Los Amores de Alba

Capitulo 10 "Solo un perdón"

  • Deja ya ese celular – escucho el reclamo de Sol, mi nueva compañera de trabajo.

Sol es una chica bastante dulce a mí parecer, a sus veinte años es madre soltera, pero aun frecuenta al padre del niño. Digamos que están en planes de volver pero se podría decir que Sol es un poco libertina.

  • Lose – suspiro con derrota al ver que Damián no tiene pensado en mandarme un mensaje – es extraño no hablar con él.
  • Dale tiempo, veras que regresara como un perro – rio a su comentario y vuelvo a dar un vistazo a mi celular.

“Ultima conexión a las 9.00 p.m.”

Apago el celular. Sé muy bien que le dije que yo le llamaba, pero realmente espero una disculpa de él y lamentablemente no llega.

Veo de lejos de como nuestros jefes se van acercando y fijimos estar trabajando. Admito que mi jefe es un poco gruñón y déspota, pero puede ser una persona que cuando tiene confianza te apoya en todo.

En cambio el jefe de Sol es todo un amor, es responsable, amable, caballero y tiene un físico que no puedes ignorar con facilidad.

Santiago Miller un hombre lleno de fantasía sexuales.

  • Buenas noches – menciono hacia Ale, mi jefe – llamo su hermano y quiere saber ¿si va a asistir a su cena esta noche?

Pregunto yendo detrás de el a su oficina. El suspira con derrota y toma asiento para después llevar ambas manos a su rostro.

  • ¡Diablos lo olvide!- exaspera – llama y dile que llegare tarde.

Asiento y vuelvo a ver mi libreta.

  • También llego una queja de los superiores, por no estar en la venta del carro del año – vuelve a suspirar, pero esta vez se pone de pie y camina hacia a mí.
  • ¿Dime que les dijiste algo?- sonrió al escuchar su voz de derrota.
  • Les dije que estabas en México cerrando contrato con las empresas americanas – el cierra sus ojos para depositar un beso en mi mejilla.
  • Eres un ángel – asiento.

Las cosas con Ale Ríos fueron duras al principio, pero supe trabajar con él, mi jefe es todo un desastre que no entiendo cómo puede llevar un puesto tan grande.

  • Tú y Rebecca son mi salvación – y valla que tiene razón.

Rebecca es su secretaria oficial y ella hace todo lo posible para que no caiga en el desastre y digamos que ella me enseñó a trabajar con él. Me capacito de maravilla para esto y se lo agradezco.

  • ¿Puedo irme a casa?- pregunto y el me mira fijamente.
  • ¿Algún problema? – niego - ¿Por qué quieres irte temprano?
  • Necesito hacer unas cosas de la universidad – miento - ¿Puedo jefe?

El hace que lo piensa y al final acepta con la condición que mañana tendré que ir al evento de carros con él y Rebecca.

  • Hecho – musito dejando las carpetas en su escritorio - ¿Algo más?
  • Si, el vestido tiene que ser azul rey – asiento – es todo alba, pasa buena noche.
  • Hasta mañana.

Al salir veo que Sol está escribiendo en su computadora y aun lado de ella está su jefe. El me da una mirada rápida que yo trato de evitar. Guardo las cosas necesarias a mi bolso y pago mi equipo de trabajo.

  • ¿te vas? – musita Sol ignorando a su jefe.
  • Sí, tengo cosas importantes que hacer – camino hacia ella para darle un corto beso en la mejilla – hasta mañana.

Me despido de ambos y avanzo hacia la salida.

 

(…)

 

Al bajar del taxi veo la pequeña pero linda casa de Damián. Le mentí a Ale que era por la universidad pero lo que en realidad quería hacer era hablar con mi novio y aclarar las cosas.

Toco la puerta principal y tarda en salir la madre de mi novio que me mira con asombro.

  • Cariño – me saluda – que sorpresa, pasa.
  • Hola, lamento llegar así sin avisar – contesto al entrar a la casa - ¿Esta Damián?
  • Si, está dormido pero ve a su habitación, sirve que vienen a cenar – me sonríe – me alegra que hallas venido, Damián ha estado un poco distraído.

Muerdo mi labio inferior y ella me hace una seña para ir hacia la habitación de mi novio. Dejo mi bolso en el sofá y avanzo hacia la habitación.

Estaba oscuro, así que saco mi celular para prender la linterna para guiarme hacia él. Su cuarto era un desastre y sonrió al verlo todo cobijado. Me acomodo a su lado y mi sonrisa se borra.

No tenía ni idea porque quería venir y disculparme cuando fue él.

  • Si quieres que las cosas entre nosotros no sean como las demás parejas, solo tienes que confiar en mi – susurro muy cerca de su oído – yo jamás te haría daño amor.

Sé que está despierto ya que de un momento a otro su respiración es un poco agitada.

  • Lo siento – lo escucho – soy un maldito celoso.

Asiento y alejo mi rostro para poder verlo. Realmente está arrepentido, puedo verlo es sus ojos.

  • Es normal eso – contesto – quisiera decirte que también soy celosa, pero no lo soy.




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