Lo Que Nadie Sabe De Ti

74: FIN

 

ISABELLE

El libro de Anthony fue tan exitoso que las personas le han pedido en internet que haga una segunda parte.

Muchos han tomado de inspiración ese libro para contar sus propias historias a través de videos que publican. Anthony se ve orgulloso de la reacción de las personas, de cómo toman valor para contar todo tipo de historias.

Ya está en proceso de escribir el segundo libro “Lo que nadie sabe de mi” en esta ocasión la gente envía correos electrónicos y su dirección, si la historia es escogida él y su equipo citan a la persona en un lugar para que cuente todo lo que tenga que decir.

Lo suelo acompañar porque desde la edición especial de su primer libro, donde incluyó fotografías relacionadas con la historia, yo capturo elementos que puedan ser incluidos en el libro. Nunca tomo fotografías de las personas, eso se ha mantenido pero sí del café que pidieron, de cómo se encontraba el cielo ese día o del recibo de lo que ordenó siempre y cuando no muestre ningún dato.

Me gusta ser parte de esto. Tengo mi propio trabajo, ahora soy fotógrafa profesional y mayormente voy a eventos como bodas y todas esas cosas pero lo que más me gusta es capturar la naturaleza. Desde las hojas en el pavimento hasta un amanecer en el bosque.

Le ayudo a Anthony para escoger las historias. Ambos nos pasamos una hora entera antes de irnos a dormir leyendo lo que le han enviado. Algunas historias son simples, otras son desgarradoras. No lo negaré, he llorado varias veces.

Después de la historia sobre mi abuelo y el señor Bradford Anthony recibió muchos correos de personas así. Abuelos y abuelas que no pudieron amar a quienes realmente querían por los prejuicios, la discriminación y la homofobia. Estoy segura que el señor Bradford estaría muy orgulloso de ver a Anthony ahora, de cómo les ha dado una voz a las personas que han mantenido el silencio por muchos años.

Mi abuelo aún está vivo, vive en la misma casa al lado de la familia de Anthony. Ahí solo viven ahora Leonor y sus padres pero mi abuelo sigue pasando tiempo con ellos, Leonor ya es como su nieta pequeña y eso me hace feliz. Ella lo quiere mucho y él a ella.

Hugo se graduó de psicólogo y está estudiando una maestría en Alemania. Él ha estado saliendo con una chica desde el primer año de universidad, aunque no la conoció ahí, su historia es muy divertida y espero que un día la cuente. Quizás en el segundo libro de Anthony podrían hacerlo, él y su novia (que están por comprometerse en la siguiente navidad según me dijo Anthony)

Y ahora, nosotros.

Anthony y yo nos casamos, quizás un poco jóvenes. A los veintidós años, fue una boda pequeña pero muy especial. Papá bailó conmigo, fue un poco conmovedor pues nunca me sentí como su niña pequeña pero en ese baile, si lo sentí.

También bailé con mi abuelo, lo abracé y ambos lloramos.

Leonor invitó a un chico, eso fue muy divertido. Yo la seguía viendo como esa pequeña niña de diez años pero no, Leonor ya había crecido y tenía quince años. Ahora le gustaban los chicos y eso molestaba mucho a sus hermanos mayores, quienes vigilaban que su cita no intentara acercarse mucho a ella.

Leonor se ve cada día más como Samantha, quien me ayudó con todo de la boda. Samantha es mi suegra pero la siento como mi amiga también. Ella me quiere, me agradece todo el tiempo por ser buena con Anthony aunque yo debería agradecerle pues mi Anthony existe por ella.

Peter sigue jugando cartas con mi abuelo, y ahora, con papá también. Me alegra que nuestras dos familias se lleven mejor, todos hemos pasado por situaciones nada bonitas y finalmente tenemos en quien apoyarnos.

Ah, también Sean siguió en nuestras vidas.

Después de todo, ahora se siente como el hermano que nunca tuve y aunque sigue siendo tan molesto como cuando éramos jóvenes, le he tomado cariño.

Creo que nuestros padres biológicos hicieron algo bueno por nosotros, darnos algo en común. Su rechazo nos unió y ahora, gané un hermano.

Nunca volví a ver a mi madre y no he conocido a mi media hermana. No sé si algún día lo haré, tal vez no. Ya no importa, ahora que he crecido mi padre y yo tenemos una mejor relación y tengo a mi nueva familia, incluyendo a Sean, así que estoy mejor que bien.

Pensé que estar sola era mi destino. Nunca elegí la soledad, ella me mantuvo en sus trampas el tiempo suficiente para convencerme que ahí estaba mejor. Si estaba sola, si nunca me acercaba a nadie, no podrían lastimarme. No podrían dejarme como lo hizo mi madre, no podrían romper mi corazón de nuevo. Quería creerlo pero nunca me convenció completamente.

Y cuando llegó mi chico de ojos azules, de palabras cursis y de un corazón noble, lo supe. No quería estar sola, quería estar con él.

—Te amo —susurro antes de cerrar los ojos, recostada en su pecho.

Anthony acaricia mi cabello. —Te amo —contesta subiendo las sabanas por encima de mi hombro—. Hace frio, cúbrete.

Yo lo abrazo con una sonrisa. —No tengo frio.

—Aun así, no quiero que sientas frio —responde—. Isabelle, he estado pensando en algo.

— ¿Qué? —pregunto.

— ¿Quieres que vayamos a la playa el siguiente fin de semana? —peina mi cabello con sus dedos, de esa forma que tanto me gusta.

—Claro —reviso mi agenda mentalmente—. Estoy libre, ¿Qué estamos celebrando?

Anthony se mueve, yo abro los ojos mientras me coloca la cabeza sobre la almohada y se recuesta de lado para verme. —Nuestro amor, cada día hay que celebrarlo.

Toco su mejilla con mi mano y resoplo. —No cambias, ¿verdad?

Anthony se inclina para acercar su rostro al mío, nuestras narices se tocan. —No, te lo dije en nuestra boda, seré cursi hasta mi último suspiro.

Paso mi mano por su barbilla. —Qué horror.

Él sonríe, se inclina y besa mis labios. Cierro mis ojos y me pierdo en este momento. Anthony, quien hace muchos años era tan solo mi vecino nuevo, el chico que me parecía un poco extraño y quien me dijo que le gustaba desde que nos conocimos. Ahora es mi esposo, el único para mí.




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