Los Mensajes de Dios - Simbología

Piedras Vivas

Dios siempre ha querido morar entre su pueblo desde tiempos antiguos, un claro ejemplo que vemos en el Tabernáculo que Él mismo le ordeno a Moisés que erigiera (Éxodo 25:8), con el fin de estar en medio de su pueblo para recibir adoración y alabanza en señal de gratitud por todas las maravillas que Él hizo por la nación de Israel; aunque en varias ocasiones esto se vio estropeado por la desobediencia e idolatría del pueblo, Dios una y otra vez los llamo a la reconciliación y a la comunión. 
Como ya todos sabemos, Dios jamás le dio migajas a su pueblo como para que este si se lo haga a Él, y fueron muy pocos los que pudieron reconocer o identificar el favor y la misericordia de Dios como para querer estar en comunión con Él y agradecerle por todo, algo que vemos reflejado en los apóstoles, cuando estos decidieron seguir a Jesús y fueron testigos de muchos prodigios en los que Jesús demostraba el inmenso amor que sentía por las almas y por todos los que buscaban agradar a Dios en su servicio, cosa que Jesús jamás paso por alto, ya que también estuvo atento a la entrega y devoción que sus discípulos demostraron en todo lo que Él les encomendó incluso antes de su crucifixión, porque luego de que Jesús ascendiera a los cielos, dicha devoción aumento en gran manera tras la venida del Espíritu Santo en Pentecostés. 
Jesús siendo el Rey de reyes y Señor de señores, nos relata que Él ni siquiera tenía una cama en el cual pudiera reposar su cabeza (Mateo 8:20), ya que muchos lo rechazaban y algunos pretendían matarle, siendo una muestra más de la separación que había entre Dios y el hombre. Los apóstoles a excepción de Judas Iscariote, fueron los primeros que dispusieron sus corazones al servicio de Jesús, lo cual demostraron hasta el último día de sus vidas. Esto significa que Jesús encontró a hombres que, a pesar de sus errores, decidieron obedecer a Dios y vivir correctamente, lo mismo que Dios hizo en Sodoma y Gomorra donde solo encontró a una familia justa que en medio de un mundo perverso atendieron al llamado que Dios les hizo y así salvar sus vidas. Los apóstoles atendieron a las palabras de Jesús y le siguieron de tal manera que no solo salvaron sus almas, sino que también ayudaron a otros a seguir a Jesús para que también estos fueran salvos. 
Por lo tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. 
Mateo 28:19 NTV 


La maravillosa obra que Jesús había hecho en el corazón todos aquellos que creyeron en sus palabras, fue algo que el corazón del hombre no entendía y sigue sin entender, ya que Jesús tomo lo que para muchos era despreciable y lo convirtió en algo invaluable para la gloria de Dios. Este fue el gran dilema de los fariseos y escribas del pueblo, al ver como Jesús se acercaba a los pecadores y en un instante estos cambiaban de vida y eran sanados por Dios a través del arrepentimiento; un cambio de esta magnitud es imposible que lo haya hecho una persona común y corriente, sin duda alguna debía existir una intervención divina. Se sabe que la mayoría de los que seguían a Jesús, eran personas de bajos recursos entre los cuales se encontraban pastores de ovejas, viudas, pescadores e incluso personas con muchos recursos pero que contaban con una pésima reputación, como lo eran los publicanos; 
Dios escogió lo despreciado por el mundo —lo que se considera como nada —y lo usó para convertir en nada lo que el mundo considera importante. 
1 Corintios 1:28 NTV 


Está muy claro que el pensamiento humano se había corrompido por la maldad, por la iniquidad y por la falta de misericordia, lo cual alejo al hombre de la verdadera comunión con Dios, por lo tanto, los corazones agradecidos y bondadosos, se convirtieron en corazones de piedra que son incapaces de sentir la presencia de Dios. Aunque la mayoría lo rechazo, siempre hubo un pequeño grupo que le siguió con todo el corazón a un punto que lo dejaron todo por el Señor y es por esta razón que Dios les reservo un lugar muy especial en los cielos a los doce apóstoles; 
La muralla de la ciudad estaba fundada sobre doce piedras, las cuales llevaban escritos los nombres de los doce apóstoles del Cordero. 
Apocalipsis 21:14 NTV 


En los nombres de los doce apóstoles se entiende que el de Judas Iscariote fue reemplazado por el apóstol Pablo y no por el de Matías, ya que este último fue elegido por sorteo y no por Jesús; pero el punto aquí es que los apóstoles apreciaron todo lo que Jesús les dijo y jamás desistieron por más complicado que se pusieran las cosas, y es lo mismo que el Señor le dice a la iglesia en Filadelfia (La iglesia perseverante); 
Yo vengo pronto. Aférrate a lo que tienes, para que nadie te quite tu corona. 
Apocalipsis 3:11 NTV 


Jesús nunca dejo a la iglesia con las manos vacías, porque desde la iglesia en la antigüedad, da testimonio de que el Señor jamás los abandono, y que además les dejo uno de los mayores obsequios que el hombre podría haber recibido, y es la “Palabra firme y verdadera de Dios”, que es el arma más efectiva para defenderse de las artimañas del enemigo, y de esta manera perseverar en la verdad.  
La corona de la cual el Señor hace mención, es una clara referencia a las coronas de laurel que usaban en la antigua Roma, la cual simbolizaba victoria y gloria, la misma que Dios nos ha dado al adoptarnos como sus hijos, ya que ahora pertenecemos a un linaje real, santo y eterno al servicio del Altísimo. Así como el apóstol Pablo comparaba la perseverancia de la iglesia con las competencias romanas, el Señor alienta a su iglesia a seguir por el camino angosto (Mateo 7:14), a pesar de que la iglesia en Filadelfia tenía pocas fuerzas, estas le bastaban para llegar a la meta final, porque no importa la condición y la imagen que la iglesia muestra ante Dios, sino la dedicación y el amor con la cual se lucha para agradarle a Dios; 
No, amados hermanos, no lo he logrado, pero me concentro sólo en esto: olvido el pasado y fijo la mirada en lo que tengo por delante, y así avanzo hasta llegar al final de la carrera para recibir el premio celestial al cual Dios nos llama por medio de Cristo Jesús. 
Filipenses 3:13-14 NTV 



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En el texto hay: estudios biblicos e históricos

Editado: 23.12.2020

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