Lo que no supiste entender [terminada]

Parte dos

No estoy segura como empezar a decirte esto sin que te asustes, así que lo diré de una vez por todas, aunque en realidad solo voy a llegar a escribírtelo y aun así mi corazón parece querer salirse de su lugar, creo que si te lo dijera de frente me daría un ataque Alex.

Suspiro al terminar de leer lo de anoche, mis manos tiemblan contra el teclado cuando decido simplemente escribir la razón de la carta.

Aquí va querido amigo, una simple pregunta que da una respuesta a todo, ¿Cómo evito que me gustes? Porque Alex en serio que aún no encuentro la respuesta, ya lo intente todo ¡literal! tal vez ni te diste cuenta, eres muy distraído a veces, tanto así que no notas las veces que te lo he dicho indirectamente, no has notado que tu repentinas sonrisas siempre me sorprenden...Son interesantes pero lo suficientemente peligrosas como para hacer que mi corazón se acelere, lo sé, no registras esos pequeños detalles. Jamás creí que yo diría estas cosas, el estar enamorada de alguien, porque me consideraba por encima de ese tipo de cosas. Ahora me doy cuenta que ni siquiera yo estoy a salvo de mis propios sentimientos.

No sé cómo sucedió, ni cuando, a pesar de que he intentado descubrirlo. No me interesa saberlo ahora porque no cambiaría nada. Es así y simplemente no puedo volver el tiempo atrás. Tampoco quiero hacer algo al respecto, porque con nadie me siento tan bien como cuando estoy a tu lado.

—Listo—murmuro—.Así se va Audrey—digo sin permitirme cambiar nada.

Le doy en el botón de guardar, salgo del documento sacando la llave maya de inmediato y guardando la computadora en mi mochila. Me dirijo hacia la impresora de la biblioteca.

— ¿Puedes prestarme la impresora un momento? —le pregunto a la bibliotecaria.

—Claro—accede.

Me dirijo para imprimir al lado de la señora y espero a que la carta salga completa.

— ¡BU! —dicen en mi oído alguien produciendo que salte asustada de mi lugar.

Me volteo nerviosa sobre mi propio eje descubriendo a mi mejor amigo detrás de mí.

—Alex—lo regaño empujándolo con mi fuerza para la salida— ¿Qué haces aquí? —pregunto temerosa de que allá visto alguna línea de mi carta.

—No me regañes, ya casi entramos y ni siquiera has comido algo—dice deteniéndome para reprocharme preocupado.

Así es Alex, siempre tratando de estar al tanto mío, consintiéndome y haciéndome enojar a propósito como lo haría un verdadero mejor amigo, al igual que...un hermano. Intente en algunas ocasiones albergar esperanza en mi corazón, pero el solo me respondía con palabras que le dirías a alguien muy cercano a ti, nada más.

—Entonces termino de imprimir el trabajo y te alcanzo ¿Está bien? —le digo volteando a ver rápidamente mi impresión.

—Si duras más de un minuto llegaras tarde a clases Audrey—me recuerda.

—Sí, sí, si—le contesto apresurada empujándolo nuevamente.

Se va, haciéndome respirar más tranquila. Vuelvo a posar mi vista en esas palabras recién imprimidas.

—Se valiente—me animo a mí misma otra vez.

 

 

Pd: Sé que la carta es lo más empalagoso y cliché que leeras, pero es aproposito. Un persona enamorada es capáz de salir como un vomito de arcoiris.



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En el texto hay: mejoresamigos, confesiones

Editado: 20.02.2018

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