Capítulo 15

Lyn:

Si desean pueden escuchar este capítulo con Renegades - X Ambassadors para entrar en ambiente o sino pueden poner algo picante para las siguientes partes. ¡No prometo nada! Pero puede que en el proximo capítulo lo haya. No lo sé, crucen dedos.

Ver sonreír a Sabrina es alegrarte la vida, lose porque hoy he tenido un día de mierda y me siento mal por el hecho que mandé a volar a los chicos por una simple broma que hicieron era divertida solo que yo no lo encontré lo gracioso en esos momentos.

Aparte que mi periodo estaba presente, esto me incomoda mucho ya que para estos días es necesario usar unos calzones de abuelita que Renata compro para esos días.

Me es frustrante el no poder estar cómoda como se debe que tena que usas jeans ajustados para que la sangre no sea derramada o esparcida por mi culo llegando a mancharme toda. Y son en estos días en donde más pienso en sexo fue un error ver la película de 365 días y 50 sombras ya que cada vez que salía el potro la vagina me palpitaba, la necesidad de bajar mi mano era mucha.

—¿Desea más té, Princesa Lyn?

—Por su puerto — acepte — Gracias. — agradecí cuando Sabrina me sirvió más te algo que en realidad me sorprendí bastante al saber que ella si usa liquido de verdad, no como yo que si jugaba con las tasitas el te era de mentira.

Cogió una galleta de chispas de chocolate para darle una gran mordida acabándosela casi de un mordisco. Con suma elegancia limpio sus labios con la servilleta de papel rosada y se levantó a arrojarla a su pequeño sesto.

Estaba tan agradecida con el té por el motivo que me calmaba los calambres, punzadas y retorcijones de mi vientre.

Me levante para dejando sola a Brina por unos instantes para reparar a su hermana quien dormía apoyada en su estómago tranquilamente la bulla de afuera la arrullaba literalmente.

Los chicos salieron a comprar unas hamburguesas se asomaron para comunicarme que saldrían y que me comprarían una, me miraban con terror, pensaban antes de hablar para no tener otra ronda de malas palabras.

Fue un poco gracioso y a la vez me sentía mal no se merecían que les hablara de tal manera, no saben que me ha llegado Andrés este mes.

Por los días en que ejercía de niñera me cuidaba de rozarme con Daemon quien a veces venia al cuarto de su hermana a fijarse de lo que estábamos haciendo.

Buscaba una oportunidad para hacerme tragar mis palabras. No salía solo si era necesario la mayor parte del tiempo nos quedábamos en el gran cuarto, pero claro, con municiones para bastecernos ya sean galletas, agua, refrescos y más.

Lo bueno era que el escuadrón siempre venía a verme para checar.

Sabrina termino sus tareas desde ya hace una hora donde tuve que ayudarle con lo que eran letras y números; sumas, restas, multiplicación y a leer y hacerle dictados de algunas palabras para que supiera escribirlas y pronunciarlas.

Maddi no me daba tanto trabajo porque siempre dormía a menos que le hayas dado algún dulce se vuelve imperativa y es adicta al chocolate ¿Qué niño no le gusta el chocolate? Pues a Sabrina, pero le gusta en blanco y no el negro.

—Lyn — me llamo — ¿Me puedes hacer macarrones con queso? Tengo hambre.

—Claro, déjame levantar a tu hermana y vamos a hacerte los exquisitos macarrones — le sonreí.

—¡Sí!

Abrió la puerta se detuvo cuando se acordó que teníamos que bajar las tres.

Con cuidado lleve a la bebé a mis brazos para acurrucarla en mi pecho se removió un poco al sentir el contacto, pero no lloro como algunas veces. Al llegar a la planta baja corrió hacia la cocina y sentarse en un taburete grande para apoyar sus manitos.

La pequeña cunita de la bebé se encuentra a la mitad de la cocina trato de empujarla con los pies para apoyarla y así cocinar, se me hace difícil, pero logro hacerlo cuando aplico más fuerza.

Lavo mis manos para empezar con la cocina, Sabrina y yo tarareamos una canción la cual es Sirenita es su canción favorita y su película, bueno, es su segunda; ya que la primera película favorita es Enredados.

Eso me hace recordad ya que de pequeña la de pensamientos puros y castos; me decían Rapunzel por la melena rubia y los adornos que me ponía en la cabeza como flores y ganchos, aparte de decirme asesina de peces me decían Rapunzel, deja caer tu cabello y como en esos tiempos dormía en una litera jugaba de esa manera.

Buenos tiempos que recuerdo con mucho cariño.

—¡Llegamos! — el escuadrón se hace presente justo cuando ponía los fideos en la olla con el agua caliente.

—¡Hermanito! —exclamó Sabrina. Bajo con cuidado del taburete, corrió a sus brazos prácticamente lanzándose en los brazos de su hermano.

Envolvió sus bracitos en su cuello y le repartió besos en la cara.

—No sé porque te alegras si sabes que no me he ido a ninguna parte del estado, pero me agrada que me recibas de esa forma.

—Lyn está cocinando macarrones con queso.

—¿Así?

—Si, van a estar muy ricos.

—¿De verdad?

—Lo dudas — enarque una ceja mirándolo. Cruze mis brazos.

Su nuez subió y bajo cuando paso saliva bruscamente los chicos se blanquearon inmediatamente como si hubieran visto un fantasma.

—¿Dudas de mi experiencia en cocinar? — pregunte seria.

—No… Solo decía que… no era lo que… quería decir.

Tartamudeo. Sacudió la cabeza y se enfocó en su hermana.

—Sabrina, por qué no vas a ver la tele mientras que están tus macarrones ¿Te parece?

No muy convencida asintió y cuando bajo fue corriendo a la sala.

Ellos se fijaron que ella se sentara en el sofá para venir hacia mí y sentarse cada uno en el los banquillos.

Seguí con mi trabajo de hacer los macarrones con queso para Sabrina no les prestó atención girándome. Uno de ellos carraspea, pero sigo en el lavabo lavando el bol donde serviré los fideos. Saco la leche, mantequilla, el queso cheddar y parmesano del refrigerador. De los estantes saco lo que es maicena, mostaza, los pequeños saleros de sal y pimienta.