Los Errores Que Cometimos (y como los arreglamos)

36

 

HARRIET

— ¿Puedo hablar con usted, señor Merl? —le pregunto luego que la clase de filosofía haya terminado y todos han salido.

El señor Merl asiente. —Dígame señorita Bona, ¿Qué necesita?

—Creo que tengo la respuesta —le digo y él frunce el ceño—. Sobre lo bueno y lo correcto.

—Dígame, la escucho —se sienta sobre el escritorio.

Yo volteo hacia la puerta. —Le contaré una historia antes, es corta —asiente dos veces—, yo conozco a Fletcher Moore desde siempre, él nació dos meses antes y cuando yo salí del hospital su mamá llegó a mi casa y tenemos una foto siendo básicamente recién nacidos —le explico—. Él y yo crecimos juntos y éramos mejores amigos, pero a los quince a mí me comenzó a gustar.

—Entiendo —dice para que continúe.

Tomo aire. —Pues me gustaba mucho y creo que solo me enamoré, en realidad, estoy segura que lo amé. Él tal vez no será el mejor alumno pero es una buena persona en realidad, y es divertido y yo siempre era feliz con él.

Rasca su barbilla. —Suena a que realmente le gustaba.

—Si —suspiro—. Y se lo iba a decir después de graduarnos pero ahora él tiene novia.

— ¿Por qué no se lo dijo antes? —me pregunta.

Veo hacia la ventana. —Porque nuestras familias asumen que no sentimos nada por nadie, que solo somos como hermanos y sería raro lidiar con sus reacciones —lo volteo a ver—. Una vez pensaron que estaba con su hermano mayor, Elthon e hicieron un drama.

—Recuerdo a Elthon Moore, un chico muy inteligente —afirma.

Sacudo mi mano. —El punto es que Fletcher me besó en la fiesta de cumpleaños de mamá —no creo que le paguen lo suficiente para escuchar dramas adolescentes pero aquí estamos—. Y no puedo decir que no me gustó pero me siento mal y a eso quería llegar.

Ajusta sus gafas. —La escucho.

Respiro. —Lo bueno para mi es que ahora Fletcher está sintiendo algo por mí, creo que está confundido y finalmente me besó —le digo sonrojándome—. Pero lo correcto es no hacerlo de nuevo porque tiene novia, ¿No lo cree?

—Interesante —dice—. ¿Crees que eso es lo correcto?

— ¿No lo es? —pregunto confundida.

—No digo que no esté correcto que haya decidido besar al señor Moore hasta que termine su relación con su novia pero, ¿Eso es realmente lo correcto?

—No entiendo —admito.

Levanta un dedo. — ¿No hay una falta de confianza que se ha roto?

—Pues… —pienso en Bianca, en esa tonta chica—, supongo que sí. Él es su novio.

—Entonces, ¿Por qué es usted quien piensa en lo que es correcto cuando es el señor Moore quien traicionó la confianza de alguien más?

Me señalo. —Pero yo también lo besé.

— ¿Está usted en una relación, señorita Bona? —hablar de esto es tan raro pero como es el señor Merl no lo es tanto.

Lamo mis labios. —No… yo no.

— ¿Usted engañó a alguien con ese beso? —me cuestiona.

Sacudo la cabeza como respuesta.

—Se lo pondré de esta forma —se quita las gafas, cuando hace eso es porque está a punto de hablar más profundo—. Si hoy alguien entra a este salón, coloca una pistola frente a mí y me pide mi computadora. ¿Es mi culpa?

Levanto las cejas. — ¿Qué le roben? No, no lo es.

—Entonces —dice—, digamos que esa computadora era de usted pero se la entregué porque quería salvar mi vida, ¿Fui egoísta?

Niego. —No, digo… al menos se salvó.

Asiente. —Bien, ahora —levanta un dedo—, si usted fue besada por el señor Moore debemos resolver algo primero, ¿Él sabía sobre sus sentimientos?

Asiento. —Se lo dije y me rechazó.

Sigue moviendo las manos. —Entonces el señor Moore se acercó a besarla sabiendo sus sentimientos, ¿Acaso fue usted egoísta por no rechazarlo?

—Pero señor Merl, yo sabía que él tenía novia.

—Y yo sabía que esa era su computadora pero reaccioné por instinto —afirma—, señorita Bona, lo correcto y lo bueno es subjetivo. En esta situación yo pude negarme y quedar como un héroe o un tonto pues era simplemente una computadora.

— ¿Entonces me está diciendo que vuelva a besar a Fletcher?

Se ríe. —No, señorita Bona, un maestro jamás diría algo así —sonríe—, digo que usted no hizo nada incorrecto por dejarse sentir y no hizo nada malo por enamorarse —señala hacia el pasillo—, creo que es el señor Moore quien tiene que hacer lo que es correcto y no lo bueno para él. En su caso, Bona, usted ahora tiene que tomar la siguiente decisión y puede ser buena o correcta, pero tómela.

—Es raro —admito—, no sé pero entiendo lo que quiere decir a pesar que no puedo entenderlo. Pero lo hago.

Asiente. —Bienvenida al mundo de la filosofía, pensar no es tan sencillo, ¿no?

Niego. —Para nada, pero muchas gracias.

Ahora tengo que tomar la siguiente decisión.   

 

— ¿Lo besaste? —Park casi escupe su mandarina.

Niego. —Él me besó primero.

Fred se hace hacia atrás en su silla. —Rayos, Harriet. Tu vida es como una de esas telenovelas matutinas.

—Lo sé. —yo también tengo mandarina y comienzo a quitarle la cascara.

Fred se aclara la garganta. — ¿Y ahora qué? ¿Quieres besarlo de nuevo? —me pregunta.

Niego. —No sé, digo… tal vez.

Park está comiendo manzana y le da una mordida. —Pero entonces, ¿Ya no está con la otra chica?

—Aún está con Bianca —les digo—, en realidad ayer estuvieron paseando de la mano por toda la escuela.

— ¿Y porque no le dices? —Albert sugiere.

Volteo a verlo. — ¿Decirle qué a quién?

Él se lleva un gajo de mandarina a la boca. —A la chica, dile que Fletcher te besó.

—No puedo hacer eso —le digo.

Fred coloca un codo sobre la mesa y me señala. —No lo hagas aún, si quieres venganza úsalo a tu favor.

Sonrío. —Pues antes quería venganza pero ahora ya no —hago una mueca—, creo que aun siento cosas por Fletcher pero poco a poco me he dado cuenta que tal vez, no era lo que yo pensaba.




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