Lo que se llevó el mar.

Amarrada

Estoy sola en el mar y escucho voces gritando, dicen que todo es mi culpa, que yo soy la culpable de la muerte de mis padres; les pido que se detengan, que paren, pero ellas siguen. Miro hacia abajo y veo a mis padres; ellos intentan decirme algo, pero unas lianas negras los amarran y les cubre la boca, intento bajar para rescatarlos, pero no puedo, es como si el agua no me dejara hundirme y las voces me gritan que no podré ayudarlos, que nunca podré hundirme y estar con ellos. Grito el nombre de mis padres, quiero rescatarlos, pero por más que me esfuerzo no puedo; siento gotas salir de mis ojos y al ver como el agua se pinta de rojo me doy cuenta de que estoy llorando sangre;  las voces me dicen que esa sangre les pertenece a mis padres, miro abajo y ya no están. Grito con fuerza sus nombres y me hundo en el mar, no puedo respirar y sigo escuchando las voces culpándome y cuando me queda solo un segundo de aire, despierto. Fue una pesadilla, estoy sudada y lágrimas caen de mis ojos.

Veo a Diego al lado mío, pero sin pensar en nada más que en esa pesadilla corro hacia la playa, me paro en la arena, me limpio las lágrimas y camino hacia adelante; quiero estar con ellos, no me importa nada más que eso.

Diego

Siento movimientos bruscos y abro los ojos; Mar no está, me preocupo y veo la puerta abierta, corro hacia afuera y la veo en la arena, empiezo a llamarla pero ella no me hace caso; por un segundo me quedo mirándola, pero cuando veo que camina entrando en el agua corro en su dirección con todas mis fuerzas.

La logro alcanzar y la agarro de la cintura haciendo que me volteara a ver, sus ojos están rojos y está temblando, por un momento me mira a los ojos y la abrazo, ella responde y pone sus manos alrededor de mi espalda diciéndome que lo siente, que lo siente mucho y que tienen razón, que todo es su culpa. Le pido que se calme y me cuente lo que pasó y es entonces cuando me dice sobre la pesadilla que tuvo.

La mantengo en mis brazos aún en el agua y solo puedo decirle una cosa:

—Mar, no es tu culpa, pero si será tu culpa el dolor que les causarás a los demás si logras acabar con tu vida.

—Lo siento Diego, es solo que pensé...

—Mar no pensaste y es el problema, no te puedes dejar llevar por esas emociones negativas. Yo intenté suicidarme una vez, y de no ser por tu nana, hoy no estaría aquí contigo.

Me miró fijamente dejándome contemplar el azul intenso de sus ojos, estábamos en silencio pero no era incomodo, se sentía bien; ella me abrazó y me dijo que no iría a la escuela, que la justificara con el director y aunque ofrecí quedarme ella no quiso, sin embargo, no me fui sin que antes ella me prometiera que no intentaría acabar de nuevo con su vida y que me buscaría si se siente mal.

Saliendo de la oficina del director, me di cuenta de que Mar no tiene amigos, que solo tiene a su tía, su nana y ahora a mí por lo que se me ocurrió un maravilloso plan que espero le guste.

Marina

Después del sueño me sentí tan culpable que mis ganas de estar con mis padres se hicieron aún más fuertes provocando que mis pies fueran directo al agua; quería desaparecer para no sentirme culpable por su muerte y morir en el mar como debí hacerlo aquella noche.

A diferencia de las otras veces en que intenté acabar con mi vida, el hecho de que alguien me detenga no me molestó. Agradezco que Diego estuviera ahí, él no me juzgó ni me miró como una loca. A diferencia de los demás él no estaba ahí por lástima y no me miraba con tristeza; en su mirada se veía amor mezclado con una preocupación muy grande y nunca me he sentido tan segura después del accidente como me sentí estando en su pecho y escuchando latir su corazón.

Él se quiso quedar, pero preferí ir a mi casa y dormir un poco en mi habitación lejos del mar; a pesar de amarlo necesito descansar de las olas que me traen malos recuerdos y de la arena que no deja de decirme que estoy sola, aunque sinceramente cuando Diego está no me siento sola y eso me encanta.

Diego _ 2:34 p.m.

Hola, cielo.

Mari _ 3: 43 p.m.

Hola, sorry
estaba dormida.

Diego _ 3:44 p.m.

Te necesito en el parque,
es urgente.

Mari _ 3:44 p.m 

¿Qué pasó?

Diego _ 3:45 p.m.

Creo que estoy en problemas,

pero no puedo explicarte por

teléfono.

Diego me envió la locación de un parque para campamento y como dejó de responderme los mensajes me preocupé y llamé a un Uber para llegar inmediatamente. Estando ahí me di cuenta de que tenía mucho que no venía, ahora está más cuidado que la última vez que lo visité y los arboles y el césped están más verdes.

Caminé adentrándome en el parque y cuándo por fin logro ver a Diego, lo veo amarrado a una silla y alrededor de él, unos tres chicos sentados en el pasto junto a otras tres chicas.




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