Char
Cierro los ojos antes la respiración en mi cuello, sus labios pasan de mi oreja y recorren lentamente hacia abajo hasta llegar a mi hombro, donde deposita un pequeño beso.
Me río por las cosquillas. Sintiendo como sus manos bajan de mi cintura hasta mis caderas.
Un cambio de música hace que la gente empiece a abuchearle al DJ. Las manos que estaban en mi cadera me hacen girar, para estar cara a cara.
El chico moreno delante de mi trata de ajustar el movimiento de nuestros cuerpos con el nuevo ritmo. Acerca mi cuerpo más al de él, juntado nuestras frentes.
A tan solo unos centímetros de sus labios.
Dejo caer mi cabeza, quitándome la tentación de enfrente, erróneamente invitando al chico a que bese nuevamente mi cuello.
Mis ojos van a mi lado, donde un pelinegro baila con una rubia.
Los hombros de Alex se mueven de lado a lado, con sus manos sobre la cintura de la chica, los brazos de ella sobre sus hermosos hombros.
Mi mirada lo llama de alguna manera, sus ojos chocan con los míos y mi respiración se aceleran. No por el chico que besa mi cuello de manera salvaje, sino por los negros ojos del chico que están lejos de mí.
Alex hace girar su cuerpo y el de la chica para que solo pueda ver la espalda de ella, sus ojos fijos en los míos, mientras besa lentamente el lóbulo de la oreja de la chica rubia.
Mis labios se separan, imaginando que son sus rosados labios los que están sobre mi oreja.
El moreno a mi lado me acerca más a él, apretando mis caderas con las suyas, mostrándome lo apretado que están sus pantalones, el arrebato me saca un leve gemido, que no para desapercibido por el pelinegro.
Alex tensa su mandíbula, pero no deja de besar a la chica, sus labios recorren el cuello de ella, lentamente, con algún toqueteo de lenguas.
Muevo mi cuello de lado, dándole más acceso al chico, acercándolo a mí como única manera de evitar salir corriendo hacia esos ojos negros que devoran cada movimiento de mi cuerpo.
—¡Char!—la voz de Mosi me sobresalta, el chico viene corriendo del lado opuesto a su mejor amigo, llega con dos bebidas en mano, dos pequeños vasitos transparentes.—Shot de media noche.—dice, ignorando severamente al chico moreno, que molesto, se ha disculpado para correr al baño.
Sonríe grande, sabiendo lo que ha interrumpido, veo que otro chico se acerca con dos shots más. Siento que un brazo pasa por mis hombros.
Sonrío al ver la sonrisa relajada de Alex, toma uno de los shots y choca su vaso con el mío. Los otros dos chicos hacen los mismos, antes de contar hasta tres y vaciar la fuerte bebida en nuestras bocas.
Mosi grita alegre y los cuatro empezamos a bailar frenéticamente.
—Pásame la cerveza.—Alex estira su brazo apuntando la botella que descansa sobre la mesa.
Todos hemos regresado a la casa luego que alguien haya llamado a llamar a la policía y hayan cerrado la pequeña discoteca.
Los dedos de Alex hace círculos sobre mi muslo desnudo.
Un rojo raspón se deja ver en mi rodilla. Por el escándalo fui empujada, mis rodillas sufrieron las consecuencias.
Al llegar a casa todos nos hemos sentado en el salón, Alex ha puesto mis piernas sobre las suyas, curando con cuidado mis raspones antes la mirada de todos.
Mis piernas no se han movido desde entonces, la mano de él ha estado masajeando mis muslos.
Mosi le acerca la cerveza, él le da un breve trago antes de ofrecérmela.
Niego con la cabeza con una mueca. La cerveza no tendría porque considerarse una bebida.
Alex se ríe por lo bajo.
Su mano agarra mi mentón y me sacude la cabeza con delicadeza.
—¿Quieres que te traiga agua?—pregunta, le sonrío, a modo de respuesta me acomodo mejor en el sofá, alargando un poco mis piernas.
Los movimientos sobre mis muslos vuelve a empezar y yo me quedo disfrutando del toque.
—Maldito el que llamó a la policía.—se queja Mosi y el chico rubio que nos acompañó en lo shot asiente.—Malditos los que empujaron a la pobre Char.
Mosi trata de acercarse a mí para tocar mi rostro, pero Alex lo aparta con un manotazo. El chico se ríe apartándose. Sobándose la mano.
—Lo bueno es que tiene un buen doctor a su lado.—Alex sonríe con suficiencia y todos en el salón ruedan los ojos.
Me despido de Mosi con la mano, el chico me tira un beso volador antes de meter su cabeza por la ventanilla antes que el taxista se la corte.
La risa de Alex se escucha cerca de mi cuello. El chico me abraza por atrás, caminando hacia atrás para cerrar la puerta.
—¿Quieres quedarte?—me doy la vuelta y miro sus ojos.
No hay malicia en ellos.
Asiento, agarrando su mano para subir las escaleras juntos.
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Editado: 06.03.2024