Lo que sucedió con Anna Kenz

Capítulo 7

—La primera persona tachada como culpable fui yo —revela Marc, recostándose en el tronco de un árbol casualmente.

Enarco una ceja en su dirección y después veo a Dev, esperando que lo desmienta, no obstante, solo realiza un encogimiento de hombros como respuesta que me hace dudar todavía más.

—Oí que no soy la primera en ser culpada, pero sé que no te han metido en esto lo suficiente aún —replico con la voz moderada, usando un tono carente de emoción alguna.

Su mirada miel cae sobre la mía con dureza y se mantiene allí unos segundos mientras relame sus labios rojizos, con sus ojos brillando de seguridad.

Y no puedo evitar caer en la tentación cuando mis ojos bajan justo a ese punto de su rostro, ese punto que se ve muy apetitoso en este instante. Sus labios.

Pero es mejor que borre esos pensamientos pecaminosos de mi memoria en este instante, por mi salud mental.

—No es mi problema lo que creas o no creas —musita, observándome con una mirada peligrosa, casi como una amenaza silenciosa a la que no puedo encontrarle sentido.

—Basta de duelos de quien mata primero a quién usando solo la mirada. No estamos aquí para eso —reclama Dev con el ceño fruncido, acercándose más a donde nos encontramos.

—Si no me trajeron aquí para matarlo, no me interesa —expreso con altanería, mirando de soslayo a Marc.

Dev ríe roncamente rodando los ojos a la vez.

—Relájate, fiera. Tan solo creí que querrían saber sobre lo que estuve planeando. Es un buen momento para que lo sepan.

Miro dudosa en su dirección, cruzándome de brazos sin intención alguna de escuchar su plan.

—No va a aceptar, Dev, y créeme, yo tampoco estoy interesado.

—A mí no me engañas, Marc Koch, estás lo suficientemente interesado como para haberla citado hasta aquí cuando te lo pedí. —Dev le da una mirada de superioridad antes de guiñarme un ojo.

Marc suelta una risa baja, masculina, negando con la cabeza con una sonrisa ladeada que deja entrever que realmente Dev está muy equivocado.

—Mis intereses no son los que crees.

Con una mirada brillante, cargada de sátira, le mira tras hablar. Dev bufa con cansancio e, ignorándolo, me mira.

—Quiero terminar con esta mierda —prácticamente rugue cuando habla—. No pienso quedarme sentado a esperar que el director y su maniquí con vida hagan algo, porque todos sabemos cómo va a terminar eso.

Enarco una ceja observando como Dev aprieta sus puños al hablar. Un chico impulsivo… Vaya, que novedad…

—Si estás refiriéndote a lo que creo, me pierdes. Este caso involucra agentes, si nos pillan hurgando en el tema estaremos perdidos.

—Más teniendo en cuenta como nos ve el director y el agente. —Dev termina por mí, cruzándose de brazos al igual que yo, viéndose tan masculino…

—¡Exacto! —miro a Marc esperando a que opine algo, pero él simplemente nos observa sin interés—. Lo que quieres hacer es… ¡es suicida! En el sentido de que estaremos expulsados apenas lo sepan.

Dev hace señas con sus manos restándole importancia.

—No van a expulsar a nadie, Andrea. Solo piensa, no podrán vigilarnos si nos expulsan, y realmente creen que estamos involucrados —explica con simpleza antes de inclinarse en mi dirección y susurrar—. Son amenazas para intentar controlarnos.

Apenas termina de hablar, la risa áspera y sin humor de Marc inunda nuestros oídos, haciéndonos voltear en su dirección al mismo tiempo.

—Corrección, cuando nos vean hurgar en el tema no solo van a expulsarnos, sino que también van a mandarnos a un correccional de menores porque habremos dado suficientes motivos para que crean que al menos estamos involucrados de algún modo. Y eso solo será el principio.

Su tono bajo y amenazador parece retumbar en mis oídos una y otra vez. Marc me observa con fijeza, con el tono dorado de sus ojos resplandeciendo al saberse victorioso. No creo que Dev tenga nada que decir contra eso porque… ciertamente, es bastante cierto.

El director suele ser bastante extremista, no dudo ni un segundo de que es capaz de cumplir con lo que dijo Marc, más que nada porque el colegio está perdiendo su buena reputación. Si tuviese un hijo, no lo mandaría a un colegio que tiene tremenda mancha en su historial.

—No pienso arriesgar mi libertad —es todo lo que respondo y, dándole una última mirada a Marc, me alejo con lentitud, sin preocupaciones. Aunque una parte de mí hierve por saber lo que Marc está diciéndole [VT2] en este momento a Dev, aun cuando sé a la perfección que no va aceptar la riesgosa e inestable propuesta de él.

Apenas ingreso por la puerta de entrada del instituto la campana que indica el final del receso resuena por los pasillos y amenaza con romper mis tímpanos. Ni siquiera tuve tiempo de comer una manzana, aunque el hecho de tener hambre se escurre de mi mente tan rápido como recuerdo la conversación de hace unos segundos en la zona húmeda, afuera.

Algo no va bien. Con Dev.

En los años que llevo en este instituto nunca mantuve una conversación larga con él. Ahora llega y pretende que somos amigos desde siempre y que le ayudaré en cumplir con sus planes que más que beneficiarme me arruinarán definitivamente.




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