Londovish Jegovia

El baño

Elene recuerda muy poco de cuando era joven, Tiene dos razones para evitar el pasado. Todos sus recuerdos dan a la tortura y a los castigos. mientras, no tiene a nadie a quien desee recordar. Pero esa casa y ese bosque, le son conocidos, una memoria que evita desde muy, muy pequeña.

—¿me ayudas? — dice la mujer misteriosa.

—¡está sangrando! ¿Pero que le paso por la mente? — pregunta Ángel histérico.

—me paso un siervo, pensé en comida, cuando el siervo callo al suelo, la miré sangrando— responde la mujer.

—trajiste al menos tus herramientas— pregunta Ángel.

—si. rápido, ayúdame a ponerla en el piso— dice la mujer desconocida.

—Tuve unos incidentes al traerla— menciona lovinsky.

—¿por eso tantos vendajes? Párese una momia— reclama la mujer.

—A mi no me enseño de medicina. Londovish le enseño medicina, a usted— reclama lovinsky.

—¿eso es hilo de coser? ¿Le cosiste la cabeza con hilo para ropa? — pregunta la mujer, mientras desenvuelve a Elene.

—No hay de otro y le ice un muy buen bordado—dice Ángel.

—Yo traje de otro, y no se bordan las puntadas— reclama la mujer.

—¿Y se morirá? — pregunta Lewinsky.

—no, si queremos vivir— responde la mujer.

Pasando casi una semana, Elene despierta nuevamente en la cama, de aquella aviación, de nuevo sus manos y pies atados a lo mismos adornos. A un se sintiera un poco estresada por la misma situación, mantuvo la calma, desata sus manos… un dolor se ase presente en su abdomen, una herida nueva. Se acuesta, para llorar. Ángel en la cocina, prepara chocolate, mientras la mujer misteriosa, se encontraba sentada en la mesa del comedor, arrojando una pelota al techo de este y comiendo buñuelos.

—¿ya escucho? Elene esta llorando— menciona Ángel

—Si, es normal. Le duele, no tiene anestesia— menciona la misteriosa mujer. —¿te molesta?—.

—No tengo paciencia— reclama Lovinky sonriendo falsamente —Bien lo sabes —

—entonces ¿espera a que valla a ver como esta? — pregunta la mujer misteriosa.

—Espero y deje de botar esa pelota— insiste Lovinky.

La mujer misteriosa lanza la pelota a la cocina. —perdona ¿te asuste? — se burla la mujer misteriosa, mientras se levanta y sale del comedor.

La mujer sube a ver a Elene. Abriendo la puerta de la habitación, encuentra a Elene en le piso, a un costado de la cama. ya calmada, abrasándose a si misma en posición fetal. La mujer, no conoce a Elene, fue ase mucho que le encomendaron la tarea de cuidar a Elene. Londovich Jegovia cuido desde pequeños a esta mujer y a Lovinsky, siendo su maestro y ellos sus protegidos. A un así, a diferencia de Lovinsky; Elene desconoce a esta mujer.

—Soy tu doctora ¿estas bien? — se presenta, la mujer.

—¿Tengo doctora? — pregunta Elene.

—así es— responde la mujer.

—Tienes papeles que lo avalen— pregunta Elene.

—No conmigo. Devereas estar acostada boca arriba, tus heridas a un no sanan, revisare las puntadas— dice la mujer.

—Entonces ¿tu me cosiste la pansa? — pregunta Elene.

—también la cabeza— menciona la mujer.

—¿Qué tengo en la cabeza? — pregunta Elene.

Elene se tienta un lado de la cabeza; siente un dolor punzante, el cabello rapado, y las puntadas que se avían mencionado. La doctora se acerca, confiando en Elene, se arrodilla y coloca sus manos en la ropa de Elene, levanta su camisa y procede a revisar la herida.

—y bien— dice la mujer —Me contaron que eras ruidosa e impulsiva. ¿Por qué estas tan calmada? —

—que quiere que agá doctora, Ángel me lastima siempre me muevo— Se apena Elene.

—eso no fue lo que me contaron. espero y quieras cenar, si quieres te traeré tu comida, no estas en condiciones de moverte — dice la mujer.

—¿estará Ángel? — pregunta Elene.

—No, ya comió— responde la mujer.

—¿Comerá conmigo? — Pregunta Elene.

—No, pero le acompaño— responde la señora.

—¿Y cuál es su nombre? — pregunta Elene.

—soy Ángela, un gusto ¿Elene? — responde la mujer.

—sí, Lovinky le dijo mi nombre— afirma molesta Elene.

—no. ciempre supe tu nombre, nací para cuidarte— responde la doctora.

La doctora se levanta, y se retira de la habitación. En las escaleras, se encontraba Ángel, ansioso movía un pie, mientras se recargaba en la pared. Al mirar a Angela, Lovinsky disimula, camina despacio a otra abitacion.

La doctora, baja las escaleras siguiendo a lovinsky, Revisa la habitación, sin encontrarlo. Cruza a la siguiente habitación. Mira los sillones, las mesillas, y un gran televisor. Pero como le es de costumbre, angel lovinsky desaparece. Él se desvanece en el aire.

Mientras; Elene mira sus manos, en su derecha se encontraba a un la cinta que angel le dio. Ella, se levanta y se dirige al pasillo, mira las puertas. Recuerda muy bien que, al fondo en la puerta más bonita, dormía su madre, junto a Londovish. Nunca pelearon. A un así, un día su madre ya no salió de ese cuarto, pasaron semanas en las que evitaba preguntar por su madre, temía ser castigada, después de noches en las que jegovia gritaba en agonia, lagrimando en pena y golpeaba las paredes. fue con el alma destrozada, con los nudillos inflamados, una noche a despertar a Elene, la abraso llorando, le conto lo tanto que la amaba, le insistió que es suya. Esa misma noche la levanto de la cama, la subió a un coche, pensando en no regresar.

la segunda puerta ala izquierda del segundo piso, era un baño. Elene forcejeando contra su propio cuerpo sin importarle la agonía que siente, abre la puerta del baño, la perilla se encuentra oxidada, el escusado es lo único limpio, abre la llave del lavamanos, mira su reflejo en un espejo fragmentado. toca su rostro, las manchas de mugre, su piel muy al fondo es blanca, pálida por la falta de sol. Mira su ropa, un short muy corto, el cual solo usa como pijama, acompañado de una camisa holgada. Durante tres años a usado esa misma ropa, sin intenciones de Salir, es desde entonces que no ha tomado un baño, durante ese tiempo, en su casa, no le falto nada, cada semana llegaba una caja con subvenir, la luz era pagada y el agua. Tenia siempre la puerta serrada con llave, no tenia un patio, y la única obligación que cumplía, era regar una maseta de tierra, en la cual, no crecían las plantas. Su padre era quien la bañaba, y quien la peinaba. Mientras el estaba, desidia como la vestiría. mientras, Elene, solo savia lavar los platos y cepillarse los dientes. Jegovia se encargaba de vestir alimentar y educar a Elene. Fue entonces, durante esos tres años, que Elene se mantuvo inerte. Viendo televisión y estando acostada, comía cuando se acordaba de hacerlo. Fue tan descuidada con su rutina, su cuerpo con el tiempo, se volvió delgado y muy débil. Las cortadas no serraban, los golpes duraban meses en desaparecer.



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En el texto hay: amor, suspenso, delitos

Editado: 12.04.2020

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