Los Errores Que Cometimos (y como los arreglamos)

16

FLETCHER

Bianca dijo que su familia era amigable pero me están examinando de arriba hacia abajo.

Con cara de enojo.

Genial.

— ¿Entonces solo estudiarán? —Brandon, su hermano, me pregunta.

A diferencia de Bianca, él tiene el cabello rubio. Es de ojos azules y nadie adivinaría que son hermanos únicamente por su apariencia física. Su hermana menor tiene un poco de parecido con ella pero su cabello no es tan anaranjado, es más marrón. Sus padres son de cabello rubio pero sí tienen pecas como las de Bianca, en especial su madre.

—Sí —Bianca se encoje de hombros—, dejaré la puerta abierta si quieren.

Su padre asiente. —Bien, tenemos que seguir con lo nuestro —ambos llevan overoles azules y unos guantes.

Brandon le dice a su hermana: —Hay pollo frito, si tienen hambre.

Bianca me mira y me pregunta si quiero comer, supongo que si digo que no estaría rechazando la comida de su hermano. Si digo que sí sería como abusar de la confianza. Me quedo en silencio.

—Yo tengo hambre —afirma.

Asiento. —Bien, gracias, sí… comamos.

La casa de Bianca es más pequeña que la mía, la sala de estar es más pequeña que mi habitación. Solo caben dos sofás y un mueble de madera que sostiene una televisión de pantalla plana más pequeña que la nuestra. La cocina y el comedor están juntos, hay una mesa donde las sillas quedan demasiado cerca y casi no queda mucho espacio para caminar sin toparse con alguna esquina.

Nunca consideré que mi familia fuera rica, no lo somos, pero sin duda mis padres tienen más dinero que su familia. Ahora entiendo porque me llamaba niño mimado.

Bianca coloca en un plato una pierna de pollo frita y unas papas fritas cortadas en tiras largas, me lo entrega y me pregunta si quiero agua o jugo de mandarina.

—Agua está bien —sonrío.

Ella se sirve también y se sienta en la mesa para comenzar a comer. Su hermana camina y se sienta del otro lado, levanta la mirada y me mira con los ojos entrecerrados. En realidad si se parece un poco a Bianca.

— ¿Cómo conoces a mi hermana?

Tomo una papa con la mano. —De la escuela.

Bianca le dice: —Rose vete, no molestes.

Ella no le hace caso. — ¿Por qué estás aquí? ¿Te está ayudando con alguna tarea o algo?

Niego. —Me cae bien tu hermana, quiero pasar tiempo con ella.

Bianca me mira de reojo pero no dice nada, su hermana se cruza de brazos. —No te creo.

—Tiene tu personalidad —le digo a Bianca—, de verdad, me cae bien —le digo a Rose.

Ella inclina el rostro. —Espero sea verdad.

—Rose —Bianca se limpia las manos—, por favor, ve a hacer algo. Déjalo comer.

—No me molesta —tengo que ganarme a su familia, así ellos estarán alegres de verme y le pedirán que me invite más seguido.

Bianca suspira, Rose sonríe. —Entonces, ¿Cómo era que te llamabas?

—Fletcher Moore —extiendo mi mano, la que no estaba usando para comer, y ella la estrecha.

—Bien, basta Rose —le dice su hermana—. Déjanos comer luego tenemos que estudiar.

Ella rueda los ojos. —Como sea, un placer conocerte Fletcher Moore.

Sale de su silla y se aleja dejando escuchar sus pies mientras sube por las escaleras de madera. Bianca mastica en silencio y yo la miro mientras comemos.

—Tu hermana me cae bien —le digo ahora a ella. Lo mismo le dije a Rose.

Sonríe. —Es una buena chica pero es muy curiosa.

¿Por qué me cuesta tanto hablar con Bianca? Normalmente las chicas son las que hablan sin parar, se acercan a mí y me besan por varios minutos. Bianca no se ve nada interesada en mis labios.

—Oye, ¿Tienes novio? —le pregunto.

Ella me mira y sonríe. —No.

Lo suponía pero tenía que preguntar. — ¿Por qué?

Se levanta para tomar otra servilleta de papel —Porque no quiero. No tengo tiempo para un novio.

—Eres joven —le recuerdo.

Vuelve a sentarse. —Por eso. Tengo que aprovechar mi tiempo, tengo que graduarme e ir a la universidad.

Asiento. —Pero puedes tener novio, no es como si las personas que van a la universidad no tienen novios.

—No quiero tener novio —responde con voz firme—. Me gusta estar sola, me gusta hacer lo que hago. No quiero salir con nadie ahora, tal vez hasta que termine la universidad.

No me gusta que esté tan decidida a no salir con nadie. —Pero…

—No —me corta—, y bueno, ¿Tú tienes novia?

Niego con la cabeza. —No, no tengo.

Sonríe. —Realmente pensaba que Harriet era tu novia. Ustedes son tan… no sé, como que todo el tiempo están juntos.

—Sí pero es porque nos conocemos desde hace años, desde siempre.

Mira su comida. —Debe ser bonito tener a alguien así, ¿No? Que siempre se conocen y son amigos.

—Lo es —no quiero hablar de Harriet, quiero hablar de ella.

Bianca suspira. —Apresúrate a comer, tengo horarios para todo y no me gusta interrumpirlos. Si quieres, sino puedes irte.

Me hace sonreír. — ¿Siempre eres dulce con todos tus invitados?

—No tengo invitados —pasa la mano por su cabello—. Eres el primero y con suerte, el último.

Seguimos comiendo y cuando terminamos, la ayudo a lavar los platos.

Luego de eso ella me pide que espere un poco y me deja subir para que comencemos a estudiar. No me emociona la idea de seguir con cosas de la escuela después de la escuela pero al menos estaré cerca de Bianca.

Bianca me estresa un poco, no entiendo como no le puedo gustar aunque sea un poco. Por lo menos habla conmigo y por lo menos me dejó venir a su casa pero no creo que esté sintiendo lo mismo que yo estoy sintiendo por ella.

Estoy confundido porque nunca antes me ha gustado alguien de esta forma, nunca me había preocupado causar un buena impresión o tener el deseo de seguir viéndola. Las chicas en mi vida eran temporales y ya, y si me aburría me movía a la siguiente.




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