La última hora llegó y como se lo pronosticaron Celeste y John la profesora le dijo que si no exponía se quedaría sin nota y que a la otra chica la evaluaría en el próximo encuentro, pero, Gadea debía de exponer ese día. Se trataba del tema de la globalización y cada grupo debía exponer sobre una empresa globalizada. Kelling Gadea hablaría de PEPSICO, se sentía un poco nerviosa, más Antonio no ayudaba diciéndole que se preparase pues la iba a inundar de preguntas.
- No seas malo –le dijo John.
- No te preocupes –le agradeció ella, para luego ver directo a Antonio– ¿quién dijo miedo?
- ¡Qué nivel!
La joven se puso en pie, se ubicó ante todos echando a rodar la diapositiva, el logo de la compañía a exponer fue lo primero que se presentó, donde la chica dio una pequeña reseña histórica.
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Josh estaba sentado sonriendo al ver a sus hermanitas jugando con los niños vecinos al culto, los escuchó cantar a todo pulmón las alabanzas y hacer toda la actividad, hasta que llegó el tiempo de la prédica, un chiquillo de unos ocho años se acomodó al frente. Pidió que todos oraran, para luego tomar el nuevo testamento que sostenían sus pequeñas manos y abrirlo, mencionó uno de los tantos textos.
- Bien hermanos abran sus biblias en el libro de San Juan capítulo 3 verso 3 –citó el pequeño– ¿alguien que lo lea?
Josh no podía dejar de sonreír al verlos, pues él se acordaba en sus tiempos, pues él también jugó eso, y más porque él hacia el papel del pastor. Un niño de cinco años levantó con insistencia su pequeña mano.
- Si hermano Lucas –dijo el ¨pastor¨.
- Dice la santa palabra de Dios: ¨Todo lo puedo en Cristo que me fortalece¨.
Gonzales estaba que se reía, claro discretamente de donde los observaba, pues nada que ver con el versículo que el niño anterior había citado
- Gracias hermano Lucas. ¿Puede leerlo usted también hermana Isabela?
- Amén… y dice la santa palabra de Dios: ¨Res-pon-dió Je-sús y le di-jo: De ci-er-to, de ci-er-to te di-go, que el que no na-ci-e-re de nu-e-vo, no pu-e-de ver el re-i-no de Dios¨ –cancaneó la chiquilla que estando en primer Grado aun le costaba leer de corrido.
- Josh –la voz de Patricia resonó.
- Dígame mamá.
- Hijo, ve tú hacer las compras que yo tengo un mandado que hacer con la hermana Laura. Fíjate bien en lo que falta, para que no tengas que ir de nuevo.
- Bueno… ya voy.
Josh se levantó a prisa, pues era domingo y había quedado en ir a casa de René para ver una película. Se fue a la cocina y con mucho cuidado se fijó en todo lo que hacía falta, se fijó también en el gavetero donde su madre guardaba los objetos de limpieza y así se fue hasta el supermercado.
Cuando se vio ya estaba paseándose entre las filas del super… revisaba con cautela todo aquello que depositaba en el carrito. Viendo los detergentes estaba cuando sintió que un carrito golpeó el suyo, al levantar la vista sus ojos golpearon con el rostro de Susana. Verla allí no era algo que esperaba, pero se sorprendió al no sentir nada, es decir, nada referente a sus sentimientos todo estaba tranquilo y eso lo reconfortó mucho, lo que le hizo agradecer internamente.
Sin embargo, ella no hizo un muy buen gesto, lo miró con gesto despectivo, alzó una ceja y se movilizó hasta el otro extremo de la hilera, Josh como si nada volvió a concentrar su vista en los detergentes para decidirse por cual escoger. Realmente verla ya no producía nada, era como encontrarse a cualquier persona, de esas que van y vienen y te encuentras a diario.
Sin embargo, después de un rato de que Susana se alejara al otro extremo, no pudo pasar desapercibido lo tranquilo que se miraba aquel joven, pues la última vez que lo vio cerca de la universidad, percibió cuando su rostro se tensó al verla. Pero ahora no, era como si nada, después de un rato, ella desvió su vista con cuidado a él, donde ya lo visualizó viendo la línea de Suavitel –hay cielos, se ve que lo idiota no se le ha ido, es que, en definitiva, ese tipo de personas no cambian– pensaba. Más sorprendida quedó cuando una persona lo saludó de aquella forma que caracteriza a los cristianos, le vio estrechar la mano muy sonriente y contestar con un amén –ay, ahora sí se desmadró por completo, si que es estúpido, doy gracias por haberme sacado a ese pendejo de encima… es que ¿cómo pude soportarlo por tanto tiempo? – negó con la cabeza.
Cuando Josh se formó en la fila para pagar se quedó ido en la espera, cuando sintió una insistente mirada sobre él, que, al elevar la vista, observó a una castaña bien curvilínea coquetearle con mucho descaro, el como si nada concentró su vista en las compras que llevaba y acomodó mejor una botella de cloro que se observaba mal puesta.
Por otro lado, Susana se había quedado con la boca vierta viendo a la joven que no paraba de buscar cómo llamar la atención de su ex –pero que zorra esa– se dijo mental –pero lástima con lo mandilón e ingenuo que es ese bobo, ups…perdió su tiempo– sin embargo ese comportamiento de la fémina, hizo que ella volviese a reparar al joven y tuvo que reconocer que la ropa que portaba le sentaba bien, un pantalón jeans negro, junto a unos tenis blancos y una sudadera celeste, además sus ojos pestañados se notaban muy brillantes haciéndole ver bastante coqueto. La chica desvió la vista maldiciendo por estar detallando a su ex –de nada le sirve no ser tan feo, porque es tan idiota que lo arruina todo.
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amor y desamor, sufrimiento y lucha, amor incondicional y felicidad
Editado: 02.10.2020