de los que yo podría haber conocido en toda mi vida.
Vuelvo al mensaje y leo lo que dice.
"No saldremos hoy, todos vendrán a mi casa. Aunque no tengo idea de como, sabes adonde queda. No tienes que traer nada aquí habra todo. Si necesitas que pase por ti lo haré sin problema, porque aún no entiendo como es que vienes. "
Pongo mi mano sobre mis labios, reprimiendo una pequeña sonrisa.
Escribo rápido una respuesta, luego de darle al botón de seguir y sentarme frente a mi computadora, para terminar el trabajo, pensando realmente, en que me pondré más tarde.
Alex
"Ahí estaré"
Miro su respuesta de hace un par de horas y sonrío nuevamente. La he seguido de regreso en el momento en que ella me ha pedido solicitud. He podido ver que tenía algunas historias destacadas, la mayoría eran del cielo, algunas con unos amigos. Pero no hay señal de su hermano.
Con lo unidos que eran.
—¿...sacar?—una pregunta resuena en la cocina. Me volteo ver a Mosi que rueda los ojos al ver que no le estoy pensando atención.— ¿Estás bien? Has estado distraído.
—Estoy bien, solo estaba viendo una correo de la universidad.—miento, y él lo sabe bien.
Su irritante sonrisa se hace presente, le aparto su rostro con mi mano, guardando mi celular en mi bolsillo.—¿Qué quieres?
—La hielera.—dice y los dos vamos a la cocina.
La casa poco a poco se llena, hay más gente de la que acostumbramos a frecuentar debido a que los primeros exámenes han oficialmente terminado. Algunos chicos de otras facultades han venido, la casa ya no parece tan espaciosa como antes.
Miro mi teléfono y noto que no hay ningún mensaje. Dudo si escribirle, ya pasó la hora habitual en la que ella se presenta, así que decido esperar.
Dijo que vendría. Es suficiente.
—¡Alex! Ven aquí, acompáñanos.—Emi me grita, esta sentada con unas chicas y chicos en el salón. Levanto mi mano para que vea que si la he visto.
Voltea a ver la puerta principal antes de acercarme a ellos.
La bebida ha empezado a nublarme la vista, la música esta más fuerte y el sol ha desaparecido por completo. Las tenues luces de la casa dan más ambiente de fiesta, la gente la está pasando bien.
Veo que son pasadas las diez de la noche cuando noto que la puerta principal se abre.
La imagen de la pelinegra me hace levantarme, apartando con poco cuidado las piernas de una chica que ahora mismo no reconocería.
Char entra un poco incómoda, como si hubiera estado tocando el timbre un buen rato, y haya decidido entrar sin más luego de que nadie atendiera.
Ni siquiera se escucharía el timbre de todos modos.
Me acerco ella, cuando sus ojos notan los míos sonríe.
—Lamento llegar tan tarde, tenía que enviar mi carta para las universidades antes de media noche.
Como que si fuera un balde de agua fría, esas palabras me hacen detenerme. Por mi mente pasan imágenes del pasado, de la chica delante de mí pero unos años más joven. Y ahí recuerdo lo que había olvidado por alguna razón. La diferencia de edades, Char esta por terminar el colegio, cuando yo estoy a mitad de mi carrera universitaria.
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Editado: 06.03.2024