Lo Que Nunca Esperas

Capítulo 12

Estoy sentada en el inodoro pensando en las cosas que Levid me contó aquel día y aún no puedo dejar de pensar en aquello y sentirme totalmente extraña al respecto.

Aun no puedo creer que esos chicos han cuidado de mi durante años... no sé si es escalofriante o lindo.

Alguien toca la puerta del baño.

-Giselle no eres la única que necesita entrar al baño- dice un enojado Jack golpeando la puerta con insistencia y siento como mi estómago se retuerce de los nervios.

Es la primera vez que me habla después de lo que nos dijimos aquel día y no puedo creer que realmente este usando esto.

En mi maleta de viaje hay lo que se supone es un pijama muy atrevido al que yo llamaría baby doll, realmente es de algodón y bastante discreto, pero para mí es de lo más atrevido ya que es tan pequeño que casi deja ver mis bragas si me agacho y no tengo cuidado, claro es del mismo largo que una falda pero aun así es sumamente atrevido.

Solo tengo dos pijamas y una de ellas es la que siempre usaba y que lave por la tarde y no se ha secado por lo cual me he visto obligada a usar este o dormir con ropa incomoda o dormir completamente desnuda, sin embargo esto me revuelve el estómago de los nervios.

-¡Hay los suficientes baños en la casa, ve y úsalos!- grito en tono firme y puedo escuchar su suspiro frustrado.

Me miro en el espejo y lavo mis dientes y rostro.

-Yo quiero usar este- dice molesto como niño pequeño y pongo los ojos en blanco.

-Y yo también, así que puedes irte porque no voy a salir hasta terminar- le dejo en claro.

Lo escucho recargarse contra la puerta.

-Llevas ahí metida 43 minutos y contando sin hacer ningún especie de ruido, si no sales de ahí por tu voluntad tendré que volver a tirar la puerta- me amenaza.

Frunzo la boca molesta.

Me dirijo hacia la puerta y la abro de un tirón esperando poder tirar a Jack al instante lo cual no sucede ya que está parado justamente frente a la puerta y fulminándome con la mirada.

Me poso frente a él fulminándolo con la mirada, sin embargo cuando sus ojos se posan sobre mi cuerpo, los abre con sorpresa por un segundo pero después repone la mirada y vuelve a fruncir la boca.

-¿Que mierda es eso?- pregunta señalando mi ropa con molestia y me pongo completamente roja al instante.

No pensé que en serio Jack fuera a decir algo respecto a mi atuendo, realmente creí que lo ignoraría o algo por el estilo como lo ha estado haciendo en estos últimos días, sin embargo parece que me he equivocado totalmente.

-Es una pijama- digo con tranquilidad y vergüenza pasándolo de largo pero el frunce la boca aún con la mirada puesta sobre el pijama.

-Dudo mucho que lo sea- asegura y lo fulmino con la mirada.

-Por si no lo recuerdas esta ropa fue la que pusieron en mi maleta, no la elegí yo, así que si quieres molestarte con alguien moléstate con quien sea que la preparo para mí- digo dirigiéndome a el ropero para guardar mi ropa y él se cruza de brazos y me mira con burla.

-¿De verdad? ¿Y qué paso con tu otra pijama? ¿O es acaso que estas ansiosa de sentirte como una prostituta o de tentar a Levid nada más porque ahora te está prestando atención?- se burla con molestia- ¿O es acaso que lo que tratas es de seducirme esta noche?- aquello parece causarle mucha más gracia que lo anterior.

Mis mejillas se encienden al instante cuando lo miro con furia y lo señalo totalmente rabiosa.

-¡Eres un verdadero imbécil!- le dejo en claro- ¿Sabes qué? En mi puta vida sería capaz de tratar de seducirte porque eres un maldito imbécil egocéntrico y aunque te sientas irresistible ¡no eres más que un saco de mierda andante!- exploto por decir- Si quiero usar esta ropa la usare te guste o no y si lo que quiero es seducir a Levid o no hacerlo no es tu maldito problema ¿Entiendes?- le dejo en claro.

Parece estar tan rabioso como yo al escuchar aquellas palabras.

-Más te vale que no salgas de esta habitación con esa ropa o de otra forma veras de lo que soy capaz- me amenaza cruzándose de brazos y no puedo evitar sentir fuertes punzadas de odio.

Camino hacia la puerta de entrada y lo miro con furia.

-Yo puedo ir a donde me plazca vistiendo lo que yo quiera o no vistiendo absolutamente nada si eso es lo que me da la gana- le advierto y él aprieta sus músculos de los brazos y me taladra con la mirada.

-Te lo advierto- gruñe con los dientes apretados.

No sé qué es lo que me sucede realmente, nunca me ha gustado que me digan que es lo que debo o no debo de hacer y es por eso que giro el picaporte decidida y abro la puerta de un tirón sintiéndome poderosa.

Mi desobediencia dura poco ya que no he dado ni siquiera un paso fuera de la habitación cuando ya me encuentro en el aire.

Las manos de Jack se posan sobre mi cintura y me ha cargado para posarme en su hombro como aquella vez que me obligo a entrar a la choza abandonada en la carretera mientras cierra la puerta de forma firme y con seguro y yo suelto un grito frustrado comenzando a patearlo con fuerza mientras trato de girarme para al menos bajar el vestido y no dejar las bragas al aire.

-¡Bájame!- grito arañando su espalda pero él se dirige hacia mi cama y me lanza hacia ella sin delicadeza-¿¡Qué demonios te sucede!?- le grito molesta una vez que me repongo y bajo la falda.



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En el texto hay: secuestro

Editado: 18.04.2018

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