En un lugar remoto del mundo, para ser exactos en Tefé, llamado tambien el corazón del amazonas en Brasil, una carrera de remos tiene lugar. Siete embarcaciones reman en el río y sus participantes son expertos nadadores de buena condición física.
Uno de aquellos botes es liderado por el temible Andrew Kane lo llaman así por ser un hombre severo que no lo teme a nada y es uno de los mejores policías que tiene el departamento de criminalistica.
En su bote lleva consigo a cuatro amigos inseparables. Ellos se conocieron en la secundaria y juntos tomaron el servicio militar y luego se hicieron policías.
Paul, Luka, Zetie y Louis.
Los cinco hombre iban alineados en sus movimientos. Sus brazos arriba y abajo haciendo círculos precisos y en armonía.
Tambien se escuchaban sus respiraciones marcadas mezcladas con el chapoteo que hacía cada remo al golpear el agua. La adrenalina de ser el primero en llegar a la meta los tenía concentrados en ese solo objetivo.
—Animo muchachos no se detengan. Empujen con mas fuerza. ¡Ya estamos llegando!— les gritaba Andrew a sus amigos para animarlos a no rendirse. Observa que dos embarcaciones les llevan ventajas, entonces aumenta la velocidad para alcanzarlos, sus amigos lo siguen en la misma rapidez y se adelantan tomando ellos el segundo lugar.
—¡Carajo! Le ha entrado agua a mi oido—pronuncia Zetie soltando el remo, llevando su mano a la cabeza para moverla hacia un lado. Sus amigos bajan la velocidad y el puesto que llevaban de segundo fue tomado nuevamente por la otra embarcación.
El sonido de un zambullido al río que no fue de un remo, llega a los oídos de Andrew que levanta su cabeza y observa que alguien está gritando.
Se trata de un grupo de espectadores que se quedan en barcas para ver más de cerca la competencia. Se les dice que es peligroso que ellos entren al río pero muchos no obedecen y lo hacen a escondidas.
—¡Se cayó al agua, Ayúdennos!—gritaba una de las mujeres, que señala con su mano hacia dónde había caído un joven que puede tener 14 años. Andrew sabe que el salvavidas no llegará a tiempo a socorrer al muchacho, el agua en esa parte es profunda, pero lo que más ha llamado su atención es otro sonido perturbador que sacude su mente: Los movimientos de un caimán negro dirigiéndose con astucia hacia el muchacho que trata de alcanzar la barca y el agua lo desvía a otra dirección.
Sin pensarlo, el policía se levanta soltando los remos y tirándose al agua sin que tenga chance de explicarle a sus amigos.
—¿Capitán que haces?— grita Paul —todavía no hemos llegado, estamos a punto de tomar la delantera—continuaba diciendo, pero Andrew con su acrobacia en natación se abría paso por la corriente del río para salvar al joven.
—Vamos a perder la competencia, ¡Andrew regresa!– exclama Luis queriendo llorar, ganar significaba mucho para ellos, habían entrenado lo suficiente y estaban haciendo su mejor esfuerzo.
El policia seguia nadando con agilidad, trataba de adelanterse al caimán negro.
«Oh No, No! Hoy no tendrás banquete»
Se abalanza sobre el muchacho tomandolo por la camiseta, lo va empujando con una mano mientras la otra la utiliza para aletear hasta la barca. Cuando se va acercando siente que le clavan unos dientes filosos en la pierna izquierda. Con una rapidez alza al muchacho, las personas de la barca lo sujetan fuerte metiéndolo adentro.
Andrew se va adentro del agua con el caimán negro pegado a su pierna, se gira hacia él quedando de frente y comienza a luchar sujetando su mandíbula tratando de que suelte su agarre, pero el muy bandido está muy cómodo mordiendo su pierna.
«¿Crees que te vas a cenar mi pierna?»
«¿Crees que soy tu banquete?»
Hace un movimiento subiendose arriba de su lomo dándole puñetazos en su cabeza, el caimán negro queda noqueado y desorientado que no tiene más remedio que sacar sus colmillos de la pierna. La sangre de Andrew se esparce alrededor del agua y se imagina a sus amigos y a los demás alarmados, ya que todavía se encuentra en el fondo del río, el agua con su tono rojizo y él aguantando la respiración quien sabe por cuanto tiempo.
Mira que el caimán negro no quiere darse por vencido y lo vuelve atacar, saca su navaja que lleva guardada en el bolsillo de su pantalon y con una agil punteria se lo mete en el ojo. El animal se remueve de dolor torciendo su cabeza buscando la forma de sacarse la navaja, que sale de su ojo destrozado y se hunde al fondo del rio.
Andrew se encuentra herido, quiere subir a la superficie, pero se siente muy débil, quizás se debe a la pérdida de sangre y sin fuerzas para subir cierra sus ojos inconsciente.
(...)
—El temible Andrew Kane, que no le teme a nada. Hasta en una lucha con caimanes negros yo sigo apostando por ti, ¡Sin duda alguna tú eres mi ganador!— Le dice el comisario Ismael Montfiel. Sus ojos se abren lentamente, mirando a su alrededor y deduce que se encuentra en el hospital de Tefé.
—Andrew ¿Estás bien?—pregunta Louis y Luka al mismo tiempo abrazándolo. Pero lo aprietan tan fuerte que no lo dejan respirar.
Andrew los aparta como si fueran sanguijuelas.
—Nos pegaste un susto de muerte— replica Paul — ¿Te volviste loco? ¿en qué carajos estabas pensando?
Luis y Luka son mas relajados e indiscretos, pero Paul, aveces parece el papá de los pollitos. Es el más meticuloso y regañón del equipo y Zetie se mantiene neutro.
—¿Cómo fue que me sacaron? Lo que recuerdo es que me estaba hundiendo.
—¿Hundiendo? No capitán Kane, tú mismo saliste a flote, aunque no reaccionabas ante nuestro llamado. — responde Louis con sus ojos húmedos y queriendo abrazarlo otra vez, pero Andrew levanta el brazo en señal de "no te acerques".
—Casi te perdiamos capitan, estabas perdiendo mucha sangre y el médico que te operó dijo que ya no podrás correr nunca más—. Se lamenta Luka.
—Y ya no puedes participar en ninguna otra competencia— murmura Zetie con nostalgia en su rostro.
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Editado: 26.08.2024