Lo que no esperaba encontrar

18

Rossana poco a poco va adquiriendo un poco más de color y por fin ha despertado, paso dos días en cama pues perdió sangre, me pongo celoso de ver como mi mejor amigo la cuida como la trata con  vehemencia, hace poco que ella llego y es como si se conocieran de siempre, no comprendo la rapidez con la que se han hecho “amigos”

Conozco a mi amigo, gallinácea por donde quiera que va, me jartera que a la primera oportunidad se le acerque.

 

 

***

 

 

Me siento cansada, débil, intento moverme pero todo da vueltas y termino con la cabeza en la almohada otra vez.

 

 

-No debes moverte aun – cierro mis ojos un segundo y los abro de nuevo, mis dos vecinos están en mi habitación – Tienes que comer para recuperar tus fuerzas.

 

 

Poco a poco los recuerdos aparecen en mi mente, las ganas de llorar aparecen, mi respiración se acelera, siento como los brazos de alguien me rodean, dándome fuerza, protección.

 

 

 

-Eres muy valiente, te estaré eternamente agradecido – no digo ni hago movimiento alguno con mi cuerpo.  Después de tanto tiempo me siento frágil.

 

 

Es como si el viento decidiera mi destino, como si lo que vivieron mis padres fueran las riendas de mi vida, desde que llegue aquí, hace un mes, me he sentido sola, sin saber qué hacer con este lugar, con lo que descubrí en el diario de mí padre no sé a dónde me llevaran mis pasos.

 

Guillermo se aleja de mí,  acaricia mis mejillas pálidas con delicadeza, ternura y cuidado como si me fuera a romper en mil pedazos ahora, inhalo y exhalo para que la debilidad no siga en mí.

 

 

-¿Cómo está tu familia? – le pregunto a guille, me toma de las manos y besa mis nudillos.

 

 

-Estamos bien, aquí mi amigo me presto ropa – entonces me acuerdo que su hermana no tiene ropa y cosas personales – he abusado de tu hospedaje tomando un cuarto para mi hermana y mi papá – asiento con la cabeza y entonces observo a mi vecino – él te saco la bala y es el que te está pasando los medicamentos y el que te hizo una transfusión de sangre.

 

 

-No sabía que eres doctor – es desconcertante como ha hecho eso sin tener el equipo necesario – gracias, si en algo puedo ayudar en algún momento no dudes en pedírmelo – es lo menos que puedo hacer, debió hacerlo por guille al ser el su amigo pero a un así pudo haberse negado.

 

 

-No soy un doctor como tal, no termine la carrera por obvias razones – se toca las piernas – pero me hice un curso de enfermería en línea – es admirable que haya seguido con sus estudios desde casa.

 

 

-Estoy en deuda contigo Rogelio – extiendo mi brazo y al no llegar hasta el, mi vecino termina por unir nuestras manos – cuenta conmigo incondicionalmente.

 

 

No me contesta solo me mira de una manera inusual, Julia, Rogelio y Guillermo salen de mi habitación pero detengo a este último. Su hermana nos mira y después una sonrisa aparece en sus labios, Rogelio por su parte permanece serio.

 

 

-Guille – sujeto su mano con fuerza – se pueden quedar aquí el tiempo que necesiten – le reitero mi apoyo sincero independiente de que cabe la posibilidad de ser hermanos, debe ser horrible perder tu casa en una noche – yo no tuve hermanos o alguien a quien pedirle ayuda cuando mi mamá enfermo, ella fue mi única familia, sé que solo tenemos un mes de conocerlos, pero cuentas conmigo.

 

 

-Eres una mujer tan valiente – besa mi frente – me quedé asombrado como trapeaste el suelo con esos sujetos - sonrió en cuanto me acuerdo los derechazos que le di.

 

 

-Guille debes ir a tu hacienda para ver que se puede rescatar – siento la boca un poco seca – tu familia se puede quedar aquí ya sabes.

 

 

-Tenemos una casa en el pueblo, nos quedaremos ahí por lo pronto, mi padre, mi hermano y yo iremos a la ciudad, le he pedido a julia que se quede contigo para que te cuide – sonrió un poco, se preocupa mucho por mí, me gusta eso.

 

***

 

 

Con el pasar de los días me voy sintiendo mejor, guille y su hermana no han parado de preocuparse por mí. Ella es una buena mujer pero su padre y su hermano mayor la tratan mal, son unos machistas. No somos menos por tener tetas y vagina.




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