Mas no lo maté con armas, busqué una muerte peor:
¡Lo besé tan dulcemente que le partí el corazón!
-Alfonsina Storni
Hilary
Termine de leer la frase y entro Oliver, uno de los jugadores de básquetboll del instituto, era de ojos color miel, piel blanca, cabello café y buen físico, digamos que es era crush de casi todas las chicas del instituto a excepción de mi.
-¿Veo que te gustan los detalles que dejo para ti cada día?- dice acercándose a mi con una sonrisa
Lo mire extrañada y crece los brazos por encima de mi pecho.
- ¿Por qué lo haces?-le pregunté directamente.
-Pues porque me gustas- contesta con simpleza.
Me reí amargamente.
Me quiere ver la cara de estupida.
-¿De verdad crees que soy estúpida?-inquirí elevando una ceja-¿Cómo te vas a fijar en mi? –le dije señalándome con una mano.
El se acerca mas a mi en un estúpido intento de ponerme nerviosa.
-No creo que seas estupida, al contrario, creo queres inteligente, divertida, bonita y me gustas.
Estuve apunto de responder cuando Max entro acompañado de Luca ( su mejor amigo o amiga, porque es gay).
Ambos se pararon en seco al ver la escena y yo solo me dediqué a ver a Max.
-¿Porque no salimos mañana al cine?- propuso Oliver volviendo a captar mi atención.
-No me dejan salir entre semana- conteste deseando que desistiera su idea de invitarme a salir.
-Entonces el sábado-rebatió.
Dios, pero que chico tan estresante.
-Eh, yo.., pues- no encuentre la escusa perfecta para decirle que no, nunca he salido con un chico y no me gustaría que sea él el primero.
-Bien, paso por ti a las ocho- dice interrumpiéndome y dándome un abrazo que me toma por sorpresa, se va y yo me quedo sin saber que acaba de pasar exactamente.
Luca y Max se paran frente a mi con gestos sorprendidos
- ¿Mis ojos me engañaron o ese era Oliver?-cuestiono Luca sin poder creerlo.
-Yo creo que si era, ¿Qué quería Hilari?- pregunto Max.
Lo miro a los ojos no queriendo contestar.
-Era el quien dejaba las cartas y las rosas, además me ha invitado a salir-le explique lentamente.
Los ojos de ambos se abrieron de par en par y pasaron unos minutos sin reaccionar
-Oliver, el que puede tener a cualquier chica o chico del instituto, te invita a salir a ti- repitió Luca como si fuera la locura mas grande de la historia, le hice mala cara y Max le dio un codazo-Sin ofender, ósea tu eres simpática pero ¿no les parece raro?
Pues claro que me parecía raro, llevaba estudiando aquí varios años y mágicamente hasta en ese momento se dio cuenta de que existía y me invitaba a salir, aun así preferí seguir con esto talvez si me enamoraba de el pueda olvidar a Max de una vez por todas.
Max me miro y sonrío como todo un galán.
-Probablemente le gustabas desde hace mucho tiempo, pero creía que lo rechazarías y hasta ahora tomo el valor de decirlo.
Le sonreí cálidamente, aunque no lo creía.
-Seguramente-afirme.
El maestro de física entro haciendo que todos entrarán y Luca se va a su lugar.
-Buenos días clase- dijo el maestro, haciendo que todos respondieramos al unísono-El día de hoy les dejare un proyecto, el cual tendrán una semana para pulir y me lo presentaran el lunes que viene en una feria científica- empieza a anotar en la pizarra los datos que debe cumplir el proyecto-Será en parejas y es un experimento con base a cualquiera de los temas ya recibidos, tienen la termodinámica y muchos más.
Todos anotamos y seguimos con las clases, se llega la salida y me fuí con Max a su casa para avanzar lo más que se pudiera con el proyecto.
Llegamos y subimos directo a su cuarto, su madre no estaba en casa por lo que estábamos solos. Deje mi mochila en la cama, me quite los zapatos y me sento en ella.
-¿Por qué no quieres salir con el? – pregunto de repente y lo mire sin saber a que se referia.
-¿De que hablas?-le pregunté confusa.
El ruedo los ojos y se cruzó de brazos.
-No te hagas la tonta, bien sabes de que hablo-me reprendió.
Odio que me conozca tan bien.
- Tengo miedo, si- le conteste irritada.
Sus cejas se fruncieron y arrugo la nariz de forma graciosa.
-¿Miedo de que?
Desvíe la vista a mis manos sin querer contárselo.
- No lo se-me encogí de hombros.
Max se acerco y tomo mi mentón obligándome a mirarle a los ojos.
- Meri, dime- pidió con su natural suavidad, pero de forma segura.