Lo que nunca sabrás

2. El Cristóbal más importante de mi vida

07 de julio, 2017

Siempre me gusto viajar; conocer nuevos lugares me fascinaba.

En mi opinión creo que ese gusto me lo había heredado mi papá, porque mi madre era de esas personas que preferían mantenerse en su zona de confort; viajar no era algo que ella hiciera con frecuencia, al menos no en distancias largas ni por mucho tiempo.

Y te cuento esto porque a mis casí veinticinco años, yo ya había vivido y viajado a muchos lugares.

Con mi madre viví hasta los diecisiete años. ¿Qué por qué? Pues fácil, me enamoré perdidamente de alguien que había conocido por internet cuando solo tenía quince años. Mi primer amor, el más intenso y apasionado, pero también el más inmaduro. Casi dos años después, cuando ya iba por mi segundo semestre de ingeniería en  la universidad, decidimos casarnos luego de haber mantenido un noviazgo a distancia dónde nos veíamos cada cierto tiempo.

Quizás ese fue nuestro error, nos dejamos cegar tanto por el amor que sentiamos y no nos dimos el tiempo necesario para conocernos mejor.

Cosas que pasan.

Por seis años estuve viviendo en otra ciudad, lejos de mi familia; ese fue el tiempo que nos duro el amor. Y es que nadie te asegura que al haber encontrado a tu gran amor (ese que te quita el sueño y hasta la cordura), vas a vivir feliz por siempre. Nos amamos, no lo dudes. Fue un amor soñado, idealizado pero tan imperfecto y frágil. Y es que bien dicen por ahí que las flores que no se cuidan pronto se marchitan... pues eso mismo sucede con el amor.

En ese periodo no todo fue tiempo perdido, al contrario, el estar casada me ayudo a terminar de madurar y crecer como mujer. Me convertí en un adulto responsable que trabajaba todo el día y dedicaba las noches a estudiar en la universidad.

Un gran sacrificio que bien valió la pena.

Terminé mi carrera a mediados del año pasado; meses después decidí divorciarme y volver a casa de mi madre. Todo eso influyó a que por obvias razones, tuviese que volver sola a la ciudad donde habia estudiado.

Ninguno de mis padres estuvo conmigo el día de mi graduación.

El viaje de ida no fue tan amargo como el de vuelta. Al comenzar llevaba conmigo las ansias y la emoción de ver realizado al fin uno de mis propósitos de vida; que más daba estar o no acompañada, al final mi título lo había obtenido por mérito propio, sin ayuda de nadie. Sin embargo, al regresar sin haber disfrutado mi triunfo por estar de luto y habiendo pasado por debajo de la mesa mi logro, me hizo sentir enojada y hastiada de las circunstancias que precipitaron mi regreso a casa.

---Hija que bueno que llamas, en dos horas salimos al cementerio. ¿Ya llegaste al terminal? --la voz de mi mamá se escuchaba rasposa, ronca. Supuse que era por tanto llorar.

---Estoy cerca, pero vengo muy cansada --había viajado toda la noche, diez horas continuas en carretera---. ¿Puedes mandar a alguien por mi?

Al otro lado de la línea podía escucharla preguntar a alguien si podía recogerme, una voz masculina respondió que si.

Suspire aliviada, realmente me dolía el trasero.

---Escucha hija, aquí esta Cristóbal mi primo, el dice que puede ir a recogerte. ¿Bien?

---Si mami, esta perfecto --respondí sin tener idea de quién vendría por mi, me froté los ojos cansada---. Pero quién es ese tal Cristóbal, ¿lo conozco?

Me vi obligada a pedir más información ya que el nombre de ese primo no me sonaba de nada.

---Él dice que tú lo conoces, Aitana. Será que no lo recuerdas.

Frunci el ceño sin tener idea de quién podría ser.

---¿En serio? --replique---. Pues será cuando lo vea que me acuerde. Porque yo conozco a muchos Cristóbal --respondí.

Por la ventanilla logré ver cuando el autobús llegó por fin a la ciudad.

---Pues dejame decirte, que soy el Cristóbal más importante de tu vida --escuché decir a alguien en lugar de mi mamá.

---Si tú lo dices --zanje sin preguntar porqué era él quién me hablaba y no mi mamá---. Ya llegué a la ciudad, en unos cuantos minutos estoy en el terminal.

Escuche su risa antes decir, ---Esta bien, primita. Voy para allá.

Que iba a pensar yo que sus palabras terminarían siendo verdad... si en esos momentos yo solo quería darle el pésame a mi familia, llegar a casa y dormir por varias horas.

 



#6280 en Joven Adulto

En el texto hay: confesiones, romance, amor

Editado: 20.02.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.