Londres tiene sus propias estrellas

Capítulo 13 Thomas

Desde la puerta de la azotea le observo. Sé que ha elegido este lugar porque nadie nunca sube. Además, está bastante alejado de dónde estábamos. Aún así, la seguí, ¿Por qué? 

No puedo hacerle lo mismo que a Petra, tomar una decisión y no explicarle completamente por qué.

—¿Puedo preguntarte por qué… saliste corriendo? —pregunto lleno de pena.

Ante mi presencia veo como se encoge más, aprisionando sus piernas con sus brazos y queda en una posición fetal. He aprendido una cosa o dos de Warren, las personas hacemos eso cuando nos sentimos desprotegidos, susceptibles y heridos… 

—¿Por qué viniste? —Raven suspira —Si me he ido ha sido por una razón. 

—Lo sé.

—Ambos sabemos que eres esa razón. 

Me quedo en silencio sabiendo que tiene razón.

—Thomas —susurra —, salí corriendo y llegué a la azotea. Fue por una razón.

—Creí que debía disculparme de frente.

—¿Mandando a Mitchell? ¿Esa es tu manera de disculparte y mejorar las cosas?

—¿Mitchell fue contigo?

¿Qué? 

Muchas cosas no me cuadran, yo jamás envié, tampoco Mitchel suele hacer nada que incluya meterse demasiado.

—Olvídalo…

—No sé qué dijo, pero yo quiero disculparme por mis propias acciones.

—Ya Ashton lo ha hecho por ti, y he dicho que todo está bien, ¿Sí? Sin rencores, un poco te lo agradezco por decírmelo desde el principio. Me gustaste, y creí que te gustaba yo a ti. No había sentido una conexión así, aunque quizás solo fue unilateral…

—No fue unilateral, Raven —digo.

—No —sonríe un poco amarga—, fue complicado, ¿Verdad?

—Fue más que eso…

—No me ayuda que me digas esas cosas.

Otra vez me quedo callado.

Nadie está en la terraza, solo ella y yo. Su vestido es hermoso, ese esmeralda resalta sus ojos azules perfectos. Quizás ella no lo sabe aún, pero estoy encantado con su persona. 

Ha logrado hacerme sentir lo que creí que nunca pasaría; volver a querer intentarlo. Total, seguro Petra tiene a alguien más. Nadie sabe, quizás Hayes se le declaró también; luego de su ruptura con la chica el verano pasado, supongo que hay posibilidad de que haya iniciado algo con Petra. 

—Así que…

—Se llama Petra —suelto rápido.

Sus ojos, que ya tienen lágrimas solo que, sin soltar, me enfocan. Arruga el entrecejo, pero luego se relaja y suelta una pequeña risa. Ella lo ha entendido.

—Sé que te han contado, probablemente Emma. Sé que sabes a quién me refiero.

—No creí que me lo dirías tan rápido.

—No es un secreto… que aún hay alguien en mi corazón.

—Todos en la universidad lo saben.

—No creo que todos, pero sí a los que le importa —murmullo riendo.

—Petra, ¿Eh?

—La conocí hace dos años, justo antes de venir. Terminamos apenas unos días antes de mi vuelo.

—No estuvo de acuerdo con que vinieras… comencé a pensar en eso ayer… cuando recordé cómo reaccionaste cuando hablé contigo de que si estaban felices por ti.

—Era muy tierna —continuo —, aún lo es, pero tenía muchas cosas tras de ella. Aún así, para mí era perfecta. Pelirroja y ojos bicolores, tiene heterocromía. La amé con locura.

—La amas…

—Creo que es el tipo de amor que es eterno —digo en disculpa.

—No puedo competir con eso —dice en rendición —. Lo complicado y lo eterno jamás han tenido el mismo peso en oro. 

—No andamos pesando, no hay suficiente oro para compensar ni siquiera uno solo de esos dos.

Me impulso hasta quedar sentado a su lado. Ambos nos quedamos en silencio, solo mirando al cielo. ¿Qué me está pasando?

—¿Sigues en contacto con ella?

Cierro los ojos y tiro mi cabeza atrás, queda agarrada con la pared.

—No.

—¿Qué sientes hacia mi persona?

—No lo sé… 

—¿Algo? —pregunta y asiento —¿Crees que eso me basta?

—No, no lo hace —le respondo con la ternura que ella me irradia —. Y eso está bien.

No merece ser lo complicado, no solo eso. Ella merece a alguien que la ame tanto que sea fácil y natural. Raven merece ser amada, ser el «Eterno» de alguien.

—¿Entonces? —relaja su postura —¿Aquí termina nuestro… lo que sea? ¿Aquí termina «Lo complicado»?

—No es lo que quiero.

—Yo tampoco.

Su piel es muy diferente a la de Petra. No hay ni una sola peca, ni un solo lunar… Es completamente… limpia. Rosácea.

Quizás Raven sea mi nueva oportunidad de tener a alguien, pero ¿Seré yo su alguien?

—Complicado no es igual a imposible… —dice.

La miro. Quiero besarla, decirle que estoy de acuerdo, que quizás… y solo quizás no es imposible y puedo llegar a sentir lo mismo que con mi Pianito, pero…

—Raven, ya… Ya no sé si quiera lastimarte. No es que en algún momento lo deseé, es que, por un momento, aun considerando eso una posibilidad, yo iba a correr el riesgo, sin embargo ¿Y si te doy esperanzas y te lastimo?  

—Thomas —ella se mueve ágilmente y queda a horcajadas sobre mí; ya no hay nada de la chica que se encogió en posición fetal, sino una mujer que sabe lo que quiere… y lo veo en sus ojos, me quiere a mí—, a mi no me lastima nadie si no se lo permito.

Me tensó al sentirla cerca, pero entonces… lo dejo pasar y me relajo. 

«Es Raven… es ella, estoy a salvo.»

—Nunca me lo permitas, entonces —coloca sus manos a los lados de mi cara.

—Y me le dices a Mitchell, que hay cosas de mí que no ha visto. 

La confianza que destila me intimida. Y me encanta eso.

Jamás me perdonaría dañarla.

—Lo complicado tiene su encanto —susurro sobre sus labios rojos.

—Complicada y especial sí es algo que me gusta decir de mí… Díselo al rubio.

Roza sus labios con los míos, besa las esquinas de mi boca. Alzo la cabeza en busca de aquellos tentadores y húmedos labios suyos. Sin embargo, Raven tiene otros planes y esta vez es ella la que se aloja en mi cuello; otro chupón suyo no me molesta. Su boca succiona y mi piel responde… pero mis gemidos no se tranquilizan.




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