Los comienzos de Scarlett

Capitulo 17

En la habitación de aquel hotel una mujer se encontraba sentada con la espalda recostada en la cabecera de la cama, con la sábana cubriendo desde sus pecho hasta su regazo mientras un hombre le daba caricias sin percatarse de que su acompañante tenía su cuerpo junto al suyo pero su mente estaba en otro lado. Aquel hombre alzó la mirada para ver su rostro y por fin se dio cuenta de que estaba pensativa 

—¿Qué te pasa amor? —le preguntó mientras seguía acariciando su pierna —, ¿En que tanto piensas? 

—En mi madre —le dijo después de unos segundos que él pensó que no contestaría 

—¿Ahora que te hizo esa señora? —le cuestionó mientras besaba su pierna —, ¿Qué fue so tan grave? Para que no puedas disfrutar de nuestro encuentro 

Ella miró aquellos ojos y por un momento estuvo apunto de decirle pero se arrepintió. Algo dentro de ella se negaba a estar total y completamente en sus manos

—Nada, cosas sin importancia —le dijo con una sonrisa 

—Bien, si no fue nada —se coloco arriba de ella quedando en medio de sus muslos —. Disfrutemos de este momento 

Ella solo asintió con una sonrisa antes de que sus labios fueran presos por los de él en un beso cargado de pasión y deseo. Y así los dos se entregaron a lo que sentían 

[...]

Rebeca se mantenía picandi verduras para terminar de cocinar cuando el timbre empezó a sonar, tomó el trapo de cocina para secarse las manos e ir abrir la puerta, al hacerlo encontró a su prometido y a su hermana 

—Hola amor —, saludo Christian con un beso 

—Hola, adelante —se hizo a un lado para dejarlos pasar — ¿Desean algo de beber? 

—Así estamos bien cuñada, gracias

Rebeca camino hacia la cocina para terminar cuando decremento sintió una manos agarrar su cintura 

—Christian —exclamo con una sonrisa —, ¿Qué haces? Tu hermana puede vernos 

Le hizo saber mientras sentía sus besos por toda su cara 

—No me importa, que se entere que me tienes loco por ti—ella empezó a reír en eso apreció frente de ellos Ana 

—¡Oh, cuñada! —exclamó Rebeca avergonzada

—No te avergüences cuñada —sonrió —, me alegro que estés igual de enamorado que mi hermano ¿Y tu hija?

Preguntó observando por todos lados

—No ha llegado —soltó una suspiro —, a decir verdad no se donde esta en este momento

La tristeza cubrió su rostro y Christian la abrazo

—Ya no se que hacer para que me tenga confianza y hable conmigo

Solo sintió como su cuñada acariciaba su brazo como consuelo

—Tranquila dale tiempo, en el día menos pensado te necitara y te tendrá esa confianza. Ahora me tengo que ir —les hizo saliendo de la cocina

—Pero... ¿A dónde vas? ¿No te quedas a comer? —pregunto su hermano

—No, recordé que tengo otro compromiso —tomo su bolso con  ellos siguiéndole —, así que... disfruten su momento a solas y usted protección ¡O mejor no, quiero muchos sobrinos!

—¡Ana! —gritó Christian al ver a su prometida sonrojada —. Lo siento ella... es un poco alocada

Ella solo negó por que las palabras no le salían de la boca

—Aunque —rodio su cintura con  su brazo acercándola hacia él —, eso de tener hijos no me desagrada

—¿A no? —exclamo ella mientras acercaba su labios a los de él y rodeaba con sus brazos su cuello

—Ni un poco —le confirmo para acortar la distancia de sus bocas

Unidos sus labios en un beso cargado de deseo, el mismo que se tenían desde hace mucho provocando que se volviera más intenso. Christian movio sus labios hasta su mejilla para luego descender hasta su cuello. Rebeca sintió un espiral de sensaciones ante el contacto de sus labios en esa parte sensible del cuello, podía sentir sus pulso acelerado y sabía que él era consciente de ello. Tan sumergidos estaban en lo que cada uno le hacía sentir al otro que no escucharon la puerta abrirse así como tampoco cuando la puerta se cerró. Scarlett se le hizo raro no escuchar la voz de su madre o algún ruido de trastes moviéndose en la cocina, así que camino hasta hay para ver una escena que le confirmo sus sospechas causándole una rabia descomunal

—¿Interrumpió? —llamo la atención de los presentes alzando la voz para que la escucharan

—¡Scarlett! —exclamó Rebeca separándose de Christian —, llegaste

—Veo que no pierdes el tiempo —no pudo evitar decir para luego ver a Christian —, ya trajiste a tu amante a esta casa

—Scarlett que bueno que estas aquí —exclamó Christian para relajar el ambiente cambiando de tema —, así podemos comer los tres juntos

—No gracias, no tengo interés alguno de comer o hacer otra actividad contigo —le aclaro para luego ver a su madre  —, llámame cuando él ya se haya ido

Se dio la media vuelta dispuesta a salir de la cocina para ir a su habitación cuando la voz de su madre se alzó, y las palabras que salieron de su boca la dejaron estática

—Él no se irá, hace días quería volar contigo sobre esto

—¿Sobre qué? —volteó a verla

—Estoy comprometida con Christian

—¿Qué? —susurró incrédula

No podía ser, su madre no podía casarse con él. Ella no podía hacerle eso a su padre. Pensó Scarlett mientras negaba

—Dime que es mentira —le suplico a su madre —, dime que escuche mal y no dijiste eso

—Creo que oíste bien —la miró —, me voy a casar con Christian

—¡No! Esto no es posible —exclamo indignada —, ¡Tu no te puedes casar con él! ¡No lo harás, no te lo permitiré¡

—No te estoy pidiendo permiso —le hizo saber —, te sirvió avisando. Y te guste o no Christian formará parte de esta familia

—¿Familia? —pregunto con una risa falsa —, ¿Qué familia? Si tu te encargaste de destruirla. Puedes casarte, puedes hacer lo que se te de la gana. Pero no cuentes conmigo, por que tu para mi estas muerta. ¡Me oíste, muerta!

—Scarlett, no le hables así a tu madre —la reprendió Christian

—¡Tu no tienes ninguna derecho sobre mi¡ —le hizo saber a gritos —, así que no puedes venir a decir lo que puedo o no hacer. ¡Tu eres solamente un extraño que ha venido a arruinarme la vida!




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