Los Finales Felices No Existen.

Capítulo 1.

No es que me quiera ir, es que ya no se estar aquí. Limpiaba la sangre de mi lavamanos mientras escuchaba música. Soy una cobarde porque no puedo con la presión que me puso la vida delante. Será porque pienso en mi padre, porque si el estuviera aquí no quisiera que yo haga lo que siempre hago.

Cuando ya he terminado de limpiar, salgo a mi cuarto y subo más el volumen de la música mientras hago la tarea de la escuela. Yo no participo en las clases pero pretendo hacer bien mis clases porque solo falta un mes y me gradúo de la escuela, solo lo hago para poder ser libre, también en ese mismo mes cumplo los dieciocho años y podre irme de esta maldita casa, si se le puede acaso llamar casa.

He estado planeando durante tres meses como me voy de esta casa, ya compré mi boleto de avión, en un mes seré mayor de edad y no necesitare permiso de mi madre para poder viajar fuera del país, si me voy no será una desaparición, sino solo lo pondrán como un capricho de una adolescente. La persona que se hace llamar mi madre: Eliza, no tiene la mínima idea de que cuando mi padre murió me dejo una parte de su herencia y eso es muchísimo dinero. He aquí mi historia de cómo termine viviendo sola con mi padre y luego con mi madre, otra vez:

Cuando yo tenía cinco años mi padre me llevaba de viaje con él, a visitar el país que yo quisiera, mientras mi madre se quedaba manejando la empresa. Era algo así como tiempo entre padre e hija.

En un viaje yo me puse enferma y después de que me mejore y puede viajar decidimos llegar antes de nuestras minivacaciones y darle una sorpresa a mi madre.

Cuando llegamos yo subí corriendo las escaleras mientras papa entraba las maletas. Llegue al segundo piso y me dirigí al cuarto de mama y papa, la puerta estaba medio abierta y entre con cuidado pensando que mama estaba durmiendo y darle un susto, cuando entre vi a un hombre arriba de mi madre y me asuste pensando que la estaba lastimando, baje corriendo la escaleras sin hacer mucho ruido y busque a papa y le conté que había un hombre lastimando a mi mami.

Mi papa desde siempre me enseño el número de emergencias y entonces llame a la policía, cuando estaba llamando a la policía escuche a papa discutiendo con mama. La policía dijo que llegaría en veinte minutos y subí a buscar a papa.

Cuando llegue mama estaba en una bata y el hombre que le estaba haciendo daño en bóxer, cuando papa me vio estaba llorando, no me gustaba verlo llorar. Corrí a sus brazos y el bajo conmigo. La policía llego y papa les pidió disculpas y les dijo que era una equivocación yo no entendía, el hombre malo estaba arriba con mama y los policías se estaban yendo. Papa entro en la casa y cogió sus maletas y mis maletas junto con mi mochilita y nos fuimos en su auto mientras mama estaba llorando y pidiendo que no me llevara.

Un mes después papa me dijo que mama lo engaño y que él tenía mi custodia que el único acuerdo sería que si el muere yo me iba con ella. Pasaron cuatro años y no volví a ver a mama. Papa y yo seguíamos con nuestra tradición de minivacaciones y éramos muy felices.

Hasta que un día una policía me fue a buscar a la escuela.

-Maya cielito te busca una persona- me dijo mi maestra ese día. Yo estaba coloreando con una amiga mía, Karen se llamaba y yo dibujaba un doctor y ella un vestido porque quería ser diseñadora de modas.

-Si maestra- le conteste.

Cuando salí estaba muy feliz porque era una niña que nunca se le borraba la sonrisa, hasta ese día. Me llevo a parte y me dijo lo peor de mi vida, la frase que acabo con mi vida: “tu papa murió en un accidente de auto”. Lo recuerdo como si fuera ayer ese día, trece de septiembre todo cambio, mi vida, mi forma de ser, todo. Dos días después estaba en la casa de mi madre, la mujer que no vi por cuatro años ahora la vería hasta los dieciocho. Pero esa mujer ya no era la madre de hace cuatro años, no, esta era diferente, pero para mal.

Así que solo un mes más en esta casa y me iría lejos de este país, mi padre le dijo al abogado que una parte del dinero que él tenía me lo pusieran en una cuenta y que a los dieciocho yo lo podía sacar con una carta que el escribió en caso de que le ocurriera algo y esa carta me la dio el abogado de mi padre y  decía que a los dieciocho años una parte de su fortuna era mía, él puso su firma y con eso bastaba, tenía cien millones de pesos en una cuenta, pero eso no era todo su dinero, mi padre era un billonario todo su otro dinero se lo dejo a su socio para que mantenga la empresa en pie, hoy en día es una de las más importante del mundo.

La carta también me permitía sacar de diez mil pesos para abajo antes de los dieciocho en caso de que necesitara dinero y me hizo una tarjeta y así fue como compre el boleto de avión y las otras cosas que necesitaba. Gracias a mi padre hoy puedo salir de aquí, de esta cárcel, de este infierno todo eso sin el estar aquí. Mi padre dejo una cosa muy bien clara en la carta: mi madre no se podía enterar de ese dinero ni de que podía sacar dinero de la cuenta de mi padre. Así que el abogado tuvo que hacer el papeleo aparte sin mi supuesta madre y ella solo firmo mi custodia y nada más y a los quince años el abogado me solicito a mi sola para hablar sobre el dinero.

El abogado de mi padre se volvió como mi segundo padre al igual que su socio. Siempre voy a la empresa cuando estoy aburrida y me reciben como si fuera una hija de todos, ese es el único lugar que considero hogar. Pronto me iré lejos, muy lejos de aquí y empezare desde cero.

Terminé mi tarea y vi el reloj eran las 9:00 p.m. y me puse mi pijama: un short y una blusa negra, me dirigí a mi cama, me acosté y me dormí al instante, llorar me cansaba.

Y solo espere.

No es que me quiera ir, es que ya no se estar aquí. Limpiaba la sangre de mi lavamanos mientras escuchaba música. Soy una cobarde porque no puedo con la presión que me puso la vida delante. Será porque pienso en mi padre, porque si el estuviera aquí no quisiera que yo haga lo que siempre hago.




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