♥CAPÍTULO 33♥
♥Verdades♥
Parpadeo observándolo.
—No de la manera romántica ni nada, eres como una hermana para mí. Te amo en la manera en la que me importas y me duele que no hallas estado conmigo en los momento importantes de mi carrera, tú siempre me has apoyado y creído en mí —sus ojos están rojos— pero cuando no estuviste ahí me di cuenta que no era como creía. Tal vez yo te veía como mi hermana, como un sostén que puede respaldarme en los peores momentos aunque nada es lo que parece.
—Yo lo siento muchísimo.
—No lo sientes. Ni tienes porque sentirlo la vida es así naces solo, mueres solo. —empezó a jalar su cabello y a mover el pie de manera inquieta—. Creo que estoy teniendo un problema con el tabaco.
Hice un intento por abrazarlo pero él se alejó de manera arisca como si mi tacto quemara.
—Puedes dejarte de portar como un niño inmaduro, habla conmigo. Sé que no estuve en tus momentos más importantes pero aun puedo sostener tu mano para que sigas ahí, te apoyo —extendí mi mano.
—¿Por qué te quedaste tanto tiempo en Erie?
Pase saliva mirando a otro lado.
—¿Y? ¿Algo que decir? Porque yo no me creo, lo que le dijiste de tiempo para ti y la familia, a los demás puedes engañarlos pero un mentiroso conoce muy bien a otro mentiroso. Y yo querida Meg te conozco muy bien, más de lo que tú crees.
—¿A qué te refieres? —cuestiono acercándome a él.
—Fue por Paulo ¿cierto? Y ni te atrevas a decirme mentiras porque sé que tú y él estaban juntos, los vi una vez que salía de casa y los mejores amigos no se dan esa clase de cariños —levanta la ceja— ¿Fue por él?
—En parte sí, pero no todo.
Era el momento de decírselo.
Quería decirle a los chicos la verdad de porque me había quedado tanto tiempo en Erie, la verdad de mi situación. De cómo me sentía, ellos eran mi familia Daniel era el único que lo sabía, yo confió plenamente en ellos como para decirles algo tan delicado.
Antes de que me diera cuenta las lágrimas estaban saliendo por si solas de mí.
—Carajo, Meg discúlpame —toma mi mentón con una mano y con la otra seca mis lágrimas delicadamente—. Soy un estúpido, créeme que cuando me entere del matrimonio de Paulo le di una golpiza por haberse metido contigo.
—Fui abusada en Eire —susurro en voz baja.
—¿Qué?
—Me drogaron en la fiesta de año nuevo, se aprovecharon de mi Luc.
Empecé a sollozar en el pecho de mi mejor amigo, no me sentía muy bien al contar eso pero sentía un gran peso de encima liberado. Algunas veces me sentía avergonzada de contarlo, de haber pasado por eso pero luego yo misma me motivaba a seguir adelante con mis planes, con mis metas.
—¿Qué es lo que miras?
—Nada.
—Pues entonces sigue tu camino —intente ver quien era pero Luc me atrajo hacia él, por el pequeño espacio que había pude ver la figura de Chase y sus amigos entrar a la casa.— ¿Quieres ir a descansar?
—No —respondo sorbiendo de mi nariz—, le prometí a Jazz que estaría aquí para poyarla con sus padres.
—Bien, entonces esperemos dentro a los chicos. Espera —me toma del brazo—. Sana, sana. Colita de rana, sino sanas hoy sanaras mañana.
Seco mis lágrimas, me dio un beso en la frente y un fuerte abrazo.
—Te vez hermosa, no voy a decir palabra por ese vestido pero muchos chicos van a estar detrás de ti. —sonríe de una manera que muestra que no me mira como un bicho raro o algo delicado— Te adoro.
Hay veces cuando las personas te cuentan cosas que han pasado, algunas suelen ser difíciles y trágicas, nos hace ver que los que nos está pasando solo es un pequeño fragmento del gran problema que pasan muchas personas. No todos lo ven de esa manera, algunos te señal, juzgan, burlan o sienten lastima.
Es mucho mejor decir mira a esa gran persona que sale adelante a decir pobre hombre no tiene nada. Yo no quería que me vieran de esa manera, no quería que me vieran con lastima o pena. Solo quería fuerza y aliento para salir adelante.
—Shot —grita la rubia detrás de nosotros.
Habíamos venido a la barra que habían colocado para servir los tragos. Luc y yo hemos vuelto a ser los de antes y se lo agradezco, un pensamiento menos en mi cabeza.
Los tres chocamos los chupitos y hacemos un shot con sabor a gloria.
—Ya quiero que acabe esta fiesta de porquería. Ay… mira quienes están aquí —estira la i lo que muestra su ápice de ebriedad.— los karate kid master. Están en su casa chicos.
—¿Tu amiga está bien? —pregunta el rubio también conocido como Abdiel.
—Mientras luzca así de hermosa, no me importa si me dice señor Miyagi o Kung fu Panda.
Enzo no le quitaba la mirada a Jazz mientras ella hablaba con los invitados de sus padres, ya entendía porque quería que estuviera aquí, nos invitó para que sintiera un poco de su ambiente y molestar a sus padres ya que todos estábamos de gala excepto Luc y los chicos de las artes marciales sin mencionar que cualquier amigo de Jazz la “soporta” no veo la necesidad de su papá de siempre recalcar eso.